2

647 47 17
                                    

Cuando el sol se puso el grupo bajó lentamente, era casi hora de cenar. El hogar de Mikasa no era muy grande, pero era acogedor. Era una casa más pequeña que la de los Jaeger, así que cuando las ocho personas estuvieron dentro se sintió casi demasiado llena, tal vez si no faltaran tantas personas no se sentiría así. Su comedor era demasiado pequeño, suficiente solo para ella y las ocasionales visitas de la señora Luder, así que más temprano ese día se encargó de sacarlo al gallinero y dejó solamente su par de sillas dentro por si a Azumabito le parecía sentarse.

Delegó a Historia y Jean la tarea de acomodar mantas en el suelo para que pudieran sentarse a comer y a Reiner y Pieck la de lavar los platos, vasos y cubiertos que había acumulado para esta cena. Armin y Annie salieron a buscar una infusión de frutas fermentada que había dejado afuera, en su cobertizo.

Hasta que no se dispuso a prender la estufa que calentaría el casi listo estofado de verduras y conejo no se dio cuenta de que sus manos le temblaban. Connie notó que rompió dos fósforos seguidos y se acercó con una flama entre sus dedos y encendió la estufa. El fuego se apagó del objeto que él tenía en su mano cuando el carbón empezó a arder.

—¿Qué es eso? —preguntó Mikasa tomando el objeto de las manos de su amigo.

—Un mechero de bolsillo —dijo el hombre con una media sonrisa—. Tiene pedernal adentro y cuando muevo esta cadena se enciende el combustible que lleva adentro.

Mikasa le dio vuelta en las manos, observando las partes que lo componían. Accionó el mecanismo para encenderlo y lo apagó de nuevo. Luego lo guardó en el bolsillo de su falda en caso de que fuera a necesitarlo más adelante y se volteó a remover la comida.

—¡Oye, Mikasa!

—Puedes tener el mío, Connie —casi ladró Jean—. Cállate y ayuda a secar los trastes o algo.

Connie refunfuñó pero tomó la toalla que Mikasa le ofreció al pasar. Mikasa puso los panes que había comprado más temprano en la estufa también para que se calentaran un poco y vio a su alrededor. Qué bien lo estarían pasando Eren y Sasha si estuvieran ahí.

Azumabito llegó casi a la par que Armin y Annie. Los rubios entraron con el pequeño barril, Armin riendo y Annie con una media sonrisa, y lady Kiyomi tomó asiento dignamente en una silla. Connie seguía con una mala cara, así que Mikasa tiró de la camisa de la siguiente persona que encontró en su camino, Jean, para que le ayudara a servir y llevar la comida mientras Annie y Armin servían las bebidas.

El estar junto a la estufa provocó que Jean se acalorara rápidamente y sus pómulos y el puente de su nariz enrojecieran, así que Mikasa comenzó a pasarle la dispareja vajilla llena de humeante estofado a como los servía para que los fuera a entregar. Por último sirvió los de ellos dos, le entregó el suyo al joven y se acomodaron en el espacio desocupado especialmente para ellos.

—Mikasa, está delicioso —le dijo Connie, menos molesto por lo de su mechero—. Ojalá Sasha pudiera probarlo.

No se escuchaba demasiado dolido, comparado con la última vez que lo escuchó decir eso. Lo dijo con la tranquilidad que pudo haber dicho lo mismo de Armin o Reiner. Los demás asintieron un poco, dándole la razón a Connie y Jean picoteó su propio plato. Tomó con el tenedor un poco de maíz del fondo, un pedazo de calabaza, una hoja de espinaca y un pedazo pequeño de conejo.

—¡Está buenísimo! Podrías competir contra Niccolo.

Mikasa se rió despacio y después todo el sitio estuvo en silencio, ni siquiera comían, aunque a Pieck se le veían ganas de probar algo más del estofado. La mirada de Mikasa se dirigió a Historia, luego a Lady Kiyomi y por último a Armin. Por fin se iba a enterar del plan, quisiera o no.

—Mikasa, eres la única que falta por conocer lo que hemos planeado —le dijo Historia con firmeza—. El objetivo es calmar tanto como se pueda la situación actual de Eldia. Hemos tomado varias acciones con las herramientas que tenemos y como pediste no ser involucrada hasta que no hubiera más remedio y no quisiste opinar, tú eres una de nuestras herramientas.

—Más precisamente la mía —intervino Kiyomi Azumabito.

—El plan consta de tres partes —continuó Historia—. Primero, diversificar la población en la isla, propiciar que cada originario de Paradis conozca por lo menos a un eldiano extranjero. Esto mediante las campañas de inmigración que he promovido. Lady Kiyomi ha estado construyéndote a ti una reputación, fuera de Shiganshina eres conocida como una heroína para Eldia. Por último está el plan de Armin: dar a conocer qué fue lo que pasó hace tres años, aprovecharse de que todo el mundo sabe del conflicto que hubo con Reiner y Annie. Será una gira por Eldia en la que tú participarás y vas a ayudar que la gente vuelva a confiar en la legión de reconocimiento.

—¿Y qué si no quiero hacerlo? 

—Debes hacerlo Mikasa, se acaban las opciones...

—Jean —dijo Armin levantando la mano—. Si no quieres hacerlo tendremos que...

—¿Es una orden, comandante? —Lo interrumpió Mikasa. Armin titubeó. Ella sabía que era algo importante lo que planeaban hacer, pero quería saber si de verdad la necesitaban. Si podían prescindir de ella era mejor que lo hicieran, pero si no estaría para ayudar a sus amigos.

—Sí, es una orden —declaró él al fin.

Mikasa se echó para atrás, recargándose en sus brazos y suspiró.

—Necesito quien se haga cargo de mi finca.

—Estuve hablando con esa mujer de al lado, Christina Luder —dijo Azumabito—. Tiene dos hijos que te prestarán sus servicios por el tiempo antes de que se enlisten en el ejército.

—Saldremos mañana con dirección al norte —declaró Historia—. Las familias de Jean y de Connie se encuentran allá y podrán visitarlas. Quiero que practiquen con su equipo de maniobras tridimensionales para que puedan hacer demostraciones para su gira, que empezará dentro de dos semanas.

El ambiente se había relajado lo suficiente como para que los invitados continuaran comiendo, Mikasa levantó su vaso de bebida fermentada, a lo que Jean y Pieck chocaron los suyos con el de ella y se lo terminó de dos sorbos.

El ambiente se relajó aún más cuando Azumabito rechazó la oferta de Mikasa a pasar la noche en su choza al ver el tamaño de esta y comprender que tendría que acomodarse en una de las mantas del suelo, así que prefirió ir a una posada en la ciudad. Pero el resto de los embajadores y la reina aceptaron.

—¡Trajimos algo de Hizuru! —Dijo Jean orgulloso.

—Sí, Armin nos dijo que esperáramos a que Lady Kiyomi se fuera —rió Connie. Armin cerró los ojos y puso sus dedos en el puente de su nariz..

—Les dije que no hicieran un escándalo frente a la embajadora Azumabito.

—Exacto —convino Connie sacando una botella de licor de su bolso.

—Es un licor de arroz —explicó Pieck a Mikasa e Historia—. A Jean y Reiner les encantó y compraron varias botellas.

—Esta es la última —dijo Reiner cuando Connie le pasó la botella y el antes acorazado la abrió.

—Esperemos que sea una buena noche —dijo Jean apurando el contenido de su tercer vaso de la bebida que Mikasa había hecho.

La paz en Eldia (Fanfic de Attack On Titan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora