YO SOY SARA

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LLÁMENME PRINCESA

Hola, mi nombre es Sara. Soy de la región de UR de los caldeos, lo que ustedes actualmente conocen como Irak. Mi ciudad es muy poblada (360 mil almas vivimos aquí). Ur siempre está repleta de gente en sus calles y comerciantes que traen sus productos de varias partes del mundo a través del río Eufrates, los muelles aquí son un atractivo turístico. Los mercados en Ur son abundantes y eso me fascina porque puedo ir a mirar junto con mis amigas las novedades que los mercaderes traen desde el otro lado del planeta: especias, telas, cántaros, animales exóticos, piedras preciosas y joyas las cuales me encantan, sobre todo aquellas que puedo ponerme en la nariz, aunque mis amigas dicen que las que me pongo en los tobillos me lucen bien porque 'tengo pies de princesa', y de hecho eso significa mi nombre... Princesa. Los perfumes que el comercio ofrece aquí son únicos, aunque a veces se exceden en su precio y hay que tener cuidado de ser estafada (ya me pasó una vez cuando compré uno cuyo olor se esfumó tan pronto lo abrí, por eso ahora soy más cuidadosa a la hora de comprar). Si vienen por acá les recomiendo el aroma 'Brisas del golfo Nº 5', les encantará.

Existe en mi ciudad una gran torre erigida al 'dios luna' pues aquí los habitantes adoran a ese ídolo. Mi familia también lo adora y me obligan a asistir a las lunas nuevas -en las noches- a rendirle culto, pero a mí no me gusta ese dios, encuentro que no es verdadero, aunque asisto a todas las fiestas y ceremonias que mi padre me impone. Sin embargo, hay un joven que me está cortejando desde hace algún tiempo, con el permiso de mis padres por supuesto. Su nombre es Abram, en realidad es mi hermanastro (somos hijos del mismo padre -Taré- pero no de la misma madre), es diez años mayor que yo y me gusta mucho. Yo sé que para ustedes esto que acaban de leer puede sonar feo (que seamos medio-hermanos), pero en mi época y en mi tierra esto no era así. Abram es un hombre trabajador, un negociante inteligente y sé que con él seré próspera mucho más que mis hermanas Ana y Daniela, quienes no están de acuerdo en mi relación con él.

Abram me cuenta que adora a un dios diferente al que la gente venera en Ur, es -según él- el Único y verdadero Dios. Abram no sabe su nombre pues aún no se lo ha revelado, pero entiende que este dios es el Creador de todo cuanto vemos: las montañas, los valles, el gran río Eufrates, los desiertos de Egipto (aunque no conozco ese lugar). También dice que este dios nos creó a nosotros los humanos... que toda la vida respira y depende de él. A mí me gusta que Abram me hable de su dios... perdón, de Dios (con mayúscula, así me ha dicho Abram que debo llamarlo porque no es un dios cualquiera, es superior a todos los demás). Este Dios quiere hablar con nosotros, quiere tener relación personal con cada uno y eso me encanta, dice Abram que podemos hablarle libremente como a un amigo y que un día ese Dios será amigo de él, de mi novio.

¿Dije novio? Sí, jaja, prontamente nos casaremos porque el cortejo acá no es 'para probar si nos va bien', es en promesa de matrimonio. La fecha de la boda ya fue pactada por los mayores, yo estoy esperando el día para ser su mujer y él está ansioso porque sabe que hay otros jóvenes que pretenden mi mano (10 camellos y 50 monedas de plata le fueron otorgados a mi padre por mí). Abram está ansioso por casarse conmigo, ¿ya se los había dicho verdad?, quizá se deba a que soy bonita (o al menos eso dicen de mí). Mis amigas aseguran que 'soy la chica más atractiva de toda la ciudad y sus alrededores'. No sé si sea verdad, pienso que lo dicen para animarme. Abram se la pasa diciéndome lo linda que soy, lo enamorado que está de mí y lo bonita que es mi figura (¿por qué los hombres siempre se fijan en el físico? ¡eso me molesta!). En realidad no me he fijado mucho en mi cuerpo pues la belleza que verdaderamente importa es la de adentro, o eso es lo que mi madre me ha enseñado. Mis cabellos oscuros y rizados llegan hasta mi cintura y mis ojos negros son como dos aceitunas en la tinaja de un comerciante -me dijo un día Abram- (ese piropo me sacó una sonrisa... ¿ya les dije que me encanta reír?). Mi cintura, puedo decirlo, parece la de una avispa y mis pies, ya lo dijeron las chicas, son delicados. Yo los hago lucir más aún con los anillos que me pongo en los dedos, no lo sé, me gusta lucir bien para Abram, pero también para mí.

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⏰ Última actualización: May 08, 2021 ⏰

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