°|~ La Coartada Perfecta~|°

Capítulo 4: NADA

            "Las lágrimas de un niño son las que inundan tu camino al infierno"

Tarde del 16 de septiembre de 1995; 1:03 pm .

El sol chocaba contra el rostro tranquilo de se Sebastián, la policía seguía investigando el caso, trataban de hallar huellas o pistas pero nada, trajeron inspectores, criminólogos pero ''nada'' dieron las 4:03 de la tarde y seguían sin encontrar nada.

No se había llevado ni joyas ,ni dinero, ni nada solo las vidas de las personas que habitaban en esa casa no había nada mas que ese pobre niño con la mirada fija en el pavimento en el cual se veía la sombra de sus pies los cuales los movía como un péndulo; algunos policías sospechaban de Sebastián ya que no tenia ninguna herida en el cuerpo y su mirada tranquila no mostraba ni siquiera un poco de preocupación por el homicidio terrible de toda su familia... pero el sol pegando contra su pálido rastro hacia resaltar esas mejillas enrojecidas por alguna razón desconocida. 

Sus manos juntas moviéndose como con ansiedad disimulada podía delatar el dolor y el miedo que tanto se aferraba su alma en esconder, pero ¿Cómo un niño de apenas de diez años de edad iba a poder esconder el sentimiento de la perdida de los seres que mas amo y entender que ahora ya se han ido y que no volverán por alguien les arrebato la vida?, las manos de Sebastián se apretaron unas contras, inclinando la cabeza para que no puedan ver su rostro, recordando la impotencia al no poder salvar a su familia de un destino el cual probablemente se lo habían ganado, el recuerdo de los gritos de agonía de su madre y hermanos, el sentimiento de horror volvió a su mente haciendo que un pequeño rocío salieran de ese par de ojos carmesí, las lagrimas se deslizaban por su rostro como caricias frías que atormentaban la mentalidad de Sebastián el dolor era tan inmenso que por cada lagrima que caía a sus manos aumentaba la tortura, aumentaba las voces que repetían una y o través palabras de odio sin  sentido, de un momento a otro las voces ya no eran voces eran gritos, los ojos de Sebastián se abrieron como si se fueran a salir de sus cuencas llevándose las manos a la cabeza y apretando su cabello levantó la cabeza al cielo que se tornaba de un color anaranjado por la tarde, entonces saco un grito de agonía un grito que desgarra desde el al alma asta la garganta don ya se hacían mil nudos que lo ahorcaban. 

Los rocíos de su ojos se convirtieron en ríos y de ríos a océanos esas aguas saladas rasgaban la fuerza de voluntad de el niño al poder sacar las lágrimas guardadas desde hace cinco años de enfermedades mentales, el corazón de Sebastián latía con tanta fuerza que se podía oír tan fuerte que parecía salirse de su pecho tan fuerte y de pronto... nada silencio ni latidos, ni agonía, ni el sonido de las sirenas de los coches de policía un silencio profundo que duro unos segundos y de nuevo volvió el bullicio de la calle las voces de los vecinos con tonos de preocupación falsa se decían unos a otros chismes que no eran de su incumbencia; y por fin por fin las voces de los demonios que atormentaban a Sebastián cesaron y su alma libero las lagrimas que le hacían un peso infinito el cual ya no podía cargar, pero algo vacío tiene que llenarse de nuevo solo que el alma se llenó de odio los ojos de Sebastián que tenían un color rubí se tiñeron de un tono rojo sangre sangre seca marchita por los años; en todo ese tiempo transcurrieron tres horas por lo tanto ya eran la 7:05pm, un policía se acerca a Sebastián para comunicarle algo...