Alimentando la esperanza de un venidero éxito, Archie, —quien tuvo que llamar a Susana para solicitar de ésta los datos de Charlie y dónde "encontrarle"—, salió de su mansión en dirección a la comandancia.
Al llegar allá, y a pesar de haber sido analizado de pies a cabeza, él y con toda su elegante vestimenta, del fortachón guardia de seguridad, recibió un rotundo ¡no! después de haber solicitado una breve visita con el recién apresado.
Medianamente frustrado, el joven regresó a casa para comunicarse de inmediato con su tío que...
... sorprendiendo a George quien le conoció siendo aún pequeño, un iracundo Albert tras el teléfono, replicaba alteradamente:
— ¡¿Necesitas dinero para sacar a un delincuente?!
— Sí, tío, porque de él podemos adquirir información.
— ¡Inaudito, Archivald! ¡¿Sabes lo que pasará si llegaran a enterarse que tienes conexiones con él?
— Pero, tío... —, el sobrino no entendía su reacción ante la negativa:
— No, Archivald. Debe haber otro medio —. El rubio magnate protegería: — No quiero que el nombre de la familia...
Archie, ya habiendo cometido error, respondía:
— ¡Seré muy discreto, te lo prometo!
— El problema es que... "alguien" tendrá que responder por él, y yo no...
— No te preocupes por eso, ¡déjamelo a mí!
A la escases de su propia responsabilidad, se pronunciaría un:
— Archivald...
— ¡Por favor, Albert! — se suplicó al amigo. — ¡No dejemos pasar esta oportunidad de encontrar a Candy!
— ¿Y si no lo consigues?
El señor pesimismo nuevamente había hablado por el rubio, haciéndose acreedor de la molesta observación:
— Pues si lo sientes, ¡por supuesto que fracasaremos!
— No, no es eso, sino...
"La sombra" que George representaba para Albert, se acercó a él para quitarle el teléfono y responder:
— ¿Joven Cornwell?
Éste del otro lado saludó; y escucharía:
— Facilíteme algo de información y veamos qué se puede hacer.
Grandemente ilusionado, Archie proporcionó lo poco que tenía: un nombre y la dirección del recinto penitenciario.
Por ende, nuevamente esperanzado a obtener una buena respuesta, Cornwell colgó el aparato; pero la sonrisa que estaba adornando a su guapo rostro, en cuestión de segundos se esfumó al anunciársele:
— Joven, una señorita le busca.
Parado detrás del escritorio, Archie había quedado al oír aquello; más, completamente pasmado se le miró al escuchar a quien venía siguiendo a su empleado y que enseguida le preguntaba:
— ¡¿Qué has conseguido?!
La asustada impresión de verla ahí, le causó mareos; así que, rápidamente el chico buscó el asiento que anteriormente había estado ocupando conforme hablaba por teléfono con Albert.
— ¡¿Te sientes bien?! — cuestionó la rubia; y al sirviente ordenaría: — ¡Rápido! ¡Traiga un vaso con agua!
— No — "desautorizó" el joven. — No será necesario.
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MELODÍA OLVIDADA
Hayran KurguCandy, al sentirse abandonada, primero por Albert y después por Terry, decide dejar el colegio e ir en busca de su propio destino, en el que se encontrará con personas buenas, pero también malas. * * * * * * * * Historia primera vez escrita a partir...