Capítulo II

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Corrían los años de mi infancia, cuando tuve mis primeros
encuentros con los espejos. Recuerdo que cuando tenía cinco
años vi mi rostro reflejado en uno por primera vez y despertó
mi curiosidad. Mi madre me explicó que se trataba de un
objeto que permitía que nos viéramos a nosotros mismos tal
cual éramos y reflejaba todo lo que estuviera frente a él. Así
descubrí que había un espejo grande en la sala que, a la vez
que adornaba, junto con una serie de retratos, cubría parte de
una columna de la casa; había otro más pequeño en el baño,
ubicado un poco más arriba del lavamanos y en el cual no
alcanzaba a verme todavía, pero reflejaba una parte del baño;y, otro en la habitación de mis padres, en una de las puertas
de un escaparate. También distinguí el que estaba en el
coche de papá, adherido al parabrisas delantero.
Al preguntarle a mi madre, como se hacían los espejos, me
dijo que era una especie de pintura que permitía hacer ese
efecto. Pregunté qué clase de pintura y no me supo explicar.
Entonces un día que visité a mi abuela, vi que también tenía
un escaparate en su cuarto, similar al de mi mamá, pero con
un espejo mucho más grande. Se me ocurrió preguntarle
acerca de los espejos y ella me explicó que todo espejo
representaba un misterio y que tenía que ver con algo
llamado azogue, una especie de metal en forma de líquido
muy peligroso; que cuando un espejo se rompía el líquido se
derramaba convirtiéndose en bolitas líquidas que se
escondían por todas partes. Aunque para mí tampoco fue
convincente la explicación de mi abuela, sin embargo, partir
de aquel entonces creció más mi curiosidad por los espejos.
Más adelante, cuando ya contaba con los siete años, llegué a
distinguir espejos en la calle, en cada aparador, en los
charcos de agua de las calles en los días lluviosos, en las
fuentes del parque, en el agua del río y hasta en los reflejos
de los portarretratos y en cualquier objeto vidrioso. Yo
entonces imaginaba que en todas partes había azogue y
pensaba que por eso se reflejaban las cosas.

El Espejo RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora