Damon
—Tengo miedo —admitió ella.
Sabía que esto podría acabar muy mal pero era lo último y único que podía hacer por ella.
Una mentira menos, pensé.
Habíamos estado parados como cinco minutos fuera de esta casa, con una Dulce nerviosa que bajaba, subía y volvía a bajar por las cortas escaleras para regresar donde me encontraba.
Le sonreí tratando de tranquilizarla, era obvio que estaría nerviosa pero no creí que tanto, es ahora que me pregunto si fue buena idea venir a este lugar a conocer a su mamá que pensando, jamás la busco siendo Arthur una persona conocida, podía llegar a él. Sin embargo no lo hizo y eso me pone en duda.
—Lo sé —La abracé por detrás y ahora capturada por mis brazos, caminamos juntos, subimos las cinco escaleras quedando frente a la puerta. —Solo hazlo, no lo pienses mucho.
Vi como dejó salir un largo suspiro y sin pensarlo la vi tocar el timbre, tal como le aconseje.
Escuchamos unos pasos acercándose entonces cuando se abrió la puerta me quede impactado, el parecido era inimaginable, pase saliva y espere que Dulce dijera algo.
—Buenas noches ¿Desean algo? —dijo la señora frente a nosotros.
Sentí que Dulce no diría nada, estaba tan nerviosa que apretaba mi mano con mucha fuerza.
—Yo...—quiso hablar pero al parecer no pudo.
—Buenas noches —Saludé tratando de no vernos perdidos, tendría que ayudar a Dulce— ¿Es usted Melissa Cox?
Ella abrió los ojos muy grandes, lo que me hizo sonreír, claro que era ella.
— ¿Cómo sabes mi verdadero nombre? —preguntó bajo.
—YO... —hizo otro esfuerzo por hablar pero de Dulce no salió más.
—Nosotros la estábamos buscando —conté mientras sonreía sin dientes, sin querer hasta yo me había puesto nervioso.
— ¿Por qué? ¿Quiénes son ustedes? —arrugó el entrecejo.
—YO...—Vi a Dulce que intentó decir algo, entonces cuando creí que no diría más, ella lo hizo —Yo... yo soy tu hija.
La señora frente a nosotros cambio de postura, ahora estaba más seria que antes lo que me confirmaba, sabia de que estábamos hablando.
¿Por qué actuaba tan indiferente?
— ¿Qué dices? —preguntó sin rodeos, algo me decía que estaba enojada pero ¿Por qué?
—Soy Dulce Spencer...—la pequeña Dulzura tomó suficiente aire para soltarlo todo—Hija de Arthur Spencer y tú, Melissa Cox eres mi madre.
No sabía quién se iba a desmayar primero, si Dulce o la señora frente a ella, solo me quedaba ver todo como un espectador, al parecer la que ganó fue Melissa ya que se recostó en la puerta sorprendida.
— ¿Hija De Arthur?
Dulce asintió, pude notar como una esperanza se reflejaba en su mirada.
— ¿Mi hija? —volvió a preguntar la señora.
—Sí, yo soy tu hija —aseguró Dulce.
Entonces cuando creí que todo iba a ir bien, que ambas tendrían esas conversaciones de madre e hija, mis esperanzas se vinieron abajo cuando la señora abrió la boca para soltar el peor veneno que podía recibir un hijo.
—Yo no tengo hija.
Abrí los ojos sorprendido por su respuesta, pero al mismo tiempo vi como Dulce retrocedió dolida, evitando que cayera, la apegue a mi pecho mientras miraba en frente, a su madre.
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Prohibido Enamorarse de Dulce ©
Teen FictionTrilogía: "Prohibido" Libro 1 ¿Qué harías si un día tu vida cambia bruscamente por la presencia exacta de una persona? Damon, llega a la vida de dulce, a traer misterios, secretos y aparentemente una amistad. Muchos secretos rodean a ambos, quienes...