Capítulo 5: Secuestrador o Salvador

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Dentro de la nave todo es en colores metálicos dorados o blancos, es realmente espacioso y está equipada con absolutamente todo lo necesario.

Hay tres cosas importantes, la primera es la pantalla de manejo y control no solo de la nave, sino también de cuando y como enviaré el misil a la tierra, la segunda es una pantalla holográfica en donde puedo ver y controlar las cosas que pasan aquí dentro y la tercera y para mi más importante, es un pequeño robot de unos 50 ccentímetros de altura y de color blanco con detalles en azul. Su función obvia es ayudar en tareas domésticas y proporcionar compañía, pero también es capaz de interpretar emociones y ayudarme en todo momento. No puede hablar, solo hace sonidos que simulan un sentimiento en específico para cada ocasión, y muestra ojos de felicidad o tristeza en su pantalla que hace de rostro.

En cuanto hice despegar a Destroy fui directo a él, mostró en su pantalla un mensaje que decía

—Hola, soy Wolly—

Agachó su cabeza y de inmediato comprendí que sería mi primer y único amigo por un largo tiempo.

No tuve mucho que hacer durante un par de horas, solo caminar y vigilar que todo estuviera funcionando en perfecto estado. Decidí coger un cuaderno para entretenerme y comenzar a escribir todo lo que me pasa día a día, y entonces por fin, ya estaba en Inglaterra.

Mi coordenadas eran exactamentelas que un día anterior había buscado, la ubicación exacta de la casa de Stephany. En ese momento estaba encima de ella.

Detuve la máquina sobre las nubes, abrí la puerta que daba al exterior y salté. Estuve en la puerta de la casa de Stephany en 9.3 segundos. El impacto provocado por el salto no causó ni el más leve rasguño en mi cuerpo, me puse recto, y subí los cuatro escalones que daban a la entrada de una pequeña y vieja casa de madera.

Toqué directamente la puerta golpeando tres veces con mi mano derecha y la escuché desde lo lejos

—Voy!!!— dijo mientras oía su voz acercarse, luego abrió
—¿Tú que haces aquí?— preguntó sorprendida
—Vine a hablar— respondí algo cortado
—¿De que cosa?— seguía cuestionando confundida
—Me siento mal por haberte hecho pasar por esa extraña situación el otro día, te pido disculpas por eso— dije haciendo una inclinación en señal de disculpas tal y como se hace en mi país
—¿En serio eres un robot?— volvió a preguntar
—Si, mi nombre es Q00.Shenjai— le volví a responder con palabras cortadas, no se porque me era tan difícil hablarle a ella
—No lo pareces— dijo mientras llevaba su dedo índice a mi rostro para verificar si mis palabras eran reales, yo me encorvé por la pena
—Soy un robot humanoide, por más que me toques solo sentirás la piel de un humano— ella me soltó y dio un paso atrás al escucharme
—Sabes no me gusta la tecnología, será mejor que te vayas, no tienes porqué sentirte mal, digo si es que puedes sentir algo— me dijo mientras se alejaba para volver a entrar en su casa
—Espera— entoné para detenerla —Quiero decirte algo más. Verás tu país posiblemente sea destruido mañana, no te puedo dar detalles pero quiero que te vayas a Australia o a Asia —dije sacando de mi bolsillo la suficiente cantidad de dinero para que pudiese hacer lo que le pedía y se lo intenté dar —¿Qué dices, tienes algún fallo en el sistema?. Mira no tengo tiempo para esto, vete por favor— dijo tomando mis palabras a broma y evitando tomar el dinero que le ofrecía, yo volví a detenerla aguantando con mi mano derecha la puerta de su casa y así no pudiera cerrarla
—No estoy bromeando, solo quiero ser cortés contigo, por favor haz lo que te pido— agregué para que me comprendiera
—¿¡Y sino qué?! -dijo ella amenazante
—Sino, no tendré más opción que hacer esto—

Me pegué a ella, abrió sus ojos expresando sorpresa, me agaché para tomarla por la cintura y la puse encima de mi hombro derecho

—¡Sueltame!— exclamó gritando y dándome golpes en la espalda
—Será mejor que te aguantes bien— dije yo sonriendo

Luego doblé mis pies un poco para coger impulso y salté. La fuerza aplicada en mis pies fue la suficiente para elevarme al aire y llegar a Destroy. Caímos en una de las partes exteriores de la máquina, ella pasó a mi espalda para tener un mejor agarre, sentía como temblaba su cuerpo completo, y yo sin decir palabra, concentrado, me moví hasta la puerta. Entramos y ella respirando por primera vez en los 27.8 segundos que usamos para llegar a la máquina.

—¡¿Eres idiota, por qué me trajiste hasta aquí?!— dijo avalanzandome sobre mi para golpearme en el pecho, yo ni si quiera lo sentí la verdad
—Estas aquí porqué de alguna forma no puedo permitirme verte mal, no puedo dejar de pensar en ti, no puedo darme el lujo de perderte— respondí de forma seria y atacante

Ella dio otro paso atrás, tenía miedo, podía verlo, pero tenía que entender que desde ese momento viviría conmigo por un buen tiempo.

Yo Te Llevo a CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora