La moto fantasma

LA MOTO FANTASMA

La moto fantasma era un mito en aquella época, para algunos era una salvación y para otros una maldición. Ésta iba por las carreteras salvando o matando gente. Esta historia nos la va a contar una mujer llamada Valeria Rodríguez:

Esta mujer fue por la carretera principal hasta la desviación, alli encontró una moto abandonada cerca de un parque que había en una esquina de la carretera. Su coche se quedaba sin gasolina, y no había una gasolinera cerca. La moto debía de llevar allí años, porque hasta tenía telarañas. La llave estaba puesta. Nadie la había robado. Parecía el destino.Valeria era mecánica, sacó de la moto la reserva de gasolina y se la puso al coche. Llegó hasta una gasolinera, llenó el tanque de su coche a tope y se fue a casa. Al estar de vuelta en su casa, bendijo a la moto.

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La siguiente historia nos la va a contar, un hombre llamado Jorge:

Este hombre iba hacia su casa donde le esperaba su madre; iba conduciendo de forma temeraria, por una tortuosa carretera de montaña situada en las afueras, y de repente salió una moto de la nada que le estuvo siguiendo durante un tiempo a una distancia prudencial. Era una moto amarilla con rayas rojas y negras. Un cuarto de hora después la moto comenzó a mover su rueda delantera, y de su escape un humo de color rojo envolvió el ambiente... se puso a hacer caballitos de forma desmesurada y salvaje. Tenía neumáticos de seco, a pesar de la intensa lluvia que estaba cayendo. Aceleró porque la tenebrosa moto se le estaba echando encima. Su intento de escapar fue inútil, la moto le alcanzó y tras situarse encima de su techo.... le hizo precipitarse por el barranco.

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La tercera entrega nos la relata una mujer llamada Juana Rivera. Esta mujer junto a sus dos hijas de corta edad,  estaba immersa en un monumental atasco en la avenida principal de su ciudad, en pleno centro. Un coche que iba inmediatamente detrás, derrapó por una colisión en cadena, y justo en el momento de impactar contra ellas, una moto apareció de la nada, salvándolas del inminente choque. Al acabar el accidente, la mujer junto a sus hijas salieron del vehículo para agradecer al motorista su acción .... pero al salir del turismo la moto había desaparecido, sin dejar el menor rastro. Solamente al llegar a casa rezaron por lo que había ocurrido y le dieron gracias a Dios.

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La última de nuestras historias, pero no la menos importante, nos la cuenta Eugenia de las Fuentes, una fría noche de Diciembre, pasada la medianoche; concentrada en su despacho con la única compañia de su ordenador, su taza de café,  su incómoda silla y su deseo de finalizar el último proyecto de la temporada, acabó a las tres y media de la madrugada. Se dirigía a casa en su Volvo; el indicador de combustible de su salpicadero marcaba lleno. El viaje de vuelta a casa le llevaría al menos tres horas, y cumplidas las dos primeras horas de viaje, paró puntualmente para cumplir con el descanso recomendado en una estación de servicio. La noche era lluviosa  y apenas  circulaban vehículos. En la gasolinera, se fijó fugazmente en una oxidada y vieja moto situada cerca de la máquina expendedora de bebidas. La mujer continuó su viaje, pero al entrar en el coche se dio cuenta de que su indicador de combustible estaba en reserva. Imposible, pensó la mujer, tenía más que  suficiente para llegar a casa. Intentó hablar con los operarios de la estación de servicio, pero nadie estaba en las inmediaciones, salvo los camareros que amablemente le había servido el café. Al mirar detalladamente, pudo descubrir que la vieja y oxidada moto, ya no estaba ... lo último que oyó fue un leve ruido del escape de la moto, y lo último que vió por el retrovisor de su Volvo, fue una deslubrante y salvaje moto que se abalanzaba sobre ella.

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