Capítulo 4

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Londres 1801 Bristol House

Los primeros en llegar fueron los duques de Montrose, ayudé a mi esposa a levantarse sigue con sus piernas hinchadas, debíamos recibirlos como lo dictaba el protocolo, a lord Grant no lo veía hace unos cuatro años. El segundo mayordomo en compañía con una de las institutrices que contraté para ayudar a la marquesa se encargó de dar instrucción en la manipulación de los baúles y llevarlos a las habitaciones asignadas, también se debían atender los caballos, el personal de servicio que llegó en la comitiva de los duques, ellos serían llevados al área de los empleados.

—Su señoría —Gagnon ingresó solemne—. Los duques de Montrose y sus hijos —abrió las puertas de la sala principal—. Su excelencia —se giró hacia nosotros—. Lord y lady Grant —el duque ingresó, estábamos cerca de la puerta, Thomas de la mano de Jasmine, una vez crucé mirada con mi amigo supe que toda esta parafernalia lo había incomodado.

—¡Lord Hamilton!, ilustre marqués de Bristol, deja estas... atenciones para las reuniones de las cámaras de lores o esas solemnes reuniones frías de Londres —mi esposa sonrió, el escocés se cruzó de brazos—. Será que uno de mis grandes amigos al cual no veo hace cuatro años puede saludar como es debido y deja esta payasada —Ludovic es uno de los más alto de todos, eso no significa que yo no tenga buena estatura, después de un corto silencio soltamos una carcajada y el protocolo quedó desechado. Nos abrazamos—. Esta tontería me las vas a pagar. ¿Desde cuándo en nuestras casas mantenemos tales recibimientos?, ¿tu casa es mi casa lo recuerdas?

—Para nada, es solo que ahora eres tan ocupado que necesitaba molestarte un rato —en ese momento ingresó Madison y mi esposa extendió los brazos. Tenían diez años sin verse.

—¡Qué alegría verte! —le dijo la marquesa.

—Mira cómo te ves de linda —volvieron a abrazarse.

—Te presento a mi hijo Thomas Hamilton futuro marques de Bristol —mi hijo saludó como lo dicta la sociedad.

—Los míos son cuatro —el duque llamó uno a uno a sus hijos—. A Cedric y a Bethany ya los conocías —los adolescentes ingresaron y protocolariamente se presentaron, el heredero al ducado ya es todo un hombre, un joven de dieciséis años, saludaron y se hicieron a un lado, Madison salió de la sala e ingresó con una bebé de un año y medio, caminando con ella de la mano caminaba un... — Te presento a mi hijo Iain Grant, la pequeña es Iona Grant —el chico se acercó, realizó la venia reglamentaria ante la marquesa, luego me saludó.

—Lord Bristol, un placer conocer a los grandes amigos de mis padres —le respondí el saludo como acordaba, mi hijo fue el que nos salvó de un aprieto a sus padres.

—Soy Thomas Hamilton —su sonrisa alivió la tensión que se había generado en los duques a la espera de nuestro trato y los marqueses porque nos quedamos perplejos ante el tercer hijo de mi amigo. Era un enano, en la nobleza inglesa son repudiados, miré a mi amigo, es admirable lo que está haciendo.

—Es un privilegio ser tu amigo —fui consciente que Madison se limpiaba con disimulo las lágrimas y mi esposa le tomaba la mano.

Los nobles que no regalan a un hijo en esas condiciones los obligan a permanecer encerrados por vergüenza y para mantener las apariencias, el duque de Montrose no solo lo mostraba, lo presentaba con orgullo. Muchas personas lo ven como un hombre serio, frío y sus actos pueden catalogarse como despiadados, pero los que conocemos a Ludovic sabemos que no haría esto de no sentirse agradado con el tema.

Thomas condujo a Iain a un lado de la sala, los hijos mayores aludieron estar cansados y se retiraron a sus aposentos. Las damas se sentaron y más por Jasmine que debe mantenerse sentada por su avanzado embarazo, ya salió de cuentas y en cualquier momento llegan nuestros hijos. Según el médico sospecha que son dos.

Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora