Epílogo

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 "Ya arrodillense ante mí"

Hace un largo tiempo lejos de aquí
Existía un reino inhumano, vano y vil
El príncipe al mando, Jiang Cheng
De 14 años, caprichoso e infantil

Los muebles finos eran su adoración
Su sirviente igual a el en comparación,
Zidian su anillo y más preciada posesión

Era suyo si cruzaba su imaginación

El dinero nunca le logró preocupar
¿Quería algo? Una cuerda hay que tirar
Que ninguno osara enfrentarle majestad
No los dudaría en degollar

"¡Ya! ¡arrodillense ante mi!"

Flor de la maldad
De fino porte y faz
Vas pintado del dolor de alguien
Esas viles hiervas por mostrarte a odiar

Ah, Pagan el precio sufriendo tu crueldad

El principe se enamoró
De un joven con la sangre de azul color
Pero él ya debía su corazón
Al chico amarillo que reinaba otra región

Fue el príncipe quien lleno de rencor
A su fiel ministro sin dudarlo más llamó
Ordenó con una tranquila y fría voz

"Quiero destrozado al pueblo amarillo para hoy"

Convirtió en cenizas cada casa del país
Le arrancó la vida a todo aquél que vivía ahí
Pero el príncipe que causó tanto sufrir
Hoy tranquilo al fin podrá dormir

"¡Vaya! ¡Es hora ya de merendar!"

Flor de la maldad
De fino porte y faz
Vas pintado de inocente sangre
Esa bello imagen que recubre tu crueldad

Ah, Causa gran dolor por tus espinas ocultar

Para poder a el príncipe derrocar
Todo el reino entero se debió de revelar

Fue quien dirigía aquella marcha contra el mal
El guerrero negro con venganza en su mirar

Toda aquella gente que al final se levantó
Envolvió completamente toda la nación
Fue una larga guerra la que se desarrolló
Pero los soldados no cumplieron su misión

Al final rodeada terminó la corte real
Cada sirviente huyó dejando aquel lugar
El príncipe que gozó de fino porte y faz
No pudo escapar de su final

"¡Ah! ¡Pero que grosero!"

Flor de la maldad
De fino porte y faz
Vas pintado del dolor de alguien
Fue en su pensar una utopía real

Ah, Sin embargo vió su fantasía derrumbar

Hace un largo tiempo lejos de aquí
Existía un reino inhumano, vano y vil
El príncipe al mando, Jiang Cheng
De 14 años caprichoso e infantil

Programada a las tres quedó su ejecución
Cuando las campanas entonaban su canción
El príncipe a la que un día el pueblo alabó
Era simplemente alguien más en la prisión

Al final llegó la hora que se acordó
Y las campanas iniciaban su función
El sin mirar a nadie a su alrededor
Con una sonrisa habló

"¡Vaya! ¡Es hora ya de merendar!"

Flor de la maldad
De fino porte y faz
Vas pintado del dolor de miles
Fue por el dolor que ha causado su crueldad

Ah, Por lo que la llaman hoy

"El hijo del mal"

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