Soobin despertó de golpe, su pecho dolía y su cuerpo temblaba y sudaba con fuerza, la noche aun estaba presente, la luna era su única compañía en su noche de pesar, su mente no dejaba de imaginar una y otra vez aquel accidente estruendoso, su mente estaba en aquella alejada casa donde un joven seguía muriendo por un error que el no cometió, Soobin había sido el culpable de aquel accidente donde una vida estuvo en juego, Bomin era una persona hermosa y llena de vida, su pasión era su trabajo y ese día tenía una cita importante con una persona importante, un paciente con una complicación era su cita y lamentablemente no pudo llegar al hospital en su propio auto, una ambulancia lo había llevado hasta el hospital donde su pasión se transmitía, por primera ves el paciente y sujeto sobre la fría mesa era Bomin.Soobin sintió un impulso así que tomó del cajón donde guardaba cosas extrañas el dulce que estaría destinado al hombre solitario cuyo hijo moría.
Una mordida basto para que todo a su alrededor se moviera, el deseo se había cumplido, Soobin regresaría a ser humano y con el la vida de Bomin regresaría.
Su vista se nubló y nuevamente todo a su alrededor quedó oscuro.
Soobin no supo que pasó después sólo sabe que su cuerpo ya no era diminuto y que su espalda ya no cargaba un par de alas, el día había llegado y el estaba en una casa la cual conocía pero no por las mejores razones, un apuesto chivo ingreso a la habitación donde Soobin despertaba aturdido y con un dolor latente en su cabeza, nuevos recuerdos de una infancia feliz llegaron a su mente, tenía un hermano y unos padres que lo amaban, su vida podría ser feliz finalmente, Soobin no había roto ningún trato con el anciano Choi, el le prometió que lo querría como un hijo y Soobin le prometió regresar lo que más amaba en el mundo, un hijo que no estuviera sujeto a una máquina para respirar y un esposa la cual nunca partió de su hogar.
Bomin ingreso en la habitación saltando casi en la cama de Soobin.
— Soobin-ssi, porque eres tan perezoso, despierta es hora de desayunar y sabes que a mamá no e gusta esperar.
El Alfa sólo asintio y el joven azabache el cual la noche anterior había muerto abandono la habitación, Soobin lloraban inmensamente, Bomin estaba vivo y podía andar y hablar, podía respirar por si solo y eso le hacía sentir una inmensa felicidad, el Alfa tomó una ducha y se vistió con lo que más le gustaba, bajo al primer piso encontrando una hermosa señora la cual vestía elegantemente, la omega abrazo al pequeño Soobin dejando un beso en su frente antes de que su nuevo padre lo interrumpiera.
Ambos alfas habían salido al jardín en una caminata matutina, el ambiente no era cómodo pues la expresión del hombre era sería, en un lugar apartado el señor Choi comenzó a llorar y sujetar a Soobin.
— Gracias
— Porqué?
— Por regresar a mi familia
— Pero… – Soobin no entendía como el hombre sabio todo, según el deseo que Soobin pido el señor Choi no recordaría que su esposa e hijo habían muerto
— Se que estás confundido, pero te contaré algo — el viejo Alfa tomó asiento en un tronco viejo invitando a Soobin a sentarse con él — Hace bastantes años, más de los que te puedes imaginar, yo era como tú
— Como yo?
— Era un hada llena de vida y felicidad pero me enamoré, era un omega encantador y lleno de vida pero también era egoísta, le conté sobre mi vida y sobre el reino en el cual vivía, el quiso aprovecharse de eso y hacerse rico, quería vender a cada hada que habitaba en el reino obviamente no dejaría que eso pasara, hubieron muertes más de las que imaginé y aquel chico se marchó, todos lo tomaron como loco y eso lo orillo al suicidio, por mi parte yo fui exiliado orillado a ser un marginado y estaba dispuesto a pagar por los pecados y no traición pero eso no fue necesario, una vieja hada me concedió el beso de la vida, un dulce como el que me querías dar, obviamente tení su truco, sólo se podría usar cuando el amor verdadero llegará, y así pasaron años, quisas fueron siglos donde vagaba por todos lados ocultándome de los humanos hasta que conocí a la hermosa omega la cual en este momento prepara el desayuno, mi hermosa esposa fue mi amor de verdad, mi deseo de cumplió, yo podía vivir en el mundo humano alado de mi amada pero eso tenía un precio, mi memoria jamas olvidará nada, aún recuerdo cuando me dieron la noticia de que lo esposa había muerto fue terrible estaba aterrado pero lo que me mantuvo con vida fue mi hijo, mi pequeño Bomin el cual la vida me quiso arrebatar en un feo accidente, se que no fui la mejor persona en mi juventud pero mis crímenes no merecía tal burla de la vida, todas mis ilusiones regresaron cuando llegaste a mi puesta mojado y asustado, sabía que me ayudarías y en verdad hoy te puedo decir que te quiero como un hijo, gracias Soobin por regresar a mi familia y por convertirte en parte de ella — el anciano Alfa se inclinó a Soobin sujetándolo firmemente, era un abrazo de agradecimiento y cariño, por su parte Soobin lloraba a mares por el relato del hombre, se sentía culpable.
Los minutos pasaron y el corazón de ambos dolía menos, tenían menos peso en sus hombros y su alma estaba tranquila, por fin después de tanto pensar ambos alfas tendrían un poco de paz, el amable anciano por fin tenía a su familia ya no estaría sólo y Soobin encajaba perfectamente en una familia cuyos padres estaban orgullosos de él, su vida cambió tanto desde que conoció a la pequeña hada llamada Yeonjun que sólo esperaba el día par regresar y estar de pie y pedir una nueva oportunidad, no que el joven Alfa ignoraba es que nuevo y querido padre tenia todo un plan como agradecimiento para que aquella pareja no oficial estuvieran juntos por fin.
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Mi pequeño omega | Soojun
Fanfiction10 centímetros pueden ser mucho o muy poco, depende de como lo mires.