Capítulo 11

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El domingo antes de que la escuela fuera a comenzar, D.O me llevó al pueblo para comprar mis cuadernos, mientras que él reemplazó casi todos sus útiles escolares. Sólo tendríamos tres días de escuela  y luego el Día del Trabajo. Ya estaba anhelándolo. Antes de regresar a casa, D.O estaba hambriento como siempre, y nos detuvimos en uno de sus lugares favoritos.
—Es un… restaurante pintoresco —dije.
—¿Pintoresco? Es pintoresco para un chic de ciudad como tú, pero aquí  es el lugar más popular.
Eché otra rápida mirada alrededor. El Smoke Hole no era tan malo; de hecho era un lugar con colores tierra, y me gusto los grupos de rocas y piedras que sobresalían de los bordes de las mesas.
—Está mucho más lleno en la tarde y después de la escuela — agregó entre sorbo y sorbo—, Hace imposible conseguir un asiento.
—¿Vienes aquí a menudo? —Encontré un poco difícil imaginar al guapísimo D.O pasando el rato aquí, comiendo un sándwich de pavo y malteadas.
Pero él estaba aquí, con su segundo sándwich de pavo y su tercera malteada. Desde que conocí a D.O, había estado constantemente sorprendido por la cantidad de comida que consumía en una sola sesión. En realidad, era un poco preocupante.
—Chanyeol y yo venimos aquí al menos una vez a la semana por lasaña. ¡Está para morirse! —sus ojos se iluminaron con una mezcla de emoción y nostalgia.
Reí. —Tú amas cualquier comida, pero gracias por invitarme a salir hoy. Me alegra poder salir de casa sin mamá. Se la pasa cada segundo sobre mí.
—Ella está preocupada.
Asentí, jugueteando con la pajita. —Especialmente después de enterarse sobre él chico que murió la misma noche. ¿Lo conocías?
D.O bajó la mirada a su plato, sacudiendo su cabeza. —No mucho. Cursaba un grado inferior que nosotros, pero mucha gente lo conocía. Pueblo pequeño y todo eso. Creo que leí que no están seguros de que fuera asesinado, parece que fue un ataque al corazón —se detuvo, sus labios se fruncieron mientras miraba sobre mi hombro—. Qué extraño.
—¿Qué? —pregunté, girándome para ver lo que él estaba mirando y volteando mi rostro tan pronto como pude. Era Chanyeol.
D.O inclinó su cabeza —No sabía que él vendría aquí.
—Oh, él aparece con solo ser nombrado.
D.O estalló en risas, llamando la atención de todos en la habitación.
—Ah, eso fue divertido.
Me hundí en mi asiento. Después de la mañana en que él y su hermano me prepararon el desayuno, él me ha evitado y eso estaba bien. Sin embargo, quería darle las gracias por salvarme la vida. Un agradecimiento adecuado que no termine en insultos, pero las pocas veces que fui capaz de verlo, él se tomó el tiempo suficiente para advertirme con la mirada que no quería que me acercara.
Chanyeol podría ser el hombre más físicamente perfecto que había visto —su rostro era algo por el cual un artista moriría por tener una oportunidad de dibujar—nunca parecía verse mal. Pero también podría ser el mayor imbécil del planeta.
—No va a sentarse aquí, ¿verdad? —susurré a D.O, quien parecía muy divertido.
—Hola, hermanito.
Contuve la respiración ante el sonido de su ronca voz. Deslicé mi brazo vendado debajo de mi mesa. Estaba seguro de que si él lo veía, podría recordarle el inconveniente que he sido.
—Oye —dijo D.O mientras descansaba su barbilla en su mano—.
¿Qué estás haciendo aquí?
—Tengo hambre —respondió él secamente—. Aquí es donde la gente viene a comer, ¿no?
Miré mi hamburguesa a medio comer y papas fritas, jugando con mi plato, rezando a quien sea que pudiera escuchar mis plegarias poder desvanecerme en mi asiento hasta que él se fuera. Me obligué a mí mismo a pensar en todo tipo de cosas—libros, programas de televisión, películas, Chanyeol, el césped afuera de…
—Todos menos tú, ¿Viniste a jugar con tu comida?
Oh, maldición. Plasmé la sonrisa más brillante que pude fingir y me armé de valor. Mi sonrisa vaciló en el momento en que lo miré a los ojos. Él me miró expectante, como si supiera lo que realmente estaba pensando, quería que peleara contra él. —Sí, verás, mamá normalmente me lleva a Chuck E. Cheese para cenar, así que me siento un poco fuera de lugar. Extraño al ratón tomando mi pedido y todo eso. D.O resopló y levantó la mirada a su hermano. —¿No es él grandioso?
—Sencillamente encantador —cruzó sus brazos, su voz en un tono tan seco como siempre—. ¿Qué tal tu brazo?
Su pregunta me tomó por sorpresa. Mi brazo se sentía bien. Quería deshacerme de la férula, pero mamá se rehusaba a dejarme bañar sin ella. —Mejor. Estoy bien. Gracias…
—No lo hagas —me interrumpió, pasando una mano a través de sus mechones negros—. Tu cara se ve mucho mejor, por cierto.
Inconscientemente coloqué una mano en mi mejilla. —Bueno… gracias, creo —Miré a D.O con incredulidad y musité las palabras: ¿Tengo algo en mi cara? Hacia él.
Él intercambió una mirada divertida conmigo antes de regresar la atención a su hermano. —¿Te unes a nosotros? Estábamos terminando.
Fue el turno de Chanyeol de resoplar. —No, gracias.
Volví a juguetear con la comida de mi plato. Como si la idea de comer con nosotras fuera la cosa más absurda.
—Bueno, eso es tan triste —D.O no se ofendió en absoluto.
—¡Chanyeol, ya estás aquí!
Levanté la mirada hacia el sonido de una chica demasiado emocionada. Una pequeña y linda rubia saludaba desde la entrada. Chanyeol le regreso el saludo, no muy alegremente, y observé como ella prácticamente rebotó hasta nuestra mesa. Cuando estuvo frente a Chanyeol, lo besó rápidamente en la mejilla antes de abrazarlo posesivamente.
Una fea y ardiente sensación se esparció en mi vientre. ¿Tenía novia?
Eché una mirada a D.O. Su hermano no parecía feliz.

La chica finalmente puso atención en nuestra mesa. —Hola, D.O, ¿Cómo has estado?
D.O le regresó la sonrisa en un tono muy contenido. —Grandioso, Dara, ¿Y tú?
—Excelente —Le dio un codazo a Chanyeol como si estuviera hablando de una broma entre ellos.
No pude respirar.
—¿Pensé que te habías ido otra vez? —preguntó D.O, sus ojos por lo general cálidos se convirtieron en fríos—. ¿Tus hermanos decidieron regresar antes de que comenzara la escuela?
—Cambiamos de opinión —Levantó la mirada hacia Chanyeol nuevamente, quien comenzaba a verse incómodo.
—Mmm, interesante —respondió D.O, su expresión asumió una máscara felina—. Oh, que grosero soy. Dara, él es Baek —me señaló—. Es nuevo en nuestro excitante pueblo.
Forcé una sonrisa hacia la chica. No había razón para estar celoso o molesto, pero maldición, esta chica era muy linda.
La sonrisa de Dara se desvaneció. Dio un paso hacia atrás. —¿Éste es él?
Mis ojos fueron hasta D.O.
—No puedo hacer esto, Chanyeol. Quizás ustedes estén de acuerdo, pero yo no —Dara sacudió su cabello rubio con una mano—. Esto es un error.
Chanyeol suspiró. —Dara…
Sus labios se fruncieron. —No.
—Sandara, ni siquiera la conoces —D.O se puso de pie—. No seas ridícula.
El tráfico en la cena, literalmente, se detuvo. Todo el mundo nos miraba.
Sentí un calor, una mezcla de vergüenza y de ira, subiendo por mi rostro mientras veía a Dara. —Lo siento, ¿Te he hecho algo?
Los extraordinariamente ojos azules brillaron fijos en mí. —Sí, ¿Qué te parece respirar para comenzar?
—¿Disculpa? —dije.
—Ya me has oído —replicó Dara. Luego se volvió a Chanyeol—. ¿Es por esto que todo lo que hemos logrado se irá a la mierda? ¿Por esto mis hermanos han tenido que moverse por el país…?
—Es suficiente —Chanyeol agarró el brazo de ella—. Hay un McDonald una calle abajo. Te conseguiremos tu Cajita Feliz. Quizás eso te tranquilice.
—¿De qué va todo esto? —exigí. El impulso de levantarme y arrastrarla por el cabello era difícil de ignorar.
La ardiente mirada de Dara era como dos rayos láser. —Todo se irá a la mierda.
—Bueno, esto fue muy divertido —Chanyeol arqueó una ceja a su hermano—. Te veré en casa.
Los observé marchándose, hirviendo de ira. Sin embargo, debajo de esa ira también me sentía herido.
D.O ese dejó caer en su asiento. —Oh, Dios mío, lo siento. Es una completa perra.
Lo miré mientras mis manos temblaban. —¿Por qué dijo esas cosas de mí?
—No lo sé. Parecía estar celosa —D. O jugueteó con su paja, pero evito mis ojos—. Dara tiene algo con mi hermano, siempre lo ha tenido. Solían salir antes.
Mi cerebro quedo atrapado en las palabras “Solían salir” por un segundo.
—De todos modos, se enteró de que él te rescató la otra noche. Por supuesto que ella te va a odiar.
—¿De verdad? —No le creía—. ¿Todo esto porque Chanyeol me salvó de ser asesinado? —Frustrado, golpeé mi férula sobre la mesa e hice una mueca—. Pero si Chanyeol me trata como si fuera un terrorista. Es ridículo.
—Él no te odia —contestó en voz baja—. Creo que quiere hacerlo, para ser honesto. Pero no puede. Por eso actúa así.
Eso no tenía sentido para mí. —¿Por qué quiere odiarme? No quiero odiarlo, pero no me lo pone fácil.
D.O levantó su mirada, sus ojos llenos de lágrimas. —Baek, lo siento. Mi familia es un poco rara. Así es en este pueblo. Así es Dara. Verás, su familia es… es amiga de la nuestra. Y todos nosotros tenemos mucho en común.
—Lo mire, esperando que él se explicara que en común podría tener con
—Ellos son trillizos, ¿Sabes? —D.O se recargó contra el respaldo, mirando con indiferencia su plato—. Tiene dos hermanos, Dany y Chris.
—Espera —Lo mire boquiabierto—. ¿Me estás diciendo que hay unos trillizos aquí y ustedes son gemelos?
Frunció el ceño mientras asentía.
—¿En una ciudad como de quinientas personas?
—Sé que es raro —dijo, mirándome—. Pero tenemos cosas en común y todos somos muy unidos. A los pueblos pequeños no les agradan los extraños. Y yo estoy saliendo con su hermano Dany.
Abrí mi boca. —¿Tienes novio? —Cuando él asintió, negué con mi cabeza—. Nunca lo has mencionado antes.
Se encogió de hombros, apartando la mirada. —No es algo que me guste contar. No nos vemos mucho.
Cerré mi boca de golpe. ¿Qué chico no habla de su novio? Si yo tuviera uno, hablaría de él, al menos lo mencionaría una vez. Quizás dos. Miré a D.O con nuevos ojos, preguntándome cuando más no me estaba diciendo. Echándome hacia atrás, mi mirada se desvió más allá de D.O, y fue como si un interruptor se encendiera.
Comencé a notar cosas—pequeñas cosas.
Por ejemplo, cómo la camarera pelirroja con un lápiz clavado en su peinado no dejaba de mirarme y tocaba una brillante piedra negra de su collar. Luego, estaba el viejo hombre sentado en el bar, su comida sin tocar, nos miraba mientras murmuraba por lo bajo. Parecía estar un poco loco. Mis ojos recorrieron la habitación. Una mujer en traje de negocios llamó mi atención. Ella dijo algo y regresó su atención a su compañero. Él miró sobre su hombro, y su rostro palideció.
Rápidamente, me giré hacia D.O. Él parecía ajeno a todo, o quizás estaba tratando fuertemente de ignorarlos. La tensión se cortaba en el aire. Era como una línea invisible que se había dibujado y debía saltar sobre ella. Podía sentirlos a todos, decenas de ojos, fijos en mí. Todas esas miradas llenas de desconfianza y una emoción mucho peor.
Miedo.

Obsidiana- [ChanBaek] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora