The reunion of the Roses

Siete años después...

POV IB

Estaba sentada en mi pupitre mientras miraba el patio por la ventana de mi izquierda y escuchaba al profesor de matemáticas dar su triste y aburrida lección. ¿Acaso no se da cuenta de que ninguno de la clase puede seguirle el ritmo? Ah… que día tan aburrido.

-Señorita Ib, ¿puede salir a resolver el ejercicio que mandé ayer?

Ib, Ib, Ib… ese hombre solo me preguntaba a mí, supongo que es normal ya que es un viejo amigo de mi padre. Me levanté sin decir nada y terminé el ejercicio en unos escasos minutos.

-¡Como esperaba de la mejor alumna de la clase!

-Fukuwa-sensei, no debería decir eso. Está insultando al resto de la clase indirectamente. –Dije sin mostrar ninguna expresión en mi rostro y tono alguno en mi voz como era habitual en mí.

-¿E-eh? L-lo siento, no era mi intención…

Todos rieron por la bajo, yo simplemente volví a mi sitio en silencio para volver a sumergirme en mis pensamientos. La clase acabó y nos tocaba una hora libre ya que aún no había profesor de arte para ocupar tal hora y darnos clase.

-Perdón Ib, ¿podrías dejarme tu cuaderno un momentín? –Betty, la chica que se sentaba al lado mío siempre me pedía los ejercicios. Desde luego es una chica muy distraída.

-¿Por qué no atiendes más la próxima vez? Siempre estás pidiéndole los ejercicios a la pobre Ib. -Dijo Kou. Él es el chico que se sienta delante de mí y mi amigo de la infancia. Podría decir que es mi mejor amigo y que me sobreprotege un poco… demasiado siempre.

-¡P-pero me he quedado dormida! ¡No puedo hacer nada si las clases de Fukuwa-sensei son aburridas! –Protestó la chica.- Aunque… ¿t-te molesta que siempre haga esto Ib?

-¡PUES CLARO QUE SI! –Saltó el idiota de mi amigo.

-No realmente… -Dije pasándole mi cuaderno.

-¡¿Q-qué?!

-¿Ves? ¡No hay problema Kou-chan~! ¡Gracias Ib, te prometo que en lo que queda de semana no te lo pediré más!

-Vaya compromiso… -El chico dejó escapar un suspiro cansado. Una vez más había sido vencido por Betty.

-¡Oh! ¡Hay más rosas que la última vez! Dibujas muy bien. Es una pena que aún no podamos dar arte.

-Eh… si, g-gracias.

-Rojas, azules y amarillas… ¿por qué no haces de otros colores?

-…Me gustan esos… no necesito más. –Incontables recuerdos me vinieron a la mente en ese momento. Ya habían pasado siete años desde entonces.

-¿Hm? ¿Pero por qué hay más azules que de los otros dos? –Comentó Kou asomándose para poder ver mis dibujos.

No pude evitar un leve sonrojo en mis mejillas y, como si hubiera cambiado de opinión, volví a coger mi cuaderno rápidamente  quitándoselo de las manos a mi compañera.

-E-eso no os importa. –Dije guardándolo.

-¡CHICOS CHICOS! ¡TENÉIS QUE ESCUCHAR ESTO!

Kony, el chico más enérgico de la clase y un buen amigo de Kou vino corriendo hacia nosotros moviendo los brazos y dando gritos como un loco. ¿Por qué nunca puede entrar de una manera normal?

-¿Qué pasa? –Preguntó Kou a su amigo tras llegar a nosotros.

-¡YA HAY UN PROFESOR DE ARTE!

-Kony… no grites. –Le dije fríamente. De verdad que me molestaban sus berridos.

-P-perdón, he escuchado al señor Fukuwa y a la loca de física hablar sobre ello. No creo que tarde mucho en llegar.