Capítulo 5

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- Es que no lo puedo creer papá – era el lamento de Gulf en las rodillas de su padre. Le pesaba aquella historia de Thanya. Era muy parecida a la suya. Nadie nunca debería sufrir esos vejámenes. – ella es tan inocente- decía en medio de sollozos, su padre también lloraba.

Después de salir de aquel centro con el corazón roto en mil pedazos condujo como pudo hasta El Patio Amarillo. Bajó del auto y sin parar corrió, como había hecho siempre a los brazos de su padre. El caso que estaba conociendo era complejo y probablemente peligroso. Pero lo que lo movió a sus brazos fue el recuerdo que llegó a su mente producto de la historia de Thanya. Lo tocó, lo tocó hasta las vértebras. No podía dejar a la niña así, no la podía dejar sola, ese fue su pensamiento. Pero ¿qué podría hacer?

Después de estar al menos una hora con la cabeza en el regazo de su papá, logró calmarse, necesitaba empezar a actuar.

- ¿cómo te sientes hijo? ¿un poco mejor? -

- si, como siempre tu eres el mejor remedio- respondió y puso un beso en la frente de su papá – gracias siempre por escucharme-.

- Gracias a ti hijo, porque seguir queriendo ser mi hijo a pesar de todo lo que has tenido que pasar – dijo tomando las manos de su hijo llevándolas a sus labios - ¿qué piensas hacer ahora? – era algo difícil del preguntar porque la situación era compleja. Gulf estaba entre la espada y la pared.

- Esperaré a padre para comentar el caso. No quisiera actuar sin escuchar su consejo primero. Le voy a llamar para ver si puede llegar hoy más temprano – respondió tomando su teléfono.

Después de hablar con su padre Gulf había decidido cómo iba a proceder. Ese día estuvieron hablando hasta pasada la media noche. No le comentó sus padres de la visita de Mew a su casa. Pero si les dijo que se había comunicado con él para que siguiera con el caso. Su padre, Max le dijo que continuara ayudándolo, que no le diera toda la información pero que de vez en cuando le pasara información. Así lo hizo Gulf.

La siguiente semana de la visita a Thanya fue, como le había prometido, con una fotografía de sus padres. Ella se puso muy contenta, aunque sus ojos se cristalizaron se dibujó en su rostro una hermosa sonrisa. El evento del cumpleaños duró muy poco, cantaron, comieron pastel e hicieron algunos juegos, poco más. Lo curioso pasó después cuando una de las enfermeras del centro le dejó una nota a Gulf cuando le pasó el plato del pastel. El la leyó y decía que se acercara al baño que le tenían alguna información. Su sorpresa fue grande cuando al entrar al baño alguien le extendió un cuaderno con la frase -hay una persona adentro que están vigilando a Thanya, tiene que sacarla de aquí- Gulf se congeló. Lo primero que se le ocurrió fue poner su número de teléfono en la hoja y devolverla para luego salir. Estaba en un terreno peligroso.

Gulf le había propuesto a Mew que se vieran una vez por semana en algún restaurante o cafetería. No quería volver a tenerlo en casa. Al menos no por ahora. Pensaba que sería peligroso, sin embargo, no importaba dónde estuvieran, siempre había silencios incómodos, miradas sugestivas, palabras en doble sentido. Se maldecía porque cada vez que quedaban y adelantaban sobre el caso, tenía que llegar a su casa a liberarse de la presión que se instalaba en sus pantalones. Siguieron viéndose por casi tres meses y Gulf aparentemente no avanzaba mucho en el caso, pero la verdad es que Gulf tenía otros planes.

Iba casi todos los días a ver a Thanya y durante esos tres meses intentó persuadirla de que actuara de tal forma que no levantara sospechas. Él todavía no podía sacarla de ahí, pero no podía dejarla en evidencia para que quien estuviera detrás todo aquello le hiciera más daño. Cuando dejó su número en aquella nota esperaba que alguien se comunicara con él, pero no había pasado nada, sin embargo, tres meses después recibió la llamada que esperaba.

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