Capítulo ~24

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—Si necesitas algo, sólo llámame —dice suavemente—. Estaré aquí afuera.

Se gira con intención de irse, pero no quiero quedarme con dudas.

—E-Espera —trato de alzar la voz.

Él se detiene y me observa por encima de su hombro, esperando a que hable.

Me quedo callada pensando qué voy a preguntar primero...

—Estás bien —se apresura a decir— ...Y también tu bebé.

Un suspiro de alivio se me escapa.

Podría jurar haber visto un atisbo de sonrisa en su rostro.

—Estuvieron demasiado cerca, sin embargo —añade.

Se queda mirándome en silencio.

—Debes descansar estrictamente, ahora estás bien, pero el riesgo es muy alto.

Algo en mi pecho se aprieta al escucharlo.

Se acerca a la cama en la que estoy y se sienta en al borde.

Un silencio incómodo se instala entre nosotros.

—Escucha, he estado hablando con las personas que te trajeron aquí —me mira a los ojos—, les dije lo que ocurrió y que es mejor regresarte con tu gente, si algo te pasaba, iban a atacarnos sin duda alguna.

—¿Y qué dijeron? —pregunto.

—Te trajeron aquí para usarte como escudo, para sobornar a tu gente, si te ocurría algo se quedaban sin nada, pero tampoco pueden regresarte así como así —se detiene un segundo y continúa:—, van a pedir algo a cambio de ti y si tu gente lo cumple tal vez regreses a casa.

Me quedo unos instantes pensando en lo que me ha dicho. Él habla de ellos como si no perteneciera al mismo bando.

—¿Tú no estás con ellos?

Niega con la cabeza.

—Entonces, ¿Por qué sigues aquí?

Suspira.

—Mi padre, mi madre y mi hermana mayor estábamos en este grupo cuando recién comenzó esta mierda —aparta su mirada de la mía—, con el pasar del tiempo y cuando las condiciones empeoraron, empezamos a ver lo enferma y asquerosa que es esta gente, no tienen escrúpulos, ni se tientan el corazón con nadie, hacen cualquier cosa para sobrevivir.

No digo nada.

—Cuando mamá y Lilly murieron, mi padre quedó mal, muy mal. Comenzó a ser como esa gente, llegando hasta el punto de matar gente viva sin remordimiento alguno.

Vuelve a mirarme.

—Lo mataron hace tres meses... Yo sigo aquí porque tengo a mi mejor amiga y a su pequeño hermano. No los voy a abandonar.

Ahora todo el entendimiento cae sobre mi. Estoy viva gracias a él, porque de ser por esta gente, hubiese muerto y a nadie de aquí le habría importado.

Le brindaron ayuda porque no les serviría de nada estando muerta.

—Gracias —le regalo una pequeña sonrisa.

Él sonríe también.

—Creo que me iré ahora —dice después de unos instantes.

Yo sin nada más que decir asiento con la cabeza.

Cuando creo que se va a incorporar para marcharse, acerca su rostro rápidamente.

Coloca sus labios sobre los míos y yo me quedo un segundo tratando de digerir lo que hace.

Su toque es suave y cálido, pero se siente mal, se siente incorrecto.

Lo aparto suavemente por los hombros y él se retira sin objeción.

—Yo... —niego con la cabeza—, no quiero ser grosera conti...

—L-Lo siento mucho —se apresura—, fue un impulso, no pude evitarlo... Estaré afuera, si me necesitas, háblame.

Se encamina rápidamente a la salida y sale dando un portazo.

[...]

—Te he traído el almuerzo —una chica rubia se adentra a la habitación—, debes alimentarte muy bien.

Es delgada y baja de estatura, se ve muy amable y pequeña de edad.

Pone la charola con cuidado en mis piernas.

—Te traje algo de puré, carne de ciervo y verduras que yo misma coseché.

Me mira con una sonrisa.

—Gracias...

—Emily —agrega—, ¿puedo sentarme?

—Claro —respondo dudosa.

No sé que está esperando, pero me miran con curiosidad sus ojos esmeralda.

—¿Te llamas Arianne, cierto? —pregunta.

Asiento.

—Tom me habló de ti —ahora entiendo. Debe ser la mejor amiga de Tom.

Le regalo una sonrisa.

—¿Cuántos años tienes? —le pregunto.

—Dieciocho —responde— ¿Puedo?

Hace una seña con su mano.

Al principio no entiendo a lo que se refiere, pero después acerca su mano a mi estómago y la posa sobre él.

—Aún no se mueve, ni siquiera ha crecido mucho—le digo.

—¿Tienes en mente algún nombre ya?

—Bueno, he pensado en algunos...

—Tienes que decírmelos —dice con entusiasmo.

[...]

~Dos semanas después~

Cada día pasa tortuoso y angustiante.

No hay señales de que van a llevarme con mi grupo, ni siquiera para conseguir algo a cambio.

Tom me mantiene al tanto de lo que pasa con el jefe de esto, pero tampoco cree que mi liberación esté cerca. Emily me hace compañía la mayor parte del día, ya he conocido a su pequeño hermano, tiene la edad de Judith.

Extraño tanto a mi padre, a Beth, a Carl, a todos.

He estado encerrada en esta habitación, todo el tiempo, en esta misma cama. Emily no me deja hacer muchas cosas, por lo del riesgo que tiene aún mi bebé.

Por otro lado, estoy muy feliz porque ya comienza a hacerse notar mi bebé. Hay un pequeño bulto en mi vientre, últimamente ya ha crecido mucho y eso es buena señal.

La puerta de la habitación se habré dando un portazo y me sobresalto. Tom entra y Emily lo sigue.

—Arianne, tengo algo que decirte...

~*~

POR TI | "A.D." Parte IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora