Je Laisse Aux Autres Les Demain

241 40 3
                                    

Je laisse aux autres les demains
Moi je prends que les maintenant
Si c'est pour penser la fin
Compte sur mes rêves d'enfant

Le dejo el mañana a los demás

Yo me quedo con los ahora

Si es para pensar en el fin

Cuento con mis sueños de la infancia

Un horrible ruido sordo, envolvía sus oídos mientras iba en caída libre a encontrarse con las frías aguas del Támesis. Su cabeza por primera vez, luego de muchos años, no se sentía abrumada por la intensa ola de pensamientos de odio hacia si mismo u ocupada al máximo en otro de sus elaborados planes para terminar con la envenenada aristocracia londinense.

Sus ojos se cerraron lentamente, siendo la última imagen que percibió el rostro preocupado de Sherlock, al verlo caer sin mayor reparo desde aquel puente. La parte racional de su mente, le decía que debería intentar brindarle consuelo a la única persona que considero un amigo valioso en su vida... Pero, ahora lo único que deseaba era descansa... Solo quería descansar.

El profundo olor salado del río golpeaba cada vez más fuerte sus sentidos. Pero, no le dio mayor importancia, su conciencia hace mucho había vagado a un punto muy profundo dentro de su inconsciente, en donde miles de recuerdos de su infancia chocaron como cometas en su mente.

Miles de imágenes vagaban de forma inconexa dentro de su cabeza. Su memoria aún conservaba escenas distorsionadas de una vida meramente estable, antes de que él y Louis terminaran vagando por los barrios bajos de Londres, un par de años antes de llegar al orfanato en donde conocerían a Albert.

En aquel momento en donde se dirigía directamente a su muerte, no podía evitar anhelar los fragmentos de una infancia que se vio obligado a abandonar a edad temprana. Desde que había tenido conciencia de sí mismo, su odio hacia las clases nobles siempre había estado presente, era como una llamarada que ardía bajo su piel y que nunca se apagaría hasta que lograra purgar a todos los demonios en Londres, incluido a él.

Una sonrisa cansada se formó en sus labios, al pensar en sus hermanos. Sus dos eternos cómplices, con quienes había iniciado la cruzada contra los nobles. Su mente no pudo evitar viajar a aquella noche en donde todo comenzó, el momento en que los tres sellaron sus destinos al prometer purificar las calles de Gran Bretaña envueltos en las llamas de la vieja casa Moriarty. Esa misma noche, sin que sus hermanos lo descubriesen, se juró a sí mismo, ser quien al final de la historia cargaría con los pecados de los tres.

Su mayor deseo siempre fue dejarles un mundo digno para vivir. En especial a su hermano menor, Louis. Honestamente, nunca deseo involucrar al menor dentro de sus planes revolucionarios, profundamente anhelaba que su hermano hubiera podido vivir muchos más años bajo la inocencia juvenil y que fuera parte del mundo de la luz. Pero, no era tonto, sabía que Louis, nunca lo abandonaría y que por mucho que intentara mantenerlo alejado del peligro, el menor encontraría alguna u otra forma, para ayudarlo y protegerlo, incluso si eso significaba manchar sus manos de sangre con tal de cumplir sus objetivos.

Por muy ajeno que aparentaba ser a los sentimientos y preocupaciones de su hermano menor, la verdad era que, desde hace mucho tiempo, el único futuro que podía generar en su cabeza, cuando se trataba de darle un destino esperanzador, en el cual Louis pudiera crecer como personar, persiguiendo sus propias aspiraciones, era uno en donde el no estuviera vivo. Era extremadamente consciente de que el más joven, nunca vería por un futuro propio, mientras lo siguiera. Es por esto que, de la misma forma que esperaba librar a Londres de sus demonios, esperaba que, con su muerte, Louis, se libraría de la carga de seguirlo y podría por fin vivir su propia vida.

Je Laisse Aux Autres Les DemainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora