Pov. Nazira...
Yo sólo tenía diecisiete años cuando la guerra entre las manadas Cuchara de plata y Colmillo azul había comenzado.
Fue una guerra horrible llena de caos y muerte. Por todo el suelo había sangre de inocentes derramada.
Nuestro hogar ya no era seguro, por lo cual teníamos que emigrar a otras tierras o incluso unirnos a otra manada.
Claro que nos arriesgaríamos a ser asesinados en medio del bosque si intentábamos escapar.Una noche, mi padre llegó a casa algo ajetreado. Mi madre y yo estábamos sentadas a la mesa esperando la llegada de él mientras mis hermanitas dormían en el suelo cubiertas por mantas.
— Está hecho. Mañana a primera hora nos largaremos de este infierno que alguna vez llamamos hogar— dijo mi padre.
Claramente me alegré de saber que nos iríamos de ese lugar y podríamos iniciar una nueva vida lejos del caos. Pero por alguna razón que yo desconocía, mi madre se había puesto a llorar.
No sería si no hasta la mañana siguiente cuando comprendería el amargo derramamiento de lágrimas de mi madre.Al día siguiente después de que mi padre nos diera la noticia, unos hombres llegaron en una carreta jalada por caballos. Nuestras pertenencias estaban empacadas, por lo que en cuestión de minutos subimos lo necesario a la carreta y emprendimos el viaje.
Viajamos alrededor de dos horas antes de que la carretera se detuviera en el pueblo de una manada desconocida para mí.— Esperen en la carreta— dijo mi padre mientras bajaba de ella— Nazira, ven conmigo.
Mi madre me abrazó de la nada y me dió un beso en la mejilla. Después bajé de la carreta y junto a mi padre nos adentramos más en el pueblo hasta que llegamos fuera del castillo de la familia Alfa.
Ahí, dos hombres nos esperaban. Por sus vestimentas, me di cuenta que eran personalidades importantes, quizá Alfas.— Aquí está ella. Como prometí, mi señor— mi padre me tomó el brazo con fuerza. Supongo que quería evitar mi posible escape. Fué ahí cuando comprendí todo. Mi padre me había vendido como sirvienta a la familia alfa de una manada llamada Niebla nocturna. A cambio, recibió protección y dinero para mí familia.— perdóname Nazira. Pero con el dinero podré darles una mejor vida a tu madre y hermanas.
Mi padre se fué sin más, y al yo intentar seguirlo, dos guardias me detuvieron y me metieron al castillo.
Fue así como comencé a trabajar de sirvienta. Sin embargo, parece que el heredero se enamoró de mí a primera visita, pues no dudó en tomarme como su esposa sin preguntarme.
Fué así como apenas cumplí mis dieciocho años, me casé con el alfa heredero de la manada Niebla nocturna.
Él intentó conquistarme de muchas maneras. Me daba atenciones, lujos y diversas comodidades. Pero simplemente mi corazón no sentía nada por él.Pasaron los meses, y yo había comenzado ir a un río que pasaba cerca de ahí. Solía bañarme y pasar mis tardes a la orilla del río contemplando el paisaje. Era el único momento del día en el que podía estar sólo yo y mis pensamientos.
No siquiera intentaba escapar porque no tenía a donde ir. Esa era la principal razón por la que me permitían salir sin escolta.Una de esas tardes mientras estaba a la orilla del río, un majestuoso caballo se acercó a beber agua desde el otro lado. El jinete sobre aquel animal me miraba directo a los ojos y yo miraba los suyos.
Por alguna razón, mi corazón estaba inquieto. Lugo comprendí que lo que había sentido en ese instante... Había sido amor a primera vista.Pasó el tiempo, y siempre a la misma hora ambos solíamos encontrarnos a las orillas del río. Al principio era casualidad, después se volvió intencional, él siempre llegaba montado en su cabello el cual se detenía a beber agua y él aprovechaba para bajar y cruzar el río.
Me besaba con tanta pasión que me sentía en el cielo a su lado.
Su nombre era Marcus, heredero al trono del clan cazador Phoenary. Y yo era Nazira Boudelier. Esposa del actual Alfa de la manada Niebla nocturna.
Ambos éramos de bandos opuestos, debíamos ser enemigos... Pero ninguno podía odiar al otro.
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Los hermanos Muto
FanfictionHace doce años que Yugi fué atrapado por la oscuridad que alberga el otro lado de la cascada. Finalmente, después de tanto tiempo el sello que impedía cruzar se desvanecerá; la oportunidad perfecta para que puedan pasar y rescatar al tricolor. Pero...