Parte 21: ¿Adiós?

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"Mañana me vuelvo a Estados Unidos. Cogeré el primer vuelo".

Al escuchar aquello, sentía que me moría. No podía moverme, no supe que decir. Estaba paralizada. Las lágrimas empezaron a salir de mis ojos, pero mi cuerpo no daba ninguna otra señal.

¿Se había acabado lo mío con Eli? ¿No le volvería a ver jamás? Exacto. Eli se marchaba al día siguiente, y mi único momento para despedirme de él era ahora.

- No te puedes ir todavía, Eli. Habla con tu madre, seguro que lo entiende. - le pedí desesperadamente.

- Ya lo he intentado mi amor, y no hay manera. Lo he intentado todo, pero mis padres no quieren entrar en razón. No sé que hacer ahora mismo, no sé que voy a hacer sin ti... - me dijo mientras agarraba mi cara con sus manos.

Lloré. Del rostro de Eli también cayó una lágrima. Nos abrazamos muy fuerte.

- Te quiero mucho Cindy, eres la persona que más he amado en toda mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado. Me has cambiado la vida. No te olvidaré nunca.

- No te vayas Eli, no puedo estar sin ti, por favor... - le dije mientras no paraba de llorar.

Eli apartó sus manos de mi rostró y se fue.

- ¡TE QUIERO ELI MOSKOWITZ! - le grité.

Él me miró con cara triste y pude leer sus labios: "te quiero".

Se acabó. Mi historia con Eli se terminó en aquel momento. Sentía que me moría. Sentía un fuerte dolor en el pecho.

"Si el amor duele así, no quiero amar de nuevo jamás" pensé.


Dos semanas después: 

- ¡Cariño, ya está el desayuno! - gritó mi madre desde la cocina.

Me levanté de la cama sin ganas de vivir y bajé a desayunar.

- Hija, vaya cara. Siento mucho que lo estés pasando tan mal pero no puedes seguir así, ya han pasado dos semanas. Es hora de que pases página.

En el fondo mi madre tenía razón. Hacía dos semanas desde que Eli se marchó. Fué el día en el que sentí un dolor tan desgarrador, del que todavía no me había recuperado.

Esas dos semanas las pasé en mi casa sin apenas salir. Solo salía a las noches con Rebeca y las demás, pero solo parecía ser feliz cuando el alcohol se apoderaba de mi. Aun así, siempre me acordaba de Eli y terminaba marchandome a casa llorando por él.

Hablábamos de vez en cuando, no todos los días. Cuando volvimos, pactamos que al volver a Estados Unidos lo nuestro se acabaría. Eso fue lo que pactamos en un principio, sin saber lo mucho que nos llegaríamos a querer las tres semanas siguientes. Ninguno de los dos sabía si seguíamos teniendo una relación o si lo nuestro había acabado, y ninguno de los dos quería sacar el tema.

- Me levanto pensando en ti todos los días. Y las noches son lo peor. Me vienen a la mente tantos recuerdos de este verano... Daría lo que fuera porque estuvieses aquí conmigo Cindy...

- Yo también te echo muchísimo de menos, se me está haciendo tan duro no tenerte conmigo... - le respondí.

Todas mis conversaciones con Eli eran así. Vivíamos de la nostalgia, de los recuerdos. Lo único que hacíamos era hacernos todavía mas daño. Hasta que un día Eli decidió dejarme.

- No sé como decirte esto Cindy, pero ya no le veo el sentido a seguir hablando.

- ¿Qué quieres decir? - le pregunté. Sabía exáctamente a qué se refería.

- Ya sabes a lo que me refiero. Te quiero muchísimo pero no voy a poder volver a verte. La única forma de que dejemos de sufrir es olvidarnos el uno al otro. - me dijo.

Era algo que sabía que tarde o temprano sucedería.  Nuestra relación a distancia ya no nos aportaba nada. La mejor opción era olvidar a Eli Moskowitz. Borrar de mi mente este verano, el mejor verano de mi vida.

Después de romper con Eli y de despedirme de él para siempre, no me permití llorar en mi almohada como llevaba haciendo estas semanas.

- ¿Rebeca? ¿Qué haces esta noche? 

Llamé a Rebeca. Quería salir con ella y con las chicas. Queríá beber hasta no poder más, fumar... hacer todo lo que me hiciese daño. Cualquier cosa que me hiciese mas daño que Eli.

- ¿Qué tal estás Cindy? Rebeca nos ha contado lo de Eli. - me preguntó Alice.

- No estoy bien, no os voy a mentir. Eli está doliendome como nunca, pero necesito que me ayudéis a pasar página. Quiero pasarmelo bien, asi que prohibido hablar de Eli toda la noche, os parece? - les propuse a las chicas.

- Eso está hecho. Que se preparen los bares de la ciudad, que vamos a arrasar con ellos. - dijo Rebeca.

Compramos alcohol en un 24 horas con nuestro carnet ilegal. Bebimos mucho, robamos carteras a desconocidos, fumamos marihuana... hicimos de todo, y yo no estaba pensando en Eli. Me negaba a hacerlo.

- Me parece que ya va siendo hora de ir a bailar un rato, ¿a qué discoteca os apetece ir? - preguntó Stephany.

- Yo preferiría ir a un pub. - dijo Rebeca.

- Si, yo también. - dije yo.

Fuimos al pub Madison. Era uno de nuestros favoritos, donde estaban todos los chicos y chicas de nuestra edad. Era sabado, asi que eso quería decir que habría muy buen ambiente. O eso pensabamos.

Nada más entrar por la puerta vi a Carla, Adriana y Olivia. Mis antiguas amigas. Y con quienes menos me apetecía encontrarme en el mundo. 

Sabía que tarde o temprano nos encontraríamos, era inevitable en una ciudad pequeña. Aun así las ignoré por completo. Quería pasarlo bien, disfrutar de la noche. Y no iba a dejar que ellas me la amargasen. Yo era feliz con mis nuevas amigas, o eso quería aparentar.


La furia de mi HalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora