Capítulo 2

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Era incomprensible…

La mujer que se acurruca en las sábanas y se oculta del mundo, no es la misma brillante y alegre mujer que conocí junto a Mariabelle la primera vez. La mujer que retuerce con sus manos heridas la sábana de ceda mientras contienen sus sollozos, no es la misma hermosa mujer revolucionaria que escandalizó el reino de Grestrarhya con su extravagancia y belleza.

La mujer… que llora en silencio bajo las caras sabanas, no es la misma dama noble y gentil que me miró con diversión apoyando mi amor por Mariabelle, ahora de ese gentil mujer sólo queda una cáscara vacía llena de dolor y malos sentimientos. 

Todo en ella se había degradado a la miseria desde que su inútil marido decidió ser un miserable traidor, su vida se fue en picada pero nunca le pidió ayuda a nadie. Como una flor exótica sobreviviendo a la intemperie peligrosa…Lady Annelisse luchó por su dignidad y belleza hasta que el clima la derrumbó. 

Nunca imaginé encontrarla robando o siendo pisoteada, mucho menos temblando de miedo y rogando piedad. La escena me consterno profundamente, al punto de llegar a intervenir en un castigo justo para un ladrón.

Pero…

Simplemente no podía ignorarlo, no podía ver y fingir que no conocía a esa mujer porque claramente le tenía aprecio… y ahora estaba tan molesto por el destino que tiene que vestir… 

- ¿Por qué nunca le pidió ayuda a su majestad?. 

Pregunté una vez más en vano esperando que esta vez me dijera lo que esperaba escuchar, pero la terca dama se negaba a decir una palabra, de sus labios solo se emitían suaves sollozos y gemidos de dolor por los golpes y moretones en su frágil cuerpo. 

Ella no parecía dispuesta a responder, al menos no por hoy… Estaba sumida en su dolor, me ignoraba por completo, dentro de esta habitación no existía nadie más que ella y la tristeza de sus ojos violetas desbordando lágrimas gruesas. 

Escuchar esto durante más tiempo sólo me llenaba de una rabia dolorosa, mi pecho se oprimía de sentimientos negativos y al mismo tiempo me juraba proteger lo mejor que pudiera a Annelisse, no sólo porque fuera la mejor amiga de Mariabelle, también porque era mi cómplice en el amor. 

Mi cupido. 

Quería reparar su corazón y armar una vez más su vida pieza a pieza hasta que pudiera volver a la volar con la misma confianza de antes… pero por supuesto, pensarlo y prometerlo es más fácil que poner en acción el proceso, el doctor que revisó su condición dijo que estaba sufriendo de una severa depresión y que curarla sería un proceso largo y lento. Annelisse estuvo al borde de la muerte en más de una ocasión y también sufrió mucho abuso verbal y físico. 

Incluso el doctor sospecha de una posible violación…

Aún no era algo seguro, solo sus labios podían expresar de manera adecuada los sucesos de su desgracia. Me tomaría el tiempo para escuchar si era necesario.

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La suave luz de la mañana comenzó a asomarse ante las cortinas de color purpura oscuro, esa suave luz que traslucia el cristal golpeó mi rostro magullado de golpes y enrojecido por las lágrimas. 

La Duquesa derrocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora