Durante años, un grupo de niños han estado entrando en el laberinto para intentar buscar una salida, pero si no regresan a tiempo, están condenados. Nadie ha sobrevivido a una noche porque los "Grievers", de quienes eventualmente nos damos cuenta de que son horribles arañas cyborg, vendrán a buscarlos.
Anuncio publicitarioLa estructura social en Glade es compleja. Hay facciones, y frente a Alby está Gally, un reaccionario sin mucha visión de futuro. Gally, interpretado por Will Poulter cuyo único propósito en esta película es lucir atractiva con un Henley azul. Se supone que tiene más que hacer en las secuelas.
Finalmente, Thomas se lanza al laberinto y se burla de los Grievers. Se ven un poco tontos, pero cualquier cosa que parezca una araña hace que el público se quede sin aliento, especialmente cuando están perforando y cortando a los jóvenes a su perdición.) Sin embargo, antes de que esto suceda, Thomas usa su ingenio para descubrir un poquito sobre su pasado y por qué diablos él y sus compañeros están en esta situación en primer lugar.
Todas las actuaciones son de primera categoría. La realización de películas, lamentablemente, deja mucho que desear.
La partitura es horrenda y el diseño de sonido no tiene ni una pizca de sutileza. El diseño de producción general, incluidos los títulos de apertura, se parece mucho más a la televisión que a un largometraje. Si no fuera por la expansión al mundo más grande en los últimos minutos, compararía la película con un episodio de la primera temporada de Star Trek: The Next Generation, en el que el comandante Riker pierde la memoria pero conserva sus habilidades de liderazgo (y apresurada buena apariencia) en algún loco planeta prisión. Eso no es necesariamente un mal entretenimiento, pero tal vez no sea algo por lo que valga la pena ir al cine.
Las escenas finales provocaron risas en la proyección a la que asistí, pero el factor "whoa" es alto. Tal vez sea solo porque los secretos de El corredor del laberinto están a medias, pero si me hubieran dicho que la segunda parte estaba a punto de comenzar, me habría quedado en mi asiento. No del todo porque me preocupara por los personajes, sino más bien por una sincera curiosidad por ver hacia dónde se desarrollaba esta peculiar historia.
