Capítulo 41: Ira y capricho

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Comencemos...

El grupo de Inuyasha junto a la anciana Kaede, Kohaku e incluso Shippo ya se habían organizado para hacer una búsqueda por los alrededores. De hecho, a Shippo se le encomendó la importante misión de ir a comunicar a Koga y llevarle algo de la ropa de Rin para que su manda de lobos también los ayude a buscar. Kohaku y Sango sobrevolaban el área con Kirara para ver desde lo alto el bosque con la esperanza de encontrar alguna señal de su amiga. Inuyasha buscaba como loco por el bosque mientras que Miroku, Kagome y Kaede trataban de deducir porque no sintieron ninguna presencia maligna. Justo cuando Sango y Kohaku volaban por el cielo, una esfera de luz envuelta en una ráfaga de viento casi los derriba.

Sango: ¿Qué fue eso? - Preguntó exaltada.

Kohaku: Me parece que era el Señor Sesshomaru... - Su cara mostraba autentica mortificación.

El daiyokai aterrizó justo frente a su hermano causando una gran conmoción porque iba demasiado rápido. El polvo y escombros se levantó haciendo la visión nublada para el hibrido, pero justo cuando comenzaba a visualizar la silueta de su hermano un puñetazo lo mando a volar lejos chocando contra un árbol.

Inuyasha: ¡AAHH! - Se quejo del dolor por el impacto.

Sesshomaru: Su aroma ha desaparecido por completo. - Su voz era aterradora y sus ojos eran rojos con sus marcas lunares deformadas.

El daiyokai caminaba a paso firme mirando a su hermano con desprecio en lo que éste se ponía de pie.

Inuyasha: No lo sé, estoy igual de confundido que tú, desapareció de la nada como si la tierra se la tragara. Nunca la dejamos sola fue en un instante que ocurrió todo, Sesshomaru la encontraremos. - Trataba de razonar con el pero era inútil.

Sesshomaru: Morirás. - Pronuncio casi gruñendo.

Inuyasha: Sesshomaru... - Lo miraba frustrado porque sabía que una batalla comenzaría.

Sesshomaru usaba sus garras venenosas con su látigo par atacar a su hermano frenética y sin contenerse. Su cólera era tal que sus pensamientos ya no eran racionales, estaba a punto de convertirse en su forma yako. Los ruidos y destrozos por el bosque alertaron a todos. La anciana Kaede junto a Sango y Kohaku evacuaron a los aldeanos porque no sabían que más hacer. Kagome y Miroku se apresuraron en llegar con Inuyasha quien batallaba mucho en la pelea. Al aparecer no quería atacar de gravedad a su hermano.

Kagome: ¡SESSHOMARU! ¡Detente por favor! - Gritaba angustiada viendo con horror como la pelea entre los hermanos se volvía cada vez más salvaje.

Miroku: Esto se ve muy mal... Sesshomaru siempre se ha mostrado imperturbable en las peleas, pero ahora parece más como a... - La sacerdotisa terminó la oración.

Kagome: Se parece más a inuyasha cuando pierde el control en su forma demoníaca y no tiene conciencia de sí mismo. - Parecía que pensaba muy seriamente en lo que podría hacer.

Miroku: Lo peor de todo es que Inuyasha no tiene intenciones de dañar a Sesshomaru... Las cosas se complican más. No podrá esquivar sus ataques siempre. Sin mi agujero negro me siento impotente porque si pongo un solo pie entre esos dos sin duda me matarán. - Apretaba sus puños frustrado.

Kagome: Tendré que arriesgarme... Si Kikyo logró hacerlo con Inuyasha, tal vez yo pueda con Sesshomaru, por lo menos para que se tranquilice. - Estaba tocando una de sus flechas mirando fijamente a Sesshomaru.

Miroku: No pensará... ¿Sellarlo? Pero él es un daiyokai, quizá no funcione, Señorita Kagome.

Kagome: En algo debe afectarle, quizá lo pueda frenar un poco... Monje Miroku, por favor necesitaré de su apoyo.

El poder de la confianza: Sesshomaru y Rin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora