"Los secretos nos unían mas que la sangre que corría por nuestras venas"
Entre secretos viven las mentiras y allí se encontró Sophie en su sexto año en Hogwarts, envuelta en ellos. ¿Su sangre o su deseo? Solo podía escoger uno de los dos.
"-Tomo lo...
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•(Secretos Bien Guardados)•
Apenas podía mantener los ojos abiertos. La cabeza me dolía cómo si me hubiera golpeado con ella varias veces contra la pared la noche anterior. Mis manos no habían dejado de temblar del todo, aunque aún no sabía si era por la cosa que había visto ayer por la noche o solo era el frío del salón de clases de Adivinación. Aunque los rayos del sol atravesaran las ventanas, ese leve soplido del gélido viento que pasaba por las rendijas viejas y oxidadas me calaba los huesos. Al igual qué las leves nubes qué comenzaban a tapar el sol.
Se largaría a llover en cualquier momento con el cielo tan gris y nuboso.
La ducha que me había dado luego de lo ocurrido había borrado la suciedad de mis manos, mi rostro y mis piernas, pero aún sentía cómo las pequeñas ramas y la tierra se clavaban en mis palmas.
Cuando no pude evitar que mis ojos se cerraran, por algunos segundos, sentí el codo de Lily a mi lado enterrarse en mis costillas con todas sus fuerzas. Traté de abrir los ojos para prestarle atención. Su semblante preocupado me removió el estómago, apenas le había contado lo sucedido por la noche, pero ¿Estaba segura de contárselo? Después de todo era mi mejor amiga, debía decírselo.
-¿Te encuentras bien, Sophie?- Su voz dulce se oyó en un susurro. Aunque ambas sabíamos que la profesora no nos castigaría por ello.
Había logrado notar cómo observó mi rostro cansado cuando atravesé el umbral por la puerta de su salón de clases, sus ojos oscuros me sonrieron y trate de devolverle la sonrisa aunque mis mejillas estuvieran perezosas
"Parece cómo si no hubieras dormido en toda la noche" Concluyó y volteé al frente.
Busqué con la mirada lo que esperaba ver aquella mañana en clases de Adivinación, pero no se encontraban allí. Ninguno de ellos. Solamente uno en especial qué parecía no querer despegar su mirada de mi nunca. No habían ido aquella mañana a clases, excepto por él, qué debía voltear a verlo de vez en cuando para qué dejara de enterrarme sus ojos tan penetrantes. La incomodidad qué me hacía sentir era peor qué el cansancio qué me carcomía los músculos. Volteé una vez mas para ver sus ojos amenazadores sobre mi espalda. Cómo si me vigilara constantemente.
•••
Los músculos de sus brazos se tensaron bajo mis piernas cuando se inclinó para dejarme sobre el sofá de la sala común.
Levanté la vista para observarlo. Parecía cómo si nunca antes lo hubiera presenciado tan… encantador. Su cabello se iluminaba con la tenue luz de la chimenea que no había dejado de flamear en ningún momento desde que había dejado la sala común de Gryffindor para seguirlos.
