TRECE
Aster Diosado
- Nos vemos en la cena - se despidió Cailín saliendo de la habitación tirando de Zayd para que se fuera con ella.
Salí de mi habitación con algo de prisa, recorrí los pasillos sin despegar la vista del suelo hasta llegar a las gradas, no subí, me quedé esperando y mirando hacía todos los lados.
Habían pasado ya algunas semanas desde que besé por primera vez a Mirk, y aunque seguía odiandolo frente a los demás, puede que me gustara disfrutar de su compañía en privado. Además así era todo más fácil, no había preguntas que responder ni compromisos.
Un olor ya familiar se instauró en mi nariz, haciendo que me girara. Y ya de forma inconsciente estire los brazos fundiendo mis labios en un apasionado beso mientras sus manos estrujaban mis caderas.
- Tanto me echabas de menos mocosa- dijo el rubio pasando la mano por su cabello una vez nos separamos. No le dije nada, agarré el cuello de su camiseta y le guié hasta estar debajo de las gradas donde ya nadie podía vernos.
- No te acostumbres - le dije riendo - no creo que dure mucho - me separe un poco para poder mirarle los ojos. Me encantaba ver el azul de sus ojos, la forma en la que se oscurecían o se volvían de un azul mucho más intenso.
- ¿El que no va a durar? - pregunto acercándome con fuerza a él.
No pasábamos mucho rato juntos ya que cada uno tenía sus clases y al estar en distintos cursos no coincidimos en ninguna. Y aunque él no lo diría, me echaba de menos. Y por mucho que lo negara, yo también a él.
- Que te deje decir esas tonterías sin responderte nada - dije susurrando sin llegar a juntar nuestros labios.
La melodía de mi móvil empezó a sonar lo que hizo que me apartara para poder responder a la llamada. Me giré a verle y él ya me miraba con fastidio. Me encogí de hombros e hice una mueca de disculpas poniendo una de mis mejores sonrisas, tenía que responder, era importante.
No te pongas nerviosa, o por lo menos intenta disimularlo mejor esta vez.
- Hola papá - dije alejándome un poco más de Mirk.
- Hola hija, ¿cómo estás? - dijo mi padre con tono tranquilo.
- Bien - giré mi cabeza para ver a Mirk distraído con algo apoyado en la pared. - Muy bien ¿vosotros cómo estáis?, me dijo Eric que igual venías - Estaba algo tensa, no era muy común que mi padre llamará.
- Estamos bien también. - respondió escuetamente - Nos hemos pasado unos días a ver a tu abuelo y por eso te llamaba para que te desocuparas mañana, vamos a ir a comer - dijo en lo que sonó más a una orden que a una sugerencia. Yo sonreí asintiendo aunque él no podía verme.
- Claro mañana está bien -dije entusiasmada. Después de despedirme de mi padre, colgué volviendo con Mirk, el cual nada más acercarme enrollo sus brazos en mi cintura juntandome a él.
- Que tan buena noticia te han dado que traes esa sonrisa - preguntó dejando pequeños besos por toda mi cara. Yo me reí.
- Para me haces cosquillas - le dije con las mejillas ardiendo - Mañana voy a salir a comer - mis palabras fueron como un cubo de agua fría para Mirk porque su sonrisa pasó a estar seria.
- ¿Tiago? - preguntó tensando la mandíbula, yo negué
- Más le gustaría a ese poder salir de la cama en la que seguramente está. No te preocupes, voy con mis padres, mi hermano y mi abuelo - dije sin poder parar de reír por la expresión de su cara en ese momento. El rubio se aclaró la garganta y pasó una mano rascándose la nuca en señal de vergüenza.
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Entre golpes y traiciones
RomanceAster es una chica decidida, confiada y muy muy impaciente. Después de una pelea por un arrebato, sus padres no encuentran más opción que mandarla al internado "Seven Points" de educación y comportamiento, pero eso no acaba con sus problemas. ¿Qué p...