Capítulo 27.

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Sawyer entra en la habitación y cierra la puerta tratando de permanecer lo más silencioso posible. Ridículo.

—Estoy sola, Luke. Papá y Mamá fueron a una cena en la casa de los Martins.

Pone los ojos en blanco, levantando la bolsa interna de su saco para entregarme la caja envuelta en papel. Me hace una seña cuando la tomo en mi mano.

—Anda, ve a orinar en la varita, o lo que sea que tengas qué hacer con eso.

Ahora está siendo molesto.

—Cállate y cuida a Ray, ya vuelvo.

Tengo que ir al baño del pasillo para que Sawyer no me escuche mear, mientras intento recordar con exactitud mi último período. ¿Fue hace un mes?

Orino sobre la prueba y la dejo sobre el mostrador para esperar los tres minutos que tarda. Mierda, seguro es el estrés. Si, el estrés de lidiar con el asunto de la paternidad, y luego lo de Elena.

—No quiero ver, no quiero ver...

Decido que es mejor volver a la habitación y sostener a Ray en lugar de mirar la prueba, rezando para que sea negativa. Cuando me siento en la mecedora, Luke arquea una ceja.

—Está en el baño —le hago una seña para que salga—. Mírala y dime el resultado.

Me mira por largos segundos, pero se dirige al baño del pasillo y regresa, sosteniendo la varita de plástico con papel higiénico.

—¿Y bien?

No quiero mirar, no quiero saberlo. Luke tarda tanto que no me queda más remedio que apartar la vista de Ray para mirar a mi verdugo.

—Tómalo por el lado positivo, banana. Ya tienes la cuna, el portabebés, y si es otro niño pueden compartir la ropa.

—Carajo...

Justo lo que no necesito. ¡Estoy frita! Mis papás van a matarme y ni siquiera quiero pensar lo que esto le hace a mi carrera. Jamás podré volver.

—Aunque por otro lado, aún estás a tiempo, ¿Sabes? —levanto la cabeza para mirar a Sawyer—. Nadie sabe de esto, puedo guardar el secreto.

—¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? —chillo, acurrucando más a Ray contra mi pecho—. Sé que será difícil, pero tengo qué hacerme responsable de esto. Puedo hacerlo.

Si, puedo hacerlo. Mamá estará feliz, Luke va a ayudarme y Papá me perdonará algún día. Siempre supe que quería hijos, solo llegaron más temprano de lo que esperaba.

—Como digas. Conseguiré a la ginecóloga para que venga a revisarte, pero... Esta vez no guardes el secreto a tus padres, Annie.

Probablemente tiene razón.

—Les diré.

—De todas formas —continua con una mueca en los labios—. Pasarás mucho tiempo aquí recluida.

Idiota.

Sawyer sale de la habitación para conseguirme la atención necesaria ahora que sé que debo tomar las vitaminas y seguir una dieta más variada.

Paso toda la noche pensando en cómo darles la noticia a mis padres, imaginando sus caras de decepción y la sorpresa total. Estoy segura que la noticia de Christian y yo llegó hasta Georgia, pero la regla de papá sobre las redes sociales ahora tiene sentido.

Alisto al bebé y ambos bajamos al desayuno, sintiéndome demasiado ansiosa para esperar un día más. Tengo qué hacer las cosas diferente, esta vez son dos bebés para cuidar y proteger.

Sin Christian.

Papá está bebiendo café en la mesa y mamá lee una de esas revistas de diseño de interiores, aunque nunca ha redecorado nada en su vida.

—Annie, buen día —me sonríe—. ¿Dónde está mi chico favorito?

Extiende los brazos para que le entregue a Ray le besa las mejillas cuando lo toma.

—Buen día, mamá, papá. —le hago una seña a la ama de llaves para que traiga un café descafeinado para mí. ¿Dónde carajos está Luke? Dijo que estaría aquí para apoyarme—. ¿Cómo estuvo la cena con los Martins?

—Bien —mamá sostiene a Ray contra su pecho—. ¿Qué pasa cariño? ¿No tienes hambre?

No.

—Si, pero antes necesito decirles algo importante.

Ambos dejan de hacer lo que hacían para mirarme. Carajo. Antes de que pueda hablar, los pasos firmes de Luke se escuchan y suspiro de alivio.

—Llegaste —apoyo mi mano en su brazo cuando se detiene a mi lado.

—¿Lo estás diciendo ahora?

—Si. —vuelvo mi atención a mis padres, lista para decir las palabras—. Estoy embarazada.

Ambas miradas se desplazan a mi izquierda, haciendo que Luke de un paso atrás y se libere de mi agarre.

—No es mío. —Levanta las manos en gesto de inocencia.

—¿Embarazada? —Papá gira para mirarme—. ¿De nuevo embarazada?

No distingo si es solo la sorpresa o también hay enojo, su mirada manteniéndome quieta en mi lugar.

—Pero Ray es muy pequeño todavía, Annie —mamá pregunta—. ¿Qué paso? ¿Volviste a esa clínica de fertilidad?

El jodido Luke apenas puede contener la risa.

—Si, mamá. —lo pateo para que se calle—. Creí que tener otro bebé pronto ayudaría a que fueran unidos, crecerán juntos.

Ray y Carla comparten una mirada de incredulidad, papá negando levemente con la cabeza.

—¿Y entonces qué? ¿Solo elegiste otra botella para ser el padre del bebé?

—Bueno... No. El padre es el mismo que el papá de Ray, mismos genes.

Papá aún no luce convencido cuando se levata de la silla y comienza a agitar sus manos en el aire.

—¡Eres una niña, Annie! ¡Una niña! —se aleja algunos pasos pero sigue mirándome—. Un bebé es mucha responsabilidad, ¿Pero dos? No sabes lo que haces.

—Lo sé, pero está hecho.

Sigue yendo de un lado a otro.

—Ya no querrás seguir con tu carrera y serás una ama de casa, ¿Es así como querías terminar tu carrera?

—No.

Pero también quería formar una familia con el hombre del que me enamoré y eso tampoco va a ocurrir.

—Tranquilos todos, no queremos asustar a este chiquito —Carla canturrea mirando al bebé—. Alegremonos porque pronto habrá otro pequeño de ojos grises corriendo por aquí.

¿De ojos grises? Ouch.

Christian va a pelear la custodia de Ray, ¿Y si se entera del nuevo bebé? Estaré en problemas. Eso me gano por querer hacer las cosas bien, pero se acabó. Nadie es más importante que mis hijos.

Ni siquiera Christian Grey.

Glamour: La Vida Secreta De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora