Suga's Jealousy - Short fic

Let Him Be

-Yoongi.

Él no te miró.

-hola, T/N -saludó Jimin con una sonrisa como siempre-

-justo a tiempo -dijo Hoseok antes de tomar agua- acabamos de practicar las coreografías.

Sonreíste. Hoseok trabaja muy duro junto con los demás miembros y te alegraste de haber decidido esperar afuera. Por lo que parecía, él también quería estar en otra parte.

Volteaste a ver a Yoongi que estaba listo para irse de la habitación.

-¿me estás escuchando en absoluto? -demandaste-

-estoy ocupado -susurró sin mirarte mientras caminaba hacia la otra puerta-

Te acercaste rápidamente y lo agarraste del brazo para impedirle dar otro paso. Con un suspiro se sacudió tu mano de encima.

-no me toques.

-¡no esperes que te toque nunca más entonces! -soltaste su brazo-

-sabes que no me gusta que me toquen -se veía fastidiado-

-bueno, dijiste que mi toque te consolaba y te daba fuerza.

-eso era entonces.

-¿eso era entonces? -estrechaste los ojos enojada-

Estabas tan inmersa en la discusión que no notaste a Taehyung abriendo los ojos mientras miraba a Hoseok que se veía asustado de ti. Namjon estaba revisando su celular incómodo como si no supiera que hacer, y Jin sólo comía como si nada. Jungkook daba golpecitos en el suelo nerviosamente evitando todo contacto visual contigo, y Jimin simplemente tocaba su cabello con los ojos hacia el techo, tratando de no verlos a ambos.

-no tengo tiempo para esto -Yoongi rodó los ojos-

-nunca lo tienes! Dejar que cosas pequeñas se vuelvan enormes porque estás muy ocupado guardándote todo para ti mismo. Estoy mamada de eso! Si tienes un problema, vamos a hablarlo como los adultos que somos!"

Yoongi se dio vuelta y te miró fijo a los ojos, en voz baja repitió:

-no tengo tiempo para esto.

-eres un...

-ya conoces la salida -te interrumpió-

Los dos estaban que se lanzaban dagas con la mirada por lo que pareció un largo tiempo. Cualquiera pensaría que Yoongi y tú estaban siendo demasiado duros el uno con el otro, pero ustedes habían sido amigos desde siempre. No le tenías miedo, y él lo sabía. Lo que no sabía era que sus palabras a veces podían ser un poco demasiado duras y te tomaban por sorpresa a veces, lastimándote también.

Después de unos segundos tú ya sabías que nada se solucionaría esa noche, y una vez más, sabías lo que tenías que hacer. Y eso era dejarlo quieto. Dejarlo hacer lo que le diera la gana. No tratar de hablar con él otra vez. Tal vez estaba mal hacer eso, pero sabías que simplemente tenías que dejarlo ser.

-bien, -explotaste- pero no vengas pidiéndome que te escuche porque voy a hacer pasar un infierno si te atreves -él te miró cansado-

-¿terminaste?

-¡vete! -gritaste-

-¡lo haré! -gritó él-

-¡bien!

-¡bien! -se giró y salió dando un portazo fuerte detrás de él-