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Y al final...

—Hazlo.— la incito

—¿Ah?— pregunto algo psicótica, inclinando levemente su cabeza de lado —¿Quieres morir? Jaja...

—Te herí, ya no te puedo salvar. Adelante, hazlo.— su mirada fija, pero con tristeza estaba casi rogando ver a la dulce MeiMei que recordaba, de la que se enamoró

—¿Crees que no lo haré?—

—Ya no te conozco. Así que realmente no lo sé.

Su mano que sostenía el negro espino empezó a temblar. Esas palabras le habían dolido.

—¿Por qué hiciste todo esto Bakugō? ¿Por qué me has orillado a esto?— su voz temblaba y su agarre se aflojaba cada vez más

—¡Tu me gustas! ¡¿Por que eres tan retrasada que no te has dado cuenta de eso?!— le gritó

—¡Eso no es amor!— volvió a pegar el espino a su garganta —¡Maldita sea Katsuki! Hubo un tiempo que me gustaste, realmente me gustaste... Hasta que empezaste con tus celos enfermizos... Y ahí me perdiste, nos perdimos los dos.— lágrima tras lágrima, gota tras gota, fluían por sus ojos y caían hasta el suelo

—Meimei ¿no vendrás a...?— la voz de Izuku se detuvo al ver la escena que tenía enfrente —¡Meirara!— corrió a ellos

—¡No te acerques!— le gritó aún amenazando al rubio, y clavando la punta en su piel, haciendo que brotará una gorda gota de espesa sangre

—Me-mei, tranquila, baja eso.— se quedó a medio camino, intentando calmar a la pelinegra

—No.— soltó firme

—Mei, ¿que crees que haces?

—Solo una disculpa, solo eso pido Katsuki. Eso espere todo esté tiempo, siempre te espere pero me harte de hacerlo.— lo veía a sus ojos vidriosos —No quiero lágrimas, no quiero sangre, no quiero muerte. Solo una palabra sincera, si es que de verdad te arrepientes.

—Solo quería protegerte de todos ellos.

—¿Entonces por qué no te quedaste a mi lado? ¿Por qué también te apartaste de mí? ¿Por qué le prestaste repentina atención a Uraraka sin motivo? ¿Por qué? ¿¡Por qué te volviste así?!— concluyó gritando y clavando un poco más el espino en su garganta, cayendo un fino hilo  de sangre machando su blanca camisa

El silencio de parte de Katsuki permanecía, no decía nada, e Izuku ya no sabía que hacer. ¿Avanzar o no avanzar? ¿Hablar o no hablar? ¿Llamar a alguien o quedarse en el mismo lugar?

—¿Todas esas notas que te dí no fueron suficientes para que me comprendieras?— frunció el ceño acercándose un poco más al rostro del rubio

—Asi que lo admites ya ¿eh?

—Ya no tengo porque esconderme. Al final no pude evitar eliminar las ganas de acabarte.

—¿Entonces por que me ayudaste ese día? ¿Dime por qué lloraste junto a mi después del festival? ¿Por qué me diste ese pañuelo y esos tés? ¿¡Por que parecía que empezabas a preocuparte por mi!? ¡Aquí no soy solo yo el que confunde! ¡Se clara de una maldita vez!

—¡Si, soy humana! ¡Sentí lástima por tu miseria!— intentó calmarse, su pecho subía y bajaba agitado, eran demasiadas emociones como hace mucho no las sentía —Pero hasta ahí, solo eso... no más.— dejó caer el espino al suelo, haciendo que Bakugō pudiera respirar un poco mejor, pero eso no quitaba el ardor que sentía en su cuello

—¿Eso fue todo? ¡Ja!— río sarcástico —No creo que haya sido todo como lo aseguras.

—Mira Bakugō Katsuki, no confundas mi odio y mis ganas de fastidiarte con otra cosa.— aún lo sostenía de la camisa, y lo atrajo más a su rostro de manera retadora —Ese chico que ves ahí.— alzó su mano y señaló a Midoriya que estaba estático en el mismo lugar —Ese es el que me gusta. Es al que amo, así que déjanos en paz ¿quieres?

¿Se estaba confesando en esa situación? Jaja, como son las cosas ¿no?

—Me-me-mei...— Midoriya ya no sabía cómo actuar o que decir, le preocupaba el estado en el qué se encontraba su amiga, así que no sabía si creer o no la confesión que le produjo un cosquilleo en todo su cuerpo

—Ja, no, no... Eso no puede ser.— murmuró antes de poner ambas manos tras la nuca de Meirara y atraerla hacia él, estampando sus labios en un violento beso que la reclamaba como suya

Casi la obligó a abrir la boca mordiendo sus labios para introducir su lengua y saborearla como siempre quiso hacerlo.

—¡Kacchan!— gritó repentinamente furioso Midoriya corriendo hacia ellos, pero se detuvo cuando la de piel traslúcida le estampó una fuerte bofetada que resonó por toda el aula a Katsuki

—¿Por qué tienes que ser tan idiota?— sollozo

En la mejilla del cenizo estaba marcada su mano. Incluso le había simbrado.

—Aléjate de mí hasta que digas la palabra que tanto deseo, y no es una sugerencia.— sentenció, y con eso se dió la vuelta para salir de ahí tomando la mano del peliverde

Él solo los vio marcharse. Era definitivo, estaba perdiendo algo que nunca fue suyo. ¿En qué momento su protección se volvió obsesión? ¿En qué momento empezó a engañarse a si mismo creyendo que ella lo quería pero se retenía? ¿En qué momento se volvió un idiota?

...la perdió.

la perdió

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¿Que les pareció? Solo me queda decir, que este es el final

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¿Que les pareció? Solo me queda decir, que este es el final. Falta el epílogo, pero, afirmativo, aquí acaba esta historia.

Espero les haya gustado>>>
No se olviden darle estrellita :D ★

Liian, ¡cambio y fuera!

Notas a un querido idiota [Bakugō Katsuki] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora