La fuerza es sinónimo de poder, pero solo la sabiduría puede superarlo, ambos aspectos juntos pueden hacer de un oponente alguien formidable.
Más te vale tenerlo de tu lado, ya que no querrás tenerlo de enemigo.
Está historia es irreal y ficticia, los personajes célebres son pobres imitaciones y debido a su contenido nadie lo debe ver.. - - - - -
Las montañas y el bosque son de los lugares que más tranquilidad y paz puede brindarle a una persona. Muchos deciden mudarse a esos lugares cuando ya no quieren sentir el estrés de la ciudad o cuando se retiran de sus trabajos.
Un hombre caminaba con tranquilidad por los huertos de sus cosechas a unos metros de su casa. Con un báculo de madera revisaba las hortalizas y coles para ver si no tenían algúnas plaga no deseado que pudiera arruinar la cosecha que tanto tiempo y esfuerzo le ha dedicado.
El es Kenshin Himura. Es un hombre de complexión delgada y pequeña en estatura, con un rostro juvenil. cabello largo de color rojo, atado con una cola de caballo y una gruesa cicatriz en forma de cruz en la mejilla izquierda.
Kenshin tiene un pelo largo, grueso y abundante de color rojo intenso. Además de su cola de caballo, posee unos mechones de cabello que caen por su rostro. Sus ojos son un tanto inusuales, al ser un color violeta oscuro. Su cicatriz en realidad consta de dos cicatrices transversales separadas; uno a lo largo de la cara en diagonal al ángulo externo del ojo izquierdo hasta justo por encima de la barbilla y una cicatriz ligeramente más corta en diagonal, que atraviesa a la anterior de manera casi perpendicular.
La vestimenta de Kenshin consiste en un desgastado kimono para hombres de color rojo suave, en ocasiones suele ser un rojo más oscuro, morado o azul oscuro. También lleva un hakama de color blanco. Su sakabatō lo lleva siempre en su saya enganchado por su obi.
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Con un leve tarareo sonaba una tranquila melodía y el canto de las aves resonando por la zona daba una sensación de tranquilidad que mucho citadinos desearian poder presenciar.
Pero el crujir de unas rama dio a entender al hombre que no estaba solo. El ambiente de repente se puso tenso y un silencio invadió el lugar, el tiempo pareció detenerse y las aves cesaron su canto silenciando por completo el lugar.
Unos ojos observaban al hombre con fiereza, como un depredador observa a su presa, su respiración era leve pero se sentía que forzaba su respiración para hacer el mínimo ruido posible. hasta que de pronto una silueta salió de la maleza y se dirigió hacia el hombre con intenciones ostiles.
- ¡AAAAHHH! — un grito fue la señal del ataque que estaba a punto de conectar con el hombre y de un salto dirigiéndose a el.
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