Capítulo Veinticinco

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     —Y así fue como me enteré de que era depresivo

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     —Y así fue como me enteré de que era depresivo...

     —Ray, ¿esto qué tiene que ver con que queríamos almorzar pasta?

     Ray miró a sus dos amigos, confundido por sus propias palabras.

     —No lo sé, ¿por qué me dejaron hablar en primera instancia? Parecen estúpidos escuchándome. —sonrió él, estirándose en la cama de Emma. —¿A qué iremos al centro de la ciudad? Me da asco convivir con muchas personas...

     —Vamos, Emma solo quiere que conozcamos la ciudad. No seas así. —reclamó Norman.

     —No reclamo por el paseo en sí, solo me da cierto asco tener que estar con muchas personas. ¡Y de qué hablas tú! ¿Acaso no recuerdas cuando decías que te daban asco los muggles?

     Norman tosió compulsivamente mientras Emma lo miraba, con una sonrisa llena de curiosidad. La verdad es que no le sorprendería, a veces el rubio era algo extremista con su forma de pensar.

     —N-no lo escuches, linda, probablemente está delirando. —Emma solo asintió, riendo.

     Pero a sus oídos llegó el sonido de la puerta abriéndose, eran sus padres quienes entraban a la casa. Sonrió de forma amplia y tomó las manos de sus amigos, era hora de que se presentaran de forma correcta. Había esperado ese momento por varias horas. Ya eran las once de la mañana y solo ansiaba con ese  instante.

     —¡Mamá, papá! —exclamó mientras bajaban las escaleras, escuchando como los gemelos salían de su habitación también.

     —¡Mami!

     —¡Papá!

     Para cuándo los vio, encontró la entrada llena de bolsas de supermercado. Sonrió y pronto saltó hasta los brazos de su madre, anhelado el satisfactorio calor que el amor materno podría entregarle. Su olor, su calidez, Dina tenía todo para hacerla sentir como en casa.

     —¡Niños, mis niños! —dijo Dina, quien tambaleaba por los abrazos de su hija y Aiden. —¿Hace cuánto que llegaron? Debieron llamarnos, niños.

     —¡Llegamos hace dos horas! ¡Pero lo importante es que ya estás acá! —exclamó Aiden, aferrado a su madre. —¡No sabes cuánto te extrañé!

     —Pero si nos vimos en febrero, tontos. —habló Yuugo, quien palmeaba la cabeza de Eithan. Sonrió y lo alejó. —¿Por qué cada vez están más grandes?

     —¡Porque como todas mis comidas! —contestó Eithan. —Siempre dices que hay que comer todo para ser grande como tú.

     —Eso es, campeón... ¿Y ustedes dos por qué están parados ahí como imbéciles?

     —¡Papá!

     Emma corrió hasta sus dos amigos y entrelazó sus brazos con ellos. Norman estaba sudando, mientras que Ray miraba las bolsas de supermercado. De cierta forma, en pelinegro ya se había acostumbrado a la actitud de Yuugo, ya había tenido varias intenciones previas. Para Emma jamás sería posible poder acostumbrarse a la grosera actitud de su padre, era vergonzoso.

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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Albine Snake [NorEmma AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora