Grito y abro los ojos. Estoy por afirmar que todo fue una pesadilla cuando termino por darme cuenta que sigo en el apartamento de Talk. Descubro que solo me volví a desmayar. Espero no encontrarme otra sorpresa como la otra vez, o sea este cuerpo.
—¿Ya descansaste? —Mi rival artístico me tira un vestido en la cara—. Vístete, no te quedes con mis toallas.
Bajo la tela de mi rostro, observo que él sostiene una taza de café, mientras pone su otra mano en el bolsillo.
—De acuerdo. —Me levanto y me sigue con la vista—. Voy al baño.
—No hay necesidad, pero como quieras —refiriéndose a que supuestamente tuvimos sexo—. Te olvidas lo demás. —Señala la ropa interior y los zapatos que están en el suelo.
Agarro las prendas no muy convencido y me las llevo al baño. No sé de quién es esta ropa, pero no me queda otra que ponérmela. Espero que al menos esté limpia. Me quito la toalla, entonces me termino de vestir. Al salir Talk ya ha dejado su café y está sentado en el sillón, mirando su celular.
—Bueno, viendo que no tienes nada que ver, mejor me voy —acoto.
Alza la vista.
—Ni idea de qué hablas, pero ya viene el médico, ¿también quieres un psicólogo? —Enarca una ceja.
—¿Disculpa?
—No sé, te ves muy alterada.
—Estoy bien. —Me parece tan raro que me trate de forma amable.
—De acuerdo, linda, ya te abro. —Deja el celular en la mesita que tiene en frente y se levanta—. ¿Qué? —pregunta al ver mi expresión.
—No me llames linda, me causa escalofríos.
Se ríe.
—¿Y cómo quieres que te llame? No sé tu nombre, algún apodo te tengo que poner.
—Dime Gi... digo Gini, Gini Aneth Skarbelle —me invento un nombre y apellido, mezclando mis apodos.
No soy muy original, no me culpen.
—Se parece al nombre de alguien que me cae mal ¿No serás fan de Ginniska, cierto? Aunque ni siquiera sé si le queda alguno, después del papelón que pasó en el escenario la última vez.
—¿Eh? —expreso nervioso—. No, a mí no me interesa el mundo del espectáculo. —En realidad es toda mi vida, sin embargo es mejor no levantar sospechas.
No sé cómo terminé aquí, pero es seguro que él se burlaría si supiera quién soy.
—Será este el inicio de nuestra historia de amor —bromea, poniendo una mano en donde está su corazón y hasta exagerando—. Bien, hora de irse —expresa viendo mi gesto sombrío.
Sí, siempre estoy de malhumor, excepto cuando me encuentro actuando, ahí puedo ser quien yo quiera y olvidarme de mi patética existencia.
Salimos del departamento y Talk se acerca a un vehículo, entonces levanta unas llaves.
—No está mi chófer, pero te llevo —aclara.
—No, gracias —exclamo sin expresión en el rostro.
Abre la puerta del coche y de allí saca una cartera.
—De acuerdo, pero no te olvides de tus cosas.
—Estas no son... —Hago una pausa viendo su gesto atónito. Me mandará a un manicomio pronto si no le sigo la corriente—. Ah, sí, son, me confundí, gracias.
Sonríe.
—De nada. —Acerca su rostro al mío, entonces retrocedo, dándome cuenta de que me quería besar.
—Adiós. —Me giro para irme antes de que pasen cosas extrañas.
—¿Segura que no quieres que te lleve? —insiste y me detengo—. Creo que va a volver a llover.
Mi casa está cerca, pero no tengo las llaves ¿Qué hay aquí? Reviso la cartera y me sorprendo al leer una tarjeta.
"Gini Aneth Skarbelle".
¡¿Qué mierda?! ¡¡Es el nombre que acabo de inventar!!
—¿Gini? —Talk da unos pasos cerca de mí, así que me doy la vuelta a mirarlo.
—De acuerdo, llévame a... —Miro la dirección de la tarjeta, pero decido cambiar de lugar—. Necesito ver a Rouge, antes era tu mánager, ¿cierto?
Enarca una ceja.
—¿Y tú de dónde conoces a ese imbécil?
—No te importa ¿Me llevas o no?
—Bien —dice de mala gana.
Rouge es el único en quien confío y la persona más inteligente que conozco. Tengo que hablar con él sí o sí, debe ayudarme. Rou sabrá qué hacer, lo sé.
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La secta del cambio de género
ParanormalEn el pasado cuatro vidas fueron condenadas por el destino, lo que perjudicó por completo a sus reencarnaciones. Ginji, la puerta de todo, quien para entrar en el mundo del espectáculo se disfrazó de chica y fue descubierto, haciendo que el mal t...