Rescate

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(POV AOMINE)

Me alejé de ellos en cuanto el vehículo partió rumbo al instituto. El tiempo se encontraba en mi contra y la separación con Tetsu no nos sentaba bien a ninguno de los dos, mucho menos ahora que se veía tan inseguro.

La mitad de mis pensamientos giraban en torno a su rostro descompuesto, el temblor en su cuerpo y sus vanos intentos por hacerme creer que se encontraba mejor, ¡como si no lo conociera! Él estaba dispuesto a cargar con todo, si eso significaba darle tranquilidad a los demás y yo no pensaba aceptar su noble sacrificio bajo ningún concepto.

La ira y el coraje que habían surgido en cuánto leí los dos últimos mensajes de su móvil aún hormigueaba en mi cuerpo, ocupando la otra parte de mi mente. Pero, lejos de nublar mis pensamientos como muchas otras veces, ahora se arremolinaban hasta dar origen a una emoción mucho más profunda, odio puro.

Estaba seguro que no sería suficiente para mí el golpear al culpable, no me bastaría con escuchar sus disculpas o verlo alzar una bandera de paz en cuánto lo arrinconáramos. Porque eso sí, no tenía ninguna duda en que tarde o temprano el tipo estaría en la palma de nuestras manos, y cuando llegara el momento, me encargaría de hacerlo pagar con creces por todo el daño infligido a mi sombra.

Las personas se hacían a un lado a mi paso, esquivaba sus cuerpos como si fueran obstáculos en una carrera y pasé de largo la estación del metro, mi destino era la avenida principal donde podría conseguir un taxi que me acercara al instituto de Tetsu.

La carrera me había permitido despejar la cabeza, dándome la oportunidad de poner en orden mis objetivos y los pasos a seguir para lograrlo, recordándome en todo momento que mi prioridad era regresar cuánto antes junto al peliceleste.

Tomé el primer taxi que se detuvo a mi señal, y apenas terminé de brindar las indicaciones correspondientes, marqué el número que necesitaba, apoyándome en el respaldo del asiento.

Una llamada seguida por otra sin obtener respuesta. Estaba por iniciar la tercera preguntándome donde diablos se encontraba Midorima, cuando se dignó a devolverme la llamada.

—Midorima, ¿dónde estabas? —recriminé apenas acerqué el móvil a mi oído después de descolgar la llamada.

Me pareció escuchar como soltaba un suspiro e imaginé que se estaría acomodando los lentes como era su costumbre.

En el vestuario, preparándonos para ir a Seirin.

Sentí la respuesta como un clavo incrustándose en mi cabeza, quizás en alguna parte de mi mente había conservado la esperanza de que todo se tratara de un farol. Para mala suerte nuestra, la amenaza era cierta y no pude evitar sentirme aliviado de que Tetsu no se encontrara cerca para escucharlo.

—¿No se suponía que jugarían mañana?

Seirin adelantó la fecha del partido —por su voz podía darme cuenta que el cambio le molestaba de alguna forma—. No nos dieron explicaciones al respecto.

¿Coincidencia? Lo dudaba, era demasiado conveniente para Haruo. Por otro lado, que todo fuera orquestado por él solo indicaba que el imbécil tenía más influencia en el equipo de la que resultaba conveniente.

—¿Y Takao?

Aún quedaba la esperanza de que Midorima consiguiera dejarlo en su instituto, lejos del juego.

Él se adelantó junto al entrenador para terminar de resolver algunas cosas antes del partido. Ya deben estar llegando a Seirin —el tono molesto en su voz se acentuó en la respuesta y no tuve que pensarlo demasiado para entender lo mucho que le desagradaba la situación.

Shadow (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora