Nunca sabemos lo que nos depara el futuro. Nunca sabemos en qué momento el amor llegará a nuestras vidas, y con ello, el dominio de nuestro corazón.
Park Jimin, el ser más engreído y caprichoso, además de vanidoso, pues sabía perfectamente de su atr...
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Seúl, Corea del Sur Sábado por la noche
En el lugar resonaba la música a todo volúmen, y la mayoría de los jóvenes que ahí se encontraban bailaban al compás de la música, moviendo su cuerpo de un lado a otro y levantando sus brazos para un mayor ritmo.
Y ahí entre esa muchedumbre se encontraba Jimin, bailando la canción boombayah; conmuy buen ritmo, todos fueron formando un círculo dejando en medio al rubio para verlo bailar al ritmo de la música, él se sentía feliz de ser el centro de atención.
Mientras tanto, en el lugar reservado por la amiga de Jimin, se encontraba el azabache acompañado de la chica de pelo rosado, que no hacía otra cosa mas que coquetearle.
-¡Vamos, Tae!, no seas así conmigo bebé, ¿acaso no te gusto ni un poquito?- soltó la pelirosa tratando de besar al azabache.
El de piel bronceada no hacía otra cosa más que alejarse de ella, deslizándose por el sillón mientras ella hacía lo mismo hasta dejarlo arrinconado, pero el azabache ya no pudo más y la empujó con asco, pues la mujer ya estaba pasada de copas y el olor a alcohol le revolvía el estómago.
-¡Déjame en paz, Rosé!, ¡ya te he dicho miles de veces que no me gustas!, ¡además ya estás borracha!- le gritó fastidiado, y en ese momento se sintió aliviado de ver al rubio acercarse para sentarse a su lado, pero ni tiempo le dió al rubio de acomodarse. Lo tomó de la mano para caminar hacia una terraza del lugar. El rubio aun se sentía agitado de tanto bailar.
-¿Qué te pasa, Tae?, ¡suéltame!, ¿por qué me traes aquí?- preguntó el rubio molesto por la actitud de su primo.
-¡Ya no soporto a tu amiga!, ¡así que más te vale que ya no me dejes solo con ella o me largo!- exclamó el azabache, bastante molesto.
-¡Por Dios, Tae!, no te comportes como un niño asustadizo, ni que te fuera a comer. Aunque ganas no le faltan- soltó el rubio en tono burlesco, subiendo y bajando sus cejas con picardía, soltando una carcajada.
-¡Jimin!- espetó el azabache, sonrojándose -. No seas tan vulgar.
-Oh, ¡vamos, Tae!- el rubio seguía riéndose, haciendo desaparecer sus ojos-. No te enojes y mejor disfruta de la música, te prometo que ya no te dejaré sólo. Además...- fue interrumpido al escuchar unos gemidos que venían detrás de un biombo que estaba a lo largo de la terraza, Jimin le hizo un seña a su primo para que guardara silencio, colocando el dedo índice en sus labios.
-Vamos, bebé. Házlo como a mí me gusta- soltó la voz del hombre, el rubio se sorprendió al reconocer esa voz. Taehyung lo miró con cara de asombro y se acercó al rubio que estaba con la oreja casi pegada al biombo para seguir escuchando.
-¡Es Ken! - dijo el rubio susurrando, hizo el intento por ir y descubrir a su prometido, pero el azabache lo detuvo tomándole del brazo.
-¿Qué vas a hacer, Jimin?, ¡no!- susurró de igual manera-. ¡Cálmate, no hagas una estupidez!
