Capítulo 24.

947 136 99
                                    

Las mañanas eran cada vez más frías y era posible sentir la época navideña en el ambiente desde los primeros días de diciembre. Además, los estudiantes de Yeonkkot estaban emocionados por el receso académico que pronto les darían para relajarse y disfrutar de aquellas fechas especiales sin tener que pensar en la escuela.

—¿Dónde pasarás el veinticuatro este año? —Le preguntó Seung Min a Ji Sung mientras caminaban hacia su salón de clases.

—Mi papá quiere que vayamos a ver a mis abuelos, así que estaré fuera de la ciudad —contestó con simpleza—. ¿Y tú?

—Hyun Jin quiere que mi madre y yo cenemos con su familia.

—Oh, eso suena un poco aterrador, pero interesante al mismo tiempo —le dio un codazo en plan amistoso.

—¡Lo sé! —Rio un poco, acomodando sus anteojos, mismos que logró reparar con el dinero que cierto pelirrojo le había entregado varias semanas atrás—. Estoy nervioso, pero también estoy emocionado, no sé cómo explicarlo —soltó un suspiro—. Mi mamá ya aceptó la invitación, es imposible retroceder ahora.

—Estoy seguro de que será una Navidad agradable.

Seung Min fue al penthouse de Hyun Jin esa misma tarde, después de clases, y lo que comenzó como una simple sesión de estudio en la habitación del más alto tardó apenas unos minutos en pasar a ser una sesión de besos. El pelinegro estaba acostado en la cama del castaño, con el cuerpo del mismo encima de él. Sus libros iban quedando en el olvido mientras ellos compartían muestras de cariño y se entregaban cada vez más a la agradable sensación de estar juntos.

Fue hasta que la mano derecha de Hyun Jin intentó colarse por debajo de la camisa del uniforme de Seung Min que el pelinegro reaccionó de manera súbita.

—¡Espera! —Sostuvo la muñeca de Hyun Jin para poder apartar su mano al sentirla tener contacto directo con su piel—. E-es que... Yo...

—¿Quieres que me detenga? —Cuestionó el castaño, mirando al más bajo con una sonrisa comprensiva y amable.

—Ah... Sí... —Murmuró un tanto apenado—. Lo siento, yo...

—Aún no estás listo —le hizo el favor de terminar aquella oración para que dejara de trabarse con lo que era evidente—. Y eso está bien, pienso que no debemos darnos prisa ni nada por el estilo, ¿sabes? —Dijo antes de dejarle un beso en la frente.

Seung Min alcanzó una almohada e inmediatamente ocultó su rostro con ayuda de la misma.

—Lo siento... —Su voz se escuchaba un poco extraña debido a que sus labios estaban prácticamente pegados a la funda de la almohada.

—¿Por qué? —Hyun Jin rio con simpatía—. No tienes que ofrecer disculpas como si hubieras hecho algo malo, Seung Minnie. Es bueno que me pidas esperar cuando te empiezas a sentir nervioso, en serio, no quiero que te sientas presionado en ningún momento.

Lentamente, el pelinegro bajó la almohada hasta que su frente, ojos y nariz quedaron descubiertos. Ver la sonrisa tierna de Hyun Jin hizo que los latidos de su corazón se aceleraran.

—¿Estás enojado porque es la segunda vez que te detengo? —Se animó a preguntar.

—No, claro que no estoy enojado —se acostó a su lado y lo abrazó contra su cuerpo—. Me gusta estar contigo, Seung Minnie, y sé bien que todo lo que tenga que suceder entre nosotros pasará a su debido tiempo.

—Oh, Hyun Jin... —Suspiró aliviado antes de por fin soltar la almohada—. Eres el mejor —sonrió de lado.

El más alto besó la mejilla de Seung Min al sentir cómo éste se acomodaba mejor contra su pecho.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora