Dos sucesos, dos protagonistas.
Mi dedo permanecía muy colorado aunque el hielo ya le estaba bajando un poco la inflamación. A mí día le quedaba poco, ya iba cayendo la noche y lo único que había conseguido eran disgustos, mis tareas estaban sin hacer, al dia siguiente tenía un examen y mi mente solo hacía pensar en Owen y en ese, "nos vemos mañana aquí en el mismo lugar". También me preguntaba en como este sabría mi nombre, como sabría también que iba estar en ese parque, en fin tenía tanta confusión en mi cabeza que hasta creo que me pesaba.
Simplemente no me podía permitir ir mañana al parque a verlo.
—¿Que crees Dash? —le dije a mi fiel gemela imaginaria.
—Yo no creo nada, está vez tomarás tú sola la decisión.
—Pero si estás en mi, ¿como no me ayudarás?.
—Tienes razón estoy en ti, y eres tú la que debes tomar la decisión y también sé que en el fondo tú sabes lo que quiero. <<Yo soy tú, tú eres yo, yo soy tu alma, tus sentimientos, tus emociones, anhelos y sensaciones>>. Descubrete a ti misma, aprende a tomar tus propias decisiones sin tener que acudir a mi <<tú maravillosa conciencia>>.
Y sutilmente desapareció de mis pensamientos.
—¿Dash me has dejado sola? —le pregunté, pero ya no estaba, había desaparecido.
Al parecer tendré que tomar una decisión yo solita, y no me quiero mentir, si quiero ir a por más, si quiero saber que me dirá Owen esta vez, si quiero volver a apreciar su sarcástica y maliciosa sonrisa, si quiero que me vuelva a llamar "bestia con cara bonita". Y ahora que lo pienso que ridículo sobrenombre me ha puesto por dios, Owen es realmente estúpido.
Estudiar me daba mucha pereza, pero lo debía hacer, ya los exámenes finales los tenía cerca, mi fiesta de quince años también, algo de lo que les contaré luego.
Todo estaba ya muy cerca menos mis ánimos para continuar.Saqué la libreta de mates, le eché una ojeada y joder mi examen de mañana era de ecuaciones algebraicas, debía ponerme al día y estudiar. Esas ecuaciones eran fáciles aunque algunas un poco complejas, por tanto debía estudiar, además era la vía de escape para no estar todo el puto día pensando en Owen, mi mente necesitaba otra motivación aunque las matemáticas no eran realmente mi motivación en aquel momento.
Al final me quedé dormida sobre la libreta, ya cuando abrí los ojos era Lunes y tenía a mi madre delante mirándome fijo y frunciendo el ceño, a pesar de que tenía los ojos entrecerrados pude notar su cara molesta.—Dash Walker ¡levántate! te he llamado más de cinco veces, acaba de despertar de una vez.
—Ya voy madre, es temprano aún.
Me acerqué al reloj de la mesita que se encontraba al lado de la cama y joder ya eran las ocho de la mañana, de verdad llegaría tarde a la escuela.
—Pues si, ¡que tarde es!, ya me apuro y tengo todo listo en menos de diez minutos —dije haciendome la tonta mientras revoloteaba en el aire dando saltos hasta el baño.
Listo, no estuve lista en diez minutos pero si en quince, solo me faltaba meter los libros en mi mochila y andar para la escuela. Al llegar ya había comenzado el turno de Historia de Cuba, sabiendo cómo era la bestia de la profesora no podría entrar, así que me quedé quieta y fui y me senté en el banco de afuera a esperar a que sonará el timbre que indicaba el otro turno.
Y mientras arrancaba una florecita del cantero que tenía a mi lado, vi a Owen entrar a la escuela.—¿En serio vuelvo a encontrar a este imbécil en mi camino? —dije en mis pensamientos.
Owen se dirigió a la oficina de la directora, solo pude ver que se saludaron muy cordialmente, al parecer se conocían de antes o ya había sacado una cita con ella. Ya quedaban sólo diez minutos para que terminase el turno de Historia y yo ya estaba muy impaciente, quería preguntarle a Jaiz si ella sabía algo sobre la extraña visita de Owen a la directora.
Tocó el timbre.
Cuando entré al aula Jaiz se encontraba conversando con Leiza, la cual estaba llorando, iba a ser muy imprudente de mi parte que la llamase, así que me quedé en silencio y me dirigí a mi asiento. Ese día dos cosas me intrigaban bastante, una de ellas era por qué Owen se encontraba aquí y la otra por qué Leiza lloraba con esa intensidad, ella que nunca da a demostrar su punto débil, siempre se caracterizaba como una persona fría, firme y segura de sí misma, no entendía que la había desmoronado tanto, no tenía ni la más mínimo idea y alcancé a recordar que solo una vez la vi llorar y fue en séptimo grado cuando terminó un examen parcial con noventa y seis puntos en Matemática ¡Joder!, qué ridiculez, para mí noventa y seis puntos es una buena nota, pero Leiza siempre quería más y ser la mejor, en fin ella vivía en su burbuja de niña perfecta, ¡perfecta estúpida lo que era!.
Luego del turno de Historia tocó Español pero ese día la profesora no fue a clases, y el aula era un tormento, Cinthia estaba en la cancha con su grupito de amigas "cazadoras de niños lindos", Older estaba muy concentrado dibujando como siempre, Jaiz aún conversaba con Leiza, otro pequeño grupo estaban sentados arriba de las mesas conversando, ¡bueno más bien gritando! y el resto estaba en la puerta viendo las revistas "Top model" que llevaba Paula casi siempre. Luego estaba yo en mi asiento y ni a mí compañero de puesto tenía al lado, severamente aburrida esperando a que Jaiz terminara su extensa conversación.
Y en lo que miro al techo y al mural buscándole defectos, que por cierto que letra más fea tenía Paula dios, ese cártel de efemérides le había quedado horrible, me volteo y veo a Owen pasar, cruzamos miradas y ¡Waoo wao que hermoso!, está vez lo pude ver un poco más de cerca de nuevo, sus ojos color café estaban un poco más claros, lucía un jean medio ajustado y un pulover blanco con la pequeña marca "Levis" en rojo al costado, su pelo era un encanto estaba algo despeinado, pero le daba un toque atractivo a su rostro, su mirada fue un flechazo en mi, ¿Algunas vez han tenido orgasmos visuales? Si ya ok lo acabo de inventar, pero no se imaginan como miraba, su mirada era jodidamente intimidante, soltaba malicia con delicadeza y a la vez era cálida, simplemente cuando lo mirabas estabas en el verdadero paraíso.
—Pero en qué piensas Dash, recuerda que Owen es un imbécil, estás tonta o que —me dije a mi misma, ya que mi gemela no había querido aparecer hoy.
—¿Dash que haces, en qué piensas?, que te noto un poco atontada —escuché una voz a mi lado.
—Ohh Jaiz, ¿lo has visto?, dime que sí.
—¿Ver a quién, qué pasó?.
—Jaiz a Owen, acaba de pasar por la puerta, ¿no lo viste?.
—Pues no, pero ¿que hace Owen aquí?.
—Pues eso mismo quería preguntarte, pero ya veo que estás igual de desinformada que yo —Owen estaba conversando con Cleotilde en su oficina —agregué.
—¿Y cómo lo supiste?
—Lo vi dirigirse allá cuando estaban en el turno de Historia que no pude entrar
—Pues no sabía nada Dash, de hecho me entero contigo que se encontraba aquí en la escuela.
—¿Y no tienes ni mínima idea de por qué estuviese aquí? —le pregunté sigilosamente.
—En realidad no, aunque si pensamos un poco, Owen es profesor de Educación Física, seguro vino a algo relacionado con eso.
—Puede ser, buena conclusión —Quizas lo botaron de la escuela en la que trabaja y vino a buscar trabajo aquí, y que casualidad tuvo que ser aquí en la que yo estoy —voltee los ojos.
—¿Y que con eso Dash?. No te gusta Owen, se supone que esto debía ser una estupenda noticia para ti o ¿ya me equivoco?
En ese momento me quedé con la duda de si contarle a Jaiz o no todo lo sucedido con Owen, ya casi teníamos el examen de Matemática y no la quería agobiar, al final era su hermanastro al que tenía como una súper persona cuando realmente era un estúpido y un canalla. Qué le tumbase a Owen de su pedastal hubiese sido un poco chocante para ella. En esos momentos Ruth era la única que sabía en verdad todo lo que me estaba pasando. El tema de Leiza también lo tenía que tocar en otro momento, ya nos quedaban sólo minutos y decidimos echarle una ojeada al libro de Mates, debíamos salir bien en ese examen. Las dudas estuvieron en mi toda la tarde, pero al maravilloso y guapo de Polo se le ocurrió hacer el examen en la tarde, el cual estuvo muy difícil y se extendió horas extras a la hora de salida. Así que no pude hablar con Jaiz respecto a ningún tema que en ese momento me estaban haciendo dudar y mucho.
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Otra cicatriz ©
RomansMuchos intentaron leerla, pero quizás pocos la lograron entender.