Las hermanas integrantes de la pandilla k-pop no eran de allí, venían de la lejana Corea o "El territorio K-pop" como algunos le llamaban, y obviamente tenían familia y amigos ahí que tuvieron que dejar atrás cuando emprendieron como cazarrecompensas, pero eso no significaba que no podían visitar su hogar natal de vez en cuando, en este caso, la líder del grupo, Wani, decidió quedarse por temas personales, no tenía la mejor relación con sus padres, ellos siempre la habían culpado de llevar a sus hermanas por un mal camino, así que decidió quedarse en casa con su novio en lugar de ir a ser juzgada, en general no era mala idea, podrían pasar más tiempo juntos.
Y fue uno de estos días que él estaba de visita ahí cuando tocaron el timbre y automáticamente una pequeña melodía de Red velvet sonó—Lindo ringtone—Se burlo Tresillo con una cara ingeniosa mientras habría la puerta con su novia detrás de él.
—Envió desde Corea—Dijo aquel troll repartidor mientras ofrecía una tabla con un documento que debía firmar, la celeste se adelanto y firmo en coreano, las letras en español aun no le salían tan bien—Muy bien señorita Seung-wan, es todo suyo—Dejo una caja transportadora de animales en la entrada, ambos la miraron confundidos y curiosos.
—Bueno...—Se arrodillo frente a esta y lentamente la abrió, de inmediato un animal salió disparado a ella.
—¡Ahhh es una rata! —Grito el reggaetonero entrando a toda velocidad y subiéndose en un mueblo.
—Jajaja, nooo, es Kimmy—Aclaró entre risas mientras aquella perrita Pomerania le lamia toda la cara con entusiasmo.
—¿Quién?
—Kimmy, mi mascota en casa—Se levanto un poco y la tomo entre sus manos frotando su nariz con la de ella en un acto cariñoso—O, Kimmy, 너무보고 싶었어 (Ay, Kimmy, te extrañe tanto)
—¿Cómo llego hasta aquí? —Pregunto algo desconcertado, no era fanático de los perros.
—Mis hermanas debieron traerlo para que la cuidáramos, en Coreo es bastante caro mantener a un perro, mis padres deben de estar hartos—Se levanto junto al animalito y volvió a entrar a la casa, vio la cara de descontento de su novio y le sonrió con ternura—Vamos, ser advertido.
—Wani no me gustan las mascotas, una vez en la calle de mi barrio un perro callejero me mordió, ¡Le contagie la rabia a toda mi familia!
—Oh, cariño, ¿Cómo esta cosita peludita podría lastimarte? —Preguntó retóricamente volviendo a enseñarla a la Pomerania, que al verlo le saco los dientes y empezó a gruñir—No, ¡Kimmy! ¡아빠에게 친절하세요! (¡Se amable con papá)
—Ves, hasta esta perra lo entendió—Reclamo de mala gana por su comportamiento.
—¡Tracy!
—¡Pero es literalmente una perra!
(...)
Se encontraba recostado en el sillón, mirando a la perrita jugar con su pequeña pelotita en el piso frente a él—A mi no me engañas maldita, solo esperas el momento indicado para...¡Auch! —Y de la nada lo mordió en el pie derecho, la empujo—¡Oye!
—¡Kimmy 앉아! (¡Siéntate!) —Wani llego desde otra habitación, el animalito instantáneamente la obedeció de mala gana, se acercó a su novio—Tracy, ella siente tus malas vibras, ¿puedes olvidar tus traumas y tratar de llevarte bien con ella?
—Pero no me hace caso.
—Tracy, ella no entiende español, solo coreano—Explico, el siguió cruzado de brazos, lo que hizo que ella se frustrara e entristeciera—Sabes esperaba más de ti sobre esto, tener a Kimmy aquí es como tener un pedazo de mi hogar, al cual aunque no lo creas extraño y amo bastante, al igual que te amo a ti...—Él la vio de reojo—Pero veo que eso no te importa...—Escucho como ella se iba y cerraba la puerta, suspiro y dejo caer su cabeza hacia atrás, hasta que escucho un ladrido agudo, se levanto y noto que la bola de nieve peluda lo miraba.
—No me mires así bola de pelos, se que soy un mal novio pero...oh cierto, entiendes el español—Recordó algo de golpe, rápidamente saco un pequeño libro de su cabello, era una especie de diccionario de coreano a español, que su novia le había regalado para que practicara, busco en algunas paginas y finalmente aclaro su garganta y empezó a hablar, su acento y tono coreano era lento y desastroso, pero maso menos entendible, la Pomerania alzó las orejas con atención y arqueo un poco su cabeza a un lado—De acuerdo...es un inicio—Susurro para sí mismo y siguió hablándole.
(...)
Wani estaba echada en su cama, con pequeñas lagrimas en sus ojos, se sentía muy frustrada y decepcionada, lo único que quería era pasar una buena semana con su amado novio y su amiguita, pero eso ya no iba a ser posible, también se sentía culpable de no haber ido a Corea con sus hermanas, sin embargo, enserio, no estaba de humor para otra discusión con sus padres, escucho unos ladridos provenientes de la sala donde los había dejado, también unas risas que si captaron su atención, sin ganas se levanto de su cama y siguió el sonido, giro la perilla dorada de la puerta—Trasillo esta todo bi...—Se esperaba muchas cosas, pero no esperaba encontrarse con eso, su amado estaba sentado en el suelo sosteniendo la pequeña pelotita con rosa y morado y levantándola en el aire para que la perrita no la alcanzara, la cual saltaba y se apoyaba en el tratando de llegar a ella, ambos parecían divertirse, Kimmy se dio la vuelta y empezó a correr por todo el lugar llena de energía, Wani, aun sorprendida pero con una sonrisa se arrodillo junto a ellos, volviendo a ser atacada por su mascota que la volvió a llenar de lamidas, esta vez también recibió un beso de él—Veo que se lograron entender.
—Sí, todo es más fácil cuando hablas coreano—bromeo haciendo que ambos rieran, acariciaron el suave pelaje blanco de la canina, que seguía jadeando con la lengua afuera—Esta pequeña parece tener energía, ¿Qué diez, la sacamos a afuera?
—Sería genial—Agarro la pelota y se la mostro a Kimmy—이리와 이리와 (Ven, ven)—La peluda al verla empezó a seguirla hasta llegar a la entrada, ahí la celeste se la lanzo y ella corrió a atraparla—착한 여자 아이 (Buena niña) —Exclamo al verla tan feliz corriendo, volteo a ver a su pareja—¿Vienes?
—Claro—Tomo aquel librito amarillo del suelo, le sería muy útil ahora, se levanto y salió junto a su novia a jugar con su nueva mascota.