Capítulo 13

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Me había hecho un nombre para el final del día. Me había convertido en “Él chico que le lanzó comida a Ellos.” Esperaba un contraataque en cada pasillo y cada clase, especialmente cuando vi a uno de los chicos Lee en mi clase de Historia y a una frescamente vestida y malhumorada Dara en su casillero.
Nunca ocurrió.
D.O se disculpó efusivamente antes de que la clase de gimnasia comenzara, y luego me abrazó por lo que hice. Trató de hablarme cuando nos alineábamos para jugar Voleyball pero yo me encontraba… entumecido. No había manera de mal interpretar el hecho de que Dara me odiaba. ¿Por qué? No podía ser por Chanyeol. Era más que eso. No sabía lo que podía ser.
Luego de clases manejé hasta casa, tratando de entender todo lo que había ocurrido desde que me había mudado. El primer día sentí algo en el porche y en la casa. El día en el lago a Chanyeol le habían brotado escamas. El destello de luz con el oso y la librería tenían que ser lo mismo. Y toda esa basura que Taeyong había dicho.
Sin embargo, una vez que llegué a casa y vi varios paquetes en mi pórtico, toda la mierda del día desapareció. Algunos tenían caritas felices en ellos. Chillando, recogí las cajas. Adentro había libros, libros recién publicados que había preordenado varias semanas atrás.
Subí al piso de arriba a toda velocidad y encendí mi portátil. Revisé la reseña que había publicado anoche. No había comentarios, la gente apestaba. Pero había ganado cinco nuevos seguidores, la gente era genial. Cerré la página antes de empezar a rediseñar todo. Luego busqué en Google “personas de luz” y después de que los primeros resultados me mostraran varios grupos que estudiaban la biblia, busqué “El Hombre Polilla.” Oh. Santo. Dios.

La gente de West Virginia estaba demente. En Florida de vez en cuando alguien afirmaba ver a Pie Grande en los claros, o al Chupacabras, pero no a una gigante cosa voladora o lo que sea que fuera. Parecía una inmensa mariposa satánica.
¿Por qué demonios estaba yo viendo esto?
Era una locura. Me detuve a mí mismo antes de empezar a buscar extraterrestres en West Virginia. Tan pronto como llegué abajo, tocaron la puerta. Era D.O.
—Hola, —dijo—. ¿Podemos hablar?
—¿Seguro? —Cerré la puerta y caminé hacia adentro—. Mamá aún duerme.
Asintió mientras me sentaba en la mecedora. —Baek, lo siento tanto, tanto, por lo de hoy. Dara es una completa perra a veces.
—No es tu culpa que ella haya actuado así. —dije—. Pero lo que no entiendo es por qué ella y Chanyeol actuaron así. —Me detuve, sintiendo ese estúpido ardor en la garganta—. No debí haberles arrojado la comida, pero nunca me había sentido tan avergonzado en mi vida.
D.O se sentó a mi lado, cruzando los tobillos. —Creo que en realidad fue gracioso, lo que tú hiciste, no lo que ellos hicieron. Si hubiera sabido que iban a hacer tan terribles con todo, me hubiera encargado de que no lo hicieran. —Agua pasada, supuse.
Suspiró. —Dara no es novia de Chanyeol. Ella quiere serlo, pero no lo es.
—No me pareció así.
—Bueno, ellos si… salen.
— ¿La está usando? —sacudí la cabeza, asqueado—. Que imbécil.
—Creo que es mutuo de ambas partes. Honestamente, el año pasado sí salieron por un tiempo, pero luego todo se enfrió. Eso es lo máximo que le he visto a él prestarle atención en meses.
—Ella me odia, —dije luego de unos minutos, suspirando—. Eso no me importa ahora mismo. Quería hacerte una pregunta.
—De acuerdo.
Mordí mi labio. —Somos amigos, ¿cierto?
—¡Por supuesto! —Me miró con los ojos abiertos—. Honestamente, Chanyeol ahuyenta a todos y tú eres la que más ha durado, y bueno, yo creo que tú eres como mi mejor amigo.
Estaba aliviado de escuchar eso. No la parte que yo haya sido la que más había durado, porque eso sonaba raro. Como si se deshiciera a sus amigos o algo así. —Es igual para mí.
Sonrió ampliamente. —Bien. Porque me hubiera sentido estúpido diciéndote esto si hubieras decidido no ser más mí amigo.
La sinceridad en su voz golpeó algo dentro de mí. De repente, no estaba tan seguro de preguntarle. Quizás era algo de lo que no le gustaba hablar por ser muy doloroso. En el poco tiempo que llevábamos de conocidos, nos habíamos hecho cercanos, y no quería molestarlo.
—¿Por qué preguntas? —soltó.
Peiné mi cabello hacia atrás, mirando el piso. —¿Por qué nunca me contaste sobre Sehun?
D.O se congeló. Honestamente, pensé que ni siquiera respiraba. Luego, tragando, deslizó una mano arriba y abajo por su brazo. —Supongo que, ¿alguien te contó sobre él en la escuela?
—Sí, me contaron que desapareció con un chico.
Asintió, presionando los labios. —Sé que probablemente piensas que es extraño que nunca lo he mencionado, pero no me gusta hablar de él. Incluso, intento ni pensar en él. —Me miró con los ojos llenos de lágrimas—.
¿Eso me hace una mala persona?
—No —dije ferozmente—. Yo intento no pensar en mi papá porque a veces duele demasiado.
—Sehun y yo éramos unidos. —Deslizó una mano por su cara—. Chanyeol siempre era el más callado, apartado, haciendo las cosas por su cuenta, pero Sehun y yo éramos súper unidos. Hacíamos todo juntos. Él era más que un hermano. Era mi mejor amigo.
No sabía que decir. Pero de alguna manera, explicaba el sentido de desesperación en mi amistad con D.O y ese sentimiento común que reconocíamos en la otra. La soledad.
—Lo siento. No debí mencionarlo. No entendía y… Estaba siendo muy entrometido.
—No, está bien. —Se volteó hacia mí—. Yo estaría curioso también. Lo entiendo completamente. Y debí haberte dicho. Soy tan mal amigo que tuviste que enterarte de mí otro hermano por los chicos de la escuela.
—Estaba confundido. Ha habido tanta… —me detuve, negando con la cabeza—. Nada. Cuando estés listo para hablar de él, estoy aquí, ¿De acuerdo?
Hablar con él de la mierda rara no sería bueno, y le prometí a Chanyeol no hablar del ataque. Forcé una sonrisa. —No es nada. Entonces, ¿crees que debería protegerme la espalda ahora? ¿Entrar en el Programa de Protección de Testigos?
Dejó salir una risa vacilante. —Bueno, yo intentaría no hablar con Dara  por algún tiempo.
Me lo supuse. —¿Qué hay de Chanyeol?
—Buena pregunta. —dijo, mirando a lo lejos—. No tengo idea que hará él.
El siguiente día me encontraba asustado del segundo período. Mi estómago se retorcía, y no pude comer mi desayuno sin tener náuseas. No había duda que Chanyeol creía que la venganza era un plato que mejor se servía a cara.
Tan pronto como Taeyong y Mark llegaron a clases, demandaron saber qué me llevó a tirarle mi plato de espagueti a las cabezas de Chanyeol y Dara. Me encogí de hombros.
—Dara estaba siendo una perra. —Estoy seguro que me veía mucho más seguro de lo que me sentía. En realidad, quería poder devolver el tiempo y evitar todo el asunto. Seguro, Dara había sido grosera y me había humillado, pero, ¿no le había hecho yo lo mismo? Si yo era el chico que le había echado espagueti a ellos, entonces, ella había sido a la que le habían echado el espagueti, y eso debió haber sido más embarazoso.
Me sentía avergonzado. Nunca había hecho algo que hiciera sentir mal a alguien. Era como si la desagradable personalidad de Chanyeol se me estuviera pegando y eso no me gustaba para nada. Decidí que lo mejor para todos era que me mantuviera alejado de él a partir de ahora.
Con los ojos abiertos, Taeyong se inclinó a través del pasillo. —¿Y qué hay de Chanyeol?
—Él es un idiota siempre. —les dije.
Mark se quitó los lentes y rió. —Honestamente, desearía haber sabido que ibas a hacer eso. Lo hubiera filmado.
Pensé en ese video subido a YouTube, y me encogí al mirar la puerta.
—El rumor que anda rondando por la escuela es que tú y Chanyeol salieron durante el verano. —Taeyong pareció esperar que confirmara el rumor. Nunca en esta vida.
—La gente es ridícula.
Sostuve sus miradas hasta que Mark tosió y preguntó: — ¿Vas a sentarte con nosotros hoy? —volvió a ponerse los lentes y los empujó sobre su nariz.
Sorprendido, parpadeé. —¿Todavía quieren que me siente con ustedes luego de lo de ayer? —Me estaba haciendo a la idea de comer en los baños por el resto del año.
Taeyong asintió. —¿Estás bromeando? Pensamos que eres genial. Nosotros  no tenemos ningún problema con ellos, pero estoy seguro que hay unos cuantos que habían querido hacer eso.
—Y fue bastante increíble, —añadió Mark, sonriendo—. Fuiste como un ninja de la comida.
Reí, aliviado. —Me encantaría, pero solo voy a estar aquí hasta el cuarto período. Voy a quitarme la férula hoy.
—Oh, vas a perderte la reunión de bienvenida —dijo Taeyong—. Pobre de  ti. ¿Vas al juego de esta noche?
—No. El fútbol no es lo mío.
—Tampoco lo de nosotros, pero igual deberías ir. —Taeyong saltó en su asiento, moviendo sus flequillos alrededor de su cara en forma de corazón—. Mark y yo solo vamos por salir y hacer algo. No hay mucho que hacer por aquí.
—Bueno, también están las fiestas luego de los juegos, —Mark apartó el flequillo de sus lentes—. Taeyong siempre me arrastra a ellas.
Taeyong rodó los ojos. —Mark no toma.
—¿Y? —dijo el susodicho.
—Y no fuma, no tiene relaciones, ni hace nada interesante. —Taeyong se apartó de la mano alzada de Mark—. Aburrido.
—Discúlpame si tengo estándares. —miró mal a su amigo—. No como otros.
—Yo si tengo estándares. —Tae me miró, divertido—. Pero por aquí, como que tienes que bajarlos.
Me comencé a reír.

Y entonces, Chanyeol entró a la clase. Me enterré en mi asiento, mordiéndome el labio. —Oh, Dios.
Sabiamente, los dos chicos dejaron de hablar. Levanté mi pluma fingiendo estar concentrado en las notas que había tomado ayer. Resultó ser que no había tomado muchas, así que escribí la fecha lentamente en mi cuaderno.
Chanyeol tomó asiento detrás de mí, y el estómago se me subió hasta la garganta. Iba a vomitar. Justo aquí, en la clase, frente a…
Me pinchó la espalda con su pluma. Me congelé. Él y su maldita pluma.
Me pinchó de nuevo, esta vez con un poco más de fuerza. Me volteé con los ojos entrecerrados. — ¿Qué?
Chanyeol sonrió.
Todos a nuestro alrededor nos miraban. Era como una repetición del almuerzo. Apostaba que se preguntaban si iba a lanzarle mi mochila en la cabeza. Dependiendo de lo que dijera había una gran posibilidad de que eso ocurriese. Sin embargo, dudaba que me saliera con la mía ésta vez.
Bajando su mentón, me miró a través de sus endemoniadamente largas pestañas. —Me debes una camisa nueva.
Mi mandíbula golpeó el espaldar de mi silla.
—Curiosamente —continuó lentamente—. La salsa de espagueti no siempre se sale de la ropa.
De algún modo, encontré mi voz. —Estoy seguro que tienes suficientes camisas.
—Las tengo, pero esa era mi favorita.
—¿Tienes una camisa favorita? —arqueé una ceja.
—Y también creo que arruinaste la blusa favorita de Dara. —Empezó a sonreír de nuevo, creando un profundo hoyuelo en una de sus mejillas.
—Bueno, estoy segurl que tú estuviste allí para consolarla en tan traumática situación.
—No estoy seguro que vaya recuperarse. —respondió.
Rodé los ojos, sabiendo que debía disculparme por lo que hice, pero sin encontrarlo en mí. Sí, me estaba convirtiendo en una terrible persona. Comencé a voltearme.
—Me debes. De nuevo.

Lo miré fijamente por un largo momento. La campana de advertencia sonó, pero parecía lejana. Mi pecho se sacudió.
—No te debo nada. —dije, lo bastante bajo para que solo nosotros dos escuchásemos.
—Estoy en desacuerdo. —Se inclinó más cerca, apoyándose en el borde de su escritorio. Solo había unos pocos centímetros en medio de nuestras bocas. Una cantidad de espacio totalmente inapropiado, en realidad, sobretodo porque estábamos en clases, y ayer él había tenido una chica en sus piernas—. No eres para nada lo que esperaba.
—¿Qué esperabas? —Estaba un poco emocionado por el hecho de haberlo sorprendido. Extraño. Mis ojos se fueron hacia sus labios. Un total desperdicio de boca.
—Tú y yo tenemos que hablar.
—No tenemos nada de qué hablar.
Su mirada   decayó y   el   aire   se   tornó   húmedo   de   repente.
Insoportable.
—Sí —dijo en voz baja—. Sí tenemos. Esta noche.
Una parte de mí quería decirle que olvidásemos todo eso de hablar, pero tensé la mandíbula y asentí. Sí teníamos que hablar, aunque sea para yo decirle que no debíamos hablar más. Quería encontrar a él lindo Baek que él había apartado y tirado a la esquina.
El profesor se aclaró la garganta. Parpadeando rápidamente, vi que teníamos a toda la clase enfocada en nosotros. Acomodándome en mi asiento, me volteé y agarré con fuerza el borde de mi escritorio.
La clase comenzó, pero el calor en el aire estaba allí todavía, abrazando mi piel en anticipación. Podía sentir a Chanyeol detrás, con sus ojos fijos en mí. No me atreví a moverme. No hasta que Taeyong se estiró a mi lado y dejó una nota en mi mesa.
Antes de que el profesor pudiera darse cuenta, abrí la nota y la deslicé dentro de mi libro. Cuando se volteó a la pizarra, levanté el borde.
¡Santa atracción, Batman!
Lo miré, sacudiendo la cabeza, pero había un revoloteo profundo en mi pecho, una asfixia que no debía estar allí. Él no me gustaba. Era un idiota, malhumorado. Pero hubo un breve momento cuando estuve con él, un nanosegundo, en donde creí haber visto al Chanyeol real. Al menos, un Chanyeol mejor. Y esa parte me daba curiosidad. Pero la otra parte, la parte idiota, si, esa parte no me ponía curioso.


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Ahora sí viene lo bueno, espero les este gustando la historia 🤗❤️

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