Capítulo 1; Ejército.

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"You can stand under my umbrella" 







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IRINA NOVIKOV SOLO TIENE RECUERDOS DESDE LOS SEIS AÑOS JUSTO CUANDO LLEGO AL ORFANATO, recuerdos antes de esa edad es un misterio, pues no había nada, Ira, trataba de recordar, más lo que sentía eran fuertes dolores de cabeza y la sensación de estar cayendo en un abismo. Cuando apareció afuera de la puerta en el orfanato, fue un misterio, para los niños que vivían ahí, y también para la directora.

El orfanato era el lugar más cruel que ella creía que existía, pero no, no era por su directora estricta, pues aunque esta se mostrase dura, era muy dulce con Irina pues le recordaba a la luna; el lugar era cruel por los niños que lo habitaban, claro a exepcion de aquellos dos pequeños bandidos, que tenían un don para meterse en problemas, y por consecuencia incluir a Irina, fue una gran suerte conocer tanto a Alina como a Mal; los tres se complementaban, pues tenían el infausto o la gran fortuna de tener diferencias muy notorias para encajar; en Alina vivian sus rasgos Shu, en Mal, su posisión de mestizo, y en ella su cabello pelirojo como sus ojos de distinto color, pues uno era tan negro, y el otro tan blanco, que no podía pasar desapercibida, aunque se juntara con ellos dos, Irina siempre resaltaba.

Y ahora estaba allí. La toma de decisiones la habían colocado en aquel lugar, y momento correcto. El campamento militar era igual de molesto y atestado que todos por los que pasaron y por todos aquellos por los cuales pasaría. El espeso barro cubría sus viejas botas, y aquel pesado rifle que cargaba en su espalda, le comenzaba a molestar; pero aquella impetuosa bruma negra acapara toda su atención, nunca le había puesto tanta importancia, hasta aquel día, que aunque se veía amenazante, y Mal en reiteradas veces le repetía que no debía acercarse a aquella bruma; ella no podía hacer más que ignorarlo, pues ella sentía que aquella gran pared de bruma negra le habla, le susurraba cosas, cosas que ella no entendía, pero claramente intuía que entrara en ella. Sus ojos bicolores se movían con mucha rapidez por la atrapante pared de sombras que parecía expandirse sin un fin; algo que dividió a su país en dos y que aparentemente los había castigado a una gran lucha eterna.

Fjerda nos quería muertos, Shu Han también, todos los alrededores nos querían ver muertos, querían que Ravka pereciera, y en gran parte, si no fuera por los Grisha, a los que tanto las personas pertenecientes del primer ejército detestaban, estaba segura que ya estaríamos acabados, que todas las ciudades estarían sepultadas en cenizas, y que los muros de la protección del pequeño palacio ya se habrían extinguido.

Los Grisha pertenecían al segundo ejército, y eran una definición de seres supremos a nosotros. Eran elementos de lo que se conocía como una pequeña ciencia y eran expertos en controlar los componentes, sanar, y otras cosas que frente a una mente incrédula no serían más que simples habladurías. Pero no lo eran.

Ellos eran tan reales, como ella, como Mal o como Alina, el único problema era que se movían como una Élite suprema, y que estaban bajo el mando del General Kirigan, el gran Señor de las Sombras, el más fuerte de todos ellos.

Y aquella Irina lo sabía; si ella no hubiese mentido en la prueba aquel día tal vez, su suerte estaría con los Grisha.

Buscaba a Mal con la mirada, pues debíamos presentarnos ante el comandante, y a la vez buscaba a Alina con la mirada, pues sabía que ya estaría aquí, o lo estaría pronto. Gritos de aliento a cierto luchador me desvían de mi camino, pero pronto sonrío pensando que solo debe ser Mal, por esa razón me dirijo a la carpa de donde salen las exclamaciones. Al adentrarme en la carpa los gritos son mucho más fuertes, y un calor abrasador cubrió mi cuerpo; desde mi posición observo la figura de Mal golpeando a un pobre hombre, que solo quería ganar un poco de dinero, peleando contra el gran Mal, lamentable fue su desenlace cuando cayó inconsciente en el piso de tierra con un ruido sordo.

-¿Cuanto ganaste esta vez?- cuando me acerco al lado de Mal este se sonroja, pues sabe que no puede pelear sin mi a su lado, pero lo único que hago es reír.- Prometiste no volver a pelear sin mi Mal.

-Ya lo se, pero gané suficiente dinero para invitarles a Alina y a tí algo- su sonrisa al nombrar a Alina hace que mi pecho salte, no era un secreto para mi los sentimientos que tenían el uno por el otro, aunque estos lo negaron, lo único que podía hacer era apostar conmigo misma, cuando iba hacer el día que estos dos comenzarán una relación.- ¿Dime que ya la encontraste?.

-Aún no llegan los cartógrafos, por lo tanto la dulce Alina aún no llega Mal, pero no debes preocuparte, ella sabe defenderse.

nuestra conversación es brutalmente detenida por un Grisha:

-Deberías pelear con alguien que iguale tu fuerza niño.

Las risas de los soldados del primer ejército se detuvieron, y por un momento creí que el tiempo se detenía, pero no fue así, fuí consciente de que Mal se acercaba al Grisha, pero era devolvido a mi lado, por una rafaga de viento, un Vendaval, un Grisha de aire.

-Vamos niño, hazlo de nuevo, o tal vez la dulce flor que se encuentra al lado tuyo quiera, aunque se ve tan delicada, ¿Cómo es que cargas un rifle de ese tamaño en tus pequeñas manos?

-Esta pequeña flor te dará una paliza.

-Mal, Irina, no pierdan el tiempo.

-No queremos Grishas aquí, así que debes irte.

Y como llegó se fue, una salida silenciosa, pero que reanimó las risas y las bromas de los soldados.


...

Primer capítulo.

¿Están emocionadas?; porque yo si.

En el siguiente veremos el primer encuentro de Irina con el oscuro. (Grito de perra loca).



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SHADOWS GAME ~ The DarklingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora