Londres 1811, Bristol House
Hace un año nos instalamos de nuevo en Londres, aquí tengo tres de mis amigas, la única que no vive cerca es Iona, ellos hace seis meses regresaron a Escocia, después de los dos matrimonios, el de lady Bethany quien está esperando su primogénito, luego fue la gran boda del futuro duque de Montrose, a la que no fuimos por ser menores. Desde esa vez que nos reunieron en la casa de Cottage house en Bristol no nos hemos vuelto a integrar todos. No he visto a los amigos de mi hermano, mi padre dice que están estudiando en Eton, los pocos días que tienen de descanso prefieren pasarla con sus familias. Lo que me gusta de Londres es que tengo a mis amigas Emmy, Violet y Jade cerca, con Iona nos escribimos cada quince días, todas nos comunicamos con regularidad. Con Jade no es mucho lo que nos vemos porque su padre es un ser ruin y despreciable, compartimos cartas dos veces por semana, de vez en cuando lady Bentinck la trae a visitarme, ella aprovecha y se pone al corriente con la condesa de Ross y la Baronesa de Mowbray, mi padre se encierra en el despacho con el conde y barón, en algunas ocasiones se reúnen con el conde de Portland, no es un misterio que a nadie le cae en gracia ese ser, he notado como mi padre y el conde de Ross lo miran con ganas de fusilarlo. Con Emmy y Violet es diferente, con ella mínimo una vez a la semana nos visitamos, mi padre siempre me envía con la señorita Bird, a él las reuniones de féminas para el té no le llaman la atención, cuando me acompaña es porque debe hablar algo con sus amigos. Papá desde nuestra llegada a la casa donde nací vivió unas semanas de tristeza, pero agradezco al cielo que en ese momento estaban en Londres los duques de Montrose, el único cambio realizado fue su habitación. Las habitaciones principales de los marqueses están cerradas, papá se fue a dormir a la última recámara del ala este de la mansión, me gusta, pero es muy lejos, mi nana me contó que para mi padre esa habitación le trae bellos recuerdos.
Me encontraba en mi clase de idiomas, decidí aprender a hablar gaélico escoces, otro idioma que sumo a mi lista. Como dice mi hermano cada vez que viene de la escuela se aprovechar el tiempo. Mi padre salió hace un par de horas, no debe de demorar porque él acostumbra a informar donde estará. Las horas pasaban y mi padre no llegaba, me sirvieron la cena en mi habitación.
—Nana, ¿mi padre ya llegó? —mi nana no me miró, ella sabe algo—. ¿Le habrá pasado algo malo?
—No mi niña, no demorará en llegar a darle las buenas noches y leer su libro —las horas pasaban, mi nana me acariciaba el cabello, la vi cabeceándose, por eso me hice la dormida para que descansara. Pasada la hora salí de la cama, me puse mi levantadora y con un candelabro caminé hasta la habitación de mi padre, con mucho cuidado ingresé, vi al ayudante de cámara sentado en el sillón, dormido. Con cuidado de no despertarlo me alejé y bajé las escaleras, puse el candelabro a un lado de las escaleras y me senté a esperar a mi papá. Él siempre me lee un cuento, si no ha venido fue porque le pasó algo, él jamás faltaría a su compromiso conmigo, no sé cuánto tiempo esperé, me quedé dormida en las escaleras.
—Mi niña —era de día, mi nana me despertaba—. Ahora explícame, ¿Por qué Albert tuvo que cargarte y meterte en la cama de nuevo? —desvié la mirada.
—Estaba esperando a mi papá.
—Hija debes entender que los hombres acostumbran a realizar ciertos asuntos y se les puede pasar las horas.
—Pero nunca lo había hecho —se me humedecieron los ojos—. Para mi papá no hay nada más importante que darme las buenas noches y leer un tiempo conmigo, él me lo ha dicho siempre.
—Mi niña, ya estas creciendo, hace un mes cumpliste diez años, en dos años comienza tu preparación para convertirte en una señorita de sociedad y es momento que crezcas.
—Que no me lea ¿es crecer?
—No lo sé cariño, cuando regrese le preguntas.
—¿Mi padre no ha regresado? —negó, me ayudó a bañar, arreglar, desayuné sola, no le presté atención a la señorita Bird, al verme distraída me dijo que dejáramos por hoy las clases y se lo agradecí. Mientras me dirigía afuera de la mansión en dirección de las caballerizas a esperar a mi padre, escuché a las mucamas hablar, me escondí detrás de las espesas cortinas.
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Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).
RomanceEs mi tercer hijo el que viene al mundo, mis tíos y familiares conocedores de la desgracia que empaña nuestra sangre están aquí para verificar si no se ha ensuciado mi descendencia, mis dos hijos anteriores son normales, el heredero al ducado es un...