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¿Quien dice que los ángeles no pueden ser malos? Ya sé los vemos como figuras puras, de corazón noble o como muchos dirían un ser que irradia luz, claro está que esas personas se olvidan de que Lucifer en algún momento de su vida fue una de estas criaturas "puras".

Ahora que sabes que hasta un ángel se puede convertir en el mismísimo diablo, vuelve a mi cabeza esa pregunta ¿Quien dice que los ángeles no pueden ser malos?¿quien dice que los demonios no pueden ser buenos? Ahí está la realidad, en mi opinión el poder de un dios o un diablo es demasiado y demasiado poder significa que el que lo tenga no es tan bueno como parece, pues si dios es todo poderoso no puede ser bueno del todo y si es bueno del todo no puede ser todo poderoso...

—Den, despierta, te perderás toda la clase —el susurro en mi oído me hizo abrir los ojos lentamente percatándome que estaba durmiendo arriba de mi laptop, ¿que significaba esto? Que tengo la mejilla llena de cuadraditos por las teclas.

Bien clase quiero que presenten este proyecto a finales del curso, tendrán que hacerlo individualmente  — exclamó la profesora sonriendo, ¿¡Proyecto!?, mire a Flor por un segundo ella me guiño el ojo en señal de que más tarde me lo explicaría todo.

Agradezco a diosito por haberme presentado un alma tan pura y una diosa griega como Flor.

Ya pueden marcharse clase— así es cómo se fue mi ultima clase del día.

Guarde las cosas en mi bolso mientras Flor me esperaba, suspiré me había perdido toda una hora de clase solo porque el cansancio de la noche anterior me había ganado.

—¿Dieron mucha cosa?

—No —Exclamó con una sonrisa Flor.

Camine atrás de ella por los pasillos pude notar como la mayoría de los chicos se daban vuelta a mirarla, Flor era hermosa no podía negarlo y los chicos de la universidad al parecer tampoco.

—Den

—¿mhm?— exclamé caminando un poco más rápido para ponerme a su lado.

—El proyecto es escribir un libro o historia corta— explicó Flor acomodándose el cabello.

—Gracias, ¿Ya sabes que vas a escribir?

—Claro — yo le sonreí como un pequeño si, claro que Flor sabía lo que iba a hacer, luego la despedí con la mano y comenzar a bajar las escaleras de la entrada hasta la calle.

¿Algo que amaba de Madrid? Caminar, caminar como lo hacía en San Pablo, caminar por las calles viendo a las personas haciendo sus diversas actividades, caminar bajo los rayos del Sol que calentaban lentamente mi cuerpo.

Pero aunque amara caminar jamás me podría negar a que Ethan me llevará, pues si allí apoyado en su motocicleta se encontraba los ojos azules más adictivos que había visto.

—¿La llevó dulce damisela?— preguntó agarrándome y acercándome a él quedando solo a unos centímetros.

— No soy una damisela en apuros puedo caminar — dije fingiendo desaprobación, su mano se posó en mi rostro para luego acariciar mis labios, vi como su mirada se fijaba en estos y no puede evitar que mi mirada se fijara en los suyos.

—¿Día agotador?

—mhm

—Vamos a casa — exclamó, se subió a la moto y yo me subí atrás, me agarré de la motocicleta evitando tocar a Ethan.

Claramente cuando pudo aceleró la motocicleta ocasionando que abrazara su abdomen, no lo podía ver pero estaba segura que estaba sonriendo.

—Hay cosas que nunca cambian— lo oí decir mientras el viento de las calles nos daba en la cara.

Mi vida a través de tus ojos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora