CAPITULO II: Condenada

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Bad Reputation- Joan Jett & The Blackhearts

Carina
01 de Agosto de 1995, Londres

Buenos días, cariño— me saluda papá cuando cruzo la puerta de la cocina.

Bostezo y froto mis ojos sentándome con pereza.

—Buenos días— respondo con voz ronca.

—Menudo lio estás hecha, hermanita— se burla Dora bebiendo de su café.

—Dijo la torpeza andante.

—¡Un poco de respeto!

—No peleen tan temprano, niñas— nos ordena mamá mientras coloca un plato frente a mi— Apresúrate, Carina. Después de esto tenemos que discutir algo contigo.

—Bonita manera de despertar— refunfuño sirviéndome un poco de jugo.

—¿A qué horas te dormiste anoche? Escuche hasta muy tarde esa música ruidosa— murmura mamá mirándome con reproche.

—No tenía sueño...

—No pedí una excusa, Carina. Te pregunté a qué horas te dormiste.

—Andy— le dice papá con cautela.

—No era tan tarde, eran por ahí de las dos de la madrugada— me quejo partiendo un pedazo de panqueque.

—Eras tan obediente y organizada con tus horarios de pequeña— suspira mamá con pesadez.

—Bueno las cosas cambian y las personas también— refunfuño masticando mi comida.

—Esas influencias de tus compañeros de casa...

—Charlie me ha mandado una carta— desvía mi hermana la conversación.

De inmediato mamá sonríe y comienza a hacerle miles de preguntas sobre el chico.

Suspiro por lo bajo con alivio, gracias a Merlín el desayuno no termino en una pelea.

Desde mi tercer año la relación con mamá se había vuelto tensa y muy explosiva, según papá es porque somos iguales y por ello no sabemos lidiar con nuestra terquedad.

—Veo que te ha gustado tu pijama— sonríe papá con complicidad.

Le devuelvo la sonrisa entusiasmada.

—¡Es genial! Me ha encantado.

—Lo que sea para mi pequeña nerd.

—Star Wars es cultura general, no es de nerds— replicó alzando la barbilla.

Papá ríe y bebe de su taza tras un gesto burlón.

El resto del desayuno me dedico a comer, escuchando de vez en cuando la plática de Dora y mamá. Papá lee el diario del Profeta en silencio, frunce el ceño de vez en cuando y suelta bufidos inconformes. Lo cual no es de extrañar ya que todo lo que está escrito ahí lo controla el Ministerio, quienes no quieren aceptar el regreso del que No Debe Ser Nombrado.

Apenas voy terminado de dar mi último bocado, mamá se aclara la garganta.

—¿Quieres un té, querida?— pregunta con tono cauteloso, lo cual me hace entrecerrar la mirada de inmediato con desconfianza.

—Sin azúcar— respondo recelosa.

Mamá se pone de pie y comienza a prepararlo, al mismo tiempo que mi hermana juega nerviosa con la cucharilla dentro de su bebida y papá me da una sonrisa ladina que parece casi una disculpa adelantada.

•kairosclerosis• | fred weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora