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Hoy la chiquilla estaba buscando uno de sus innumerables tacones de plataforma. De tantos que tenía ella quería el más rojo y puntiagudo, pero no parecía estar ahí. Se tiro casi 20 minutos removiendo calzados para nada. Resignada acabo por ponerse una zapatillas, al fin de acabo hoy iban a batallar por dios sabe cuántas veces ya a su padre.

La chica aún estaba despeinada, con lagañas en sus ojos, llevaba su vestido de la tercera edad, allí estaba.

— Mi amor, te hice el desayuno.— Apareció su pareja con una gran sonrisa.

Este llevaba en la bandeja una par de tostadas algo quemadas, por no decir que está más negros que los suegros con él, contó a esto estaba la leche.

— No debiste molestarte corazón... — La chica se quedó un poco confusa, no por el desastre, más bien era las vistas. Arqueaba la ceja — Bernardo... ¿Me quieres explicar que haces con mi calzado?

El joven apartó la bandeja, allí estaba el chico de menor estatura con unos tacones de 10 cm. La joven se tapaba la boca por tal de no reírse, pero es que era muy ridículo.

— Calla, me queda mejor a mí que a ti rabiosa. — El chico desfilaba por el comedor, tambaleante incluso pero igualmente lo hacía. Con estos parecía incluso más alto de lo que realmente era.

— Te vas a partir las piernas amor. — La chica miraba con los ojos grandes, incluso alerta, esos movimientos era dignos de un pato con zancos.

— Me tienes envidia, me ves con tal estilazo que te escuece ¿eh culona?.

Eso hizo que la joven lo replantearse, pero está se acercó a este para empujar ligeramente por el brazo. Esto hizo que el chico acabará cayendo cual roble al sofá.

La chica salto encima, quizás en el proceso le haya hecho daño a su pareja, pero igual este le parecía muy genial verla de humor. La mujer  daba desde ahí unos planos tan calientes que por un momento sintió el mismo destino que las tostadas.

No hubo besos, solo un atraco a la gorra de Keith.

— Pues a mi tu gorra me queda mejor, me pega con el vestido rojo.

— Oye, eso es mí.

— Dijo el mono de feria.

No tardaron en empezar a reír ambos, la chica le plantó un beso en la mejilla, le acariciaba con sus carnosos cachetes sobre su azulado pelo.

Con eso el menor resignado, inclinó un poco sus pues para agarrar el calzado, entrego estos a su pareja.

— Muy bien, sólo quería saber que era ser alto.

Eso le llamo la atención, podía entender un poco al chico, todos sus conocidos median más de 1.70, demasiado incluso para un humano. Le quería quitar ese leve pesar, pero Cherry era ingeniosa, no tardó en poner los tacones. Lo que no contaba con el pequeño fuera que fuese capaz de agarrarle, este estaba siendo colocado sobre los hombros de su novia. En el momento que se levantó fue como ir por ancensor.

Tan alto estaba con todo que el rapero se golpeó con la lámpara un poco, pero igual la idea le gustaba.

— Ja, desde aquí puedo ver una cosa. — Keith estaba como un crío mirándolo todo. — Veo a tu padre hecho un basilisco, está con tu madre pidiendo una escopeta.

Inclinó un poco la cabeza, la chica no paraba de disculparse por el golpe, pero nada, su cantante le acariciaba su mejillas con delicadeza.

— Pero mi vista favorita se llama tus ojos.

Como podía, se dieron un  ultimo beso para luego colocarse. Había unas tostadas quemadas al fin de acabo, había que comerlas.

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