Segunda Traición

21 4 0
                                    

Asaltar un banco parecía tan buena idea, y parecía acercarme tanto a mi objetivo que opte por aceptar una oferta tan estúpida como esta, y todo fue según el plan hasta que cada cosa que podría salir mal lo hizo, aquello seres a los que consideraba mis compañeros cometieron una imprudencia imperdonable, durante la negociación con los oficiales asesinaron un rehén, terminando con  la misma, eso nos orilló a escapar del banco cómo fue posible, y claramente la mejor manera o más bien la única era pasar directamente por sobre los oficiales antes de que llegaran más de los que podíamos manejar, me encantaría mencionar sus nombres pero me dan arcadas de solo imaginarme pronunciando tales cosas tan desagradables.

-Dawn, no podemos perderlos, nos frenamos y disparamos para hacer una apertura- Escuche a el que en el momento era el líder del atraco hablar directo a mí, aunque lo hizo por mi nombre clave, una unión mal hecha de mi nombre Adam y de mi apellido Brown, todo esto justo después de lograr llegar al coche a partir de disparos, habíamos logrado salir con el dinero pero no lograríamos escapar, así que una vez detuvieron el coche bajé y estuve a punto de disparar, hasta que vi que ellos continuaron dejándome abandonado, claramente su método de escape era yo, dejarme allí para ganarse tiempo, era bastante inteligente, debía admitirlo, sentí una gran desesperación durante un momento, mas no tenía motivos para disparar o me terminarían acribillando, dejé mi arma en el suelo viendo a aquellos oficiales acercarse lentamente a mí.

No huiría, aunque había sido traicionado por segunda vez en mi vida no pretendía morir, no sin antes cumplir mi objetivo, aunque ahora se había ampliado a base de aquel acto tan despreciable a partir de esos remedios de humanos, sabía que sería atrapado así que decidí poner un cigarrillo entre mis labios y encenderlo esperando a los oficiales.

-Es extraño saber que siquiera serás atrapado ejecutado, o encarcelado pero no creo tener suficiente suerte, voy a apostar por ello, no tengo nada que perder ahora mismo.

Claramente en ese momento fui apresado, tuve que cargar con la muerte de aquel  civil muerto durante la negociación y del atraco al banco, pero tuve suerte, en ese momento no fui dispuesto a la fría madera y la afilada hoja de una guillotina, tampoco me vi atado a la soga roída y asquerosa de una horca, en cambio me vi bajo la condena de 13 años en prisión por mi cooperación, en el momento en que fui atrapado tenía 22 años, así que si, salí de prisión a los 35 años, había desperdiciado 4 años sirviendo a las filas de Londres y otros 13 más bajó la prisión del mismo lugar, parecía ser un castigo divino o algo similar, pero bueno, no era momento para lamentarse, al salir de las “cálidas” celdas de un agujero tan inmundo como puede ser la prisión había recapitulado mi vida, pase 3 meses para encontrar un lugar donde vivir, lamentablemente ese lugar se trató de la casa de mi apenas hace 1 año difunta madre, no pude asistir a su funeral y mucho menos disculparme por todo lo que le hice pasar antes de su muerte, pero allí estaba enfrente de su hogar dispuesto a habitarlo.

-Madre, lamento no haber estado durante su vida para disculparme por mis acciones, y espero me perdone pues aunque me haya redimido de aquello que me hizo perderme de sus últimos 12 años de vida continuo con la fuerte idea de hacer sufrir a aquellas personas que me hicieron perderlo todo, incluso a usted- Me arrodille ante la puerta de aquel lugar, había asimilado su muerte, lo había sufrido y continuaría haciéndolo en silencio como en todo momento hasta el día de hoy.

Sin más entré en la casa, todo estaba muy distinto a como lo recordaba, de por si el ambiente era melancólico y el clima siempre opaco de Londres no ayudaba ni un poco a sentirse mejor, claramente no podía quedarme allí por el momento, y no podía llevarle flores o algo similar a la tumba de mi madre, no me informaron de donde estaba, tampoco me sentía lo suficientemente fuerte para hacerlo, y como cualquier hombre estúpido que no tiene nadie para desahogar su dolor fui a un bar, me vestí con la ropa de mi padre, un traje con pantalón sujeto a base de unos tirantes negros, zapatos de charol, gabardina totalmente negra y una boina de un tono azul bastante fuerte, el me había enseñado perfectamente el cómo actuar, él siempre me dijo que debía actuar como un caballero así estuviera hablando con una persona influyente como con un vagabundo y estaba totalmente seguro de que el atuendo que tenía ahora mismo, al entrar me dirigí directamente a la barra y vi el nombre en el gafete de aquella chica que me atendería en el momento, su nombre era Isabella Williams.

-Buen día señorita Williams, solo me gustaría beber un trago de vodka- No tenía demasiado dinero para beber algo mucho más caro que ello, aun debía encontrar un trabajo decente, pero no cualquier persona contrataría a un ex presidiario, una vez recibí aquel trago en un vaso adecuado para el trago del que se trataba y la cantidad exacta de hielos para no arruinar su sabor, debía admitir de todo corazón que tener un trato tan adecuado hacía sentir a cualquier amante del alcohol sentirse honrado, y no fue la excepción conmigo, aunque el sabor no varió demasiado al que recordaba la forma de recibirlo le hizo obtener un sabor claramente mejor, una vez allí sentado una persona vestida muy similar se acercó a mí, una vez se sentó a mi lado y puso su mano sobre la barra reconocí el tatuaje en su mano como si lo hubiera visto hace un día que lo vi por última vez, en efecto era un mafioso, así que preferí  no dirigirle la palabra pero me fue imposible pues el inició una conversación.

-Señor Brown… si quiere vengarse venga conmigo- Las palabras de aquel hombre fueron muy directas, pero claramente aunque me intrigase el cómo sabia mi apellido no me planeaba relacionar con él, obviamente era una trampa, y yo no soy tan fácil de engañar.

Aunque intenté ignorarlo aquel hombre dijo un apellido que no podría olvidar por nada en el mundo y apenas lo escuche dirigí mi mirada a sus ojos y me aseguré de que notara que no me intimidaba en lo más mínimo su presencia pero de igual manera demostré el respeto de cualquier persona se merecía.

-Si realmente puede asegurarme que el recibirá lo que se ha ganado por sus actos no me importaría ayudar- Aquel hombre extraño solamente sonrió y se levantó de su asiento esperando a que yo lo siguiese.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 04, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TraicionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora