Capítulo 38: Hogwarts.

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01 de septiembre.

Parte 1.


Scorpius Malfoy corre con rapidez tras atravesar la plataforma 9 y 3/4. Sostiene su lechuza con fuerza en cuanto ve la cantidad increíble de gente que pronto conocería, niños y niñas de todas las edades junto a sus macotas y valijas de todos los tamaños. Algunos estaban con uniforme de Quidditch, llevando lujosas escobas que él siempre había visto utilizar a su madre y a la tía Ginny en los partidos de la liga.

Se adelanta un poco, sacándole unos cuántos pasos de ventaja a sus padres. Llevaba puesta una camisa negra, jeans y zapatillas cómodas, a diferencia de los trajes que su padre Draco le había ofrecido. Él siempre decía que, a pesar del obvio e indiscutible parecido físico, era igual a Ava.

Draco siempre agradeció que pudo darle una infancia normal y placentera a diferencia de la de él, todavía tenía algunos cruces con Narcissa por el pequeño resentimiento que guardaba de niño. Le alegraba muchísimo tener a Ava a su lado, por eso Scorpius era tan relajado.

Desde pequeño era carismático, cuando aprendió a hablar no había  manera de lograr que se callara. Hablaba y hablaba hasta altas horas de la noche, en lugar de ser él quien los escuchara, prefería leerles libros a sus padres y hasta ellos terminaban por quedarse dormidos.

También le encantaban las visitas de su única abuela. Desde que era pequeño, Scorpius tuvo una buena relación con su abuela Cissy, ella le regalaba dulces de contrabando y llevaba recetas riquísimas que su elfa preparaba para él. Sin embargo, miraba con admiración a sus abuelos por parte de Ava, ella le contó a medida que fue creciendo cómo eran ellos y eventualmente, cómo habían fallecido.

Por supuesto que a Scorpius le hacía sentir un poco solitario por el hecho de que Cissy no vivía con ellos, así que generalmente eran los tres en la enorme mansión. Cuando creció un poco más, notó cómo su amigo y confidente James también tenía sólo abuelos por un lado de la familia.

Escuchó con atención las historias que Ava, Ron, Harry y Hermione compartieron en sus años de Hogwarts, y por eso mismo moría de ganas de ir. Desde que dió indicios de magia a la edad de cinco años, esperó casi tachando los días faltantes para poder asistir. Ava le habló muy bien de la Directora Minerva McGonagall, y además ahora él no corría peligro con amenazas de magos tenebrosos. Podría disfrutar su estadía en paz, bueno, teniendo cuidado con el sauce boxeador. Había escuchado que a su tío Ron lo reprendieron mucho por romper el auto de su padre ahí mismo.

¡Un árbol que rompe un auto! Debía verlo con sus propios ojos.


—Scorp, no te alejes o nos vamos a perder —habla Ava distrayéndolo, tras atravesar una extensa camada de niños de primer año emocionados por subir al tren. Había sido fácil reconocer la cabellera de su hijo entre tanta gente.

—¡Pero mamá! —contesta tironéandole de la remera a su madre —. Quiero ver el tren por dentro.

—Sin peros, tenemos que buscar a tus amigos —habla Ava, mientras levanta el mentón para poder divisar, entre toda la gente subiendo al tren, a sus amigos—. ¿Dónde demonios se metieron Harry y Ron?

—Papá, mamá dijo una mala palabra. ¿No debía darte un sickle cada vez que lo hacía? —le dice el pequeño rubio que camina delante de ella. Draco suelta una carcajada, mientras extiende su mano hacia su esposa, que de mala gana le entrega dos sickles de su cartera.

—¿Por qué dos? Fue solo una maldición.

—Sabandija traidora —le responde su madre, mientras Scorpius frunce el ceño. Ya estaba acostumbrado a las maldiciones de su madre, no era nada del otro mundo. Aunque notaba que, en presencia de la abuela Cissy, no las hacía.

Outsider III - Draco MalfoyWhere stories live. Discover now