Piloto

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Narrador omnisciente

Houston , Texas. Sábado 6:00 pm

Una chica iba de camino a casa, después de un largo día de trabajo, era un día lluvioso, Texas es parcialmente nublado todo el año. Los autos pasando de un lado a otro, ella trataba de esquivarlos, iba hundida en sus pensamientos. Las gotas caían con demasiada velocidad, y se extiendian sobre la superficie creando charcos enormes.

La chica se arrepintió de no haber llevado un paraguas, su abuela bien le advirtió que vendría una lluvia con gran magnitud, pero no le tomó mucha importancia puesto que un sonido emitido desde su chaqueta la sacó de sus pensamientos.

Cruzó la calle y se detuvo en una zona techada para tratar de no mojarse más de lo que ya estaba, tomó su teléfono para divisar de quien se trataba. Se sorprendió al ver que se trataba de su madre, vaciló un poco si debía contestar o no, ya que no llevaba un buen vínculo con ella.

Optó por no contestar, le llamaría más tarde, evitaba a toda costa mantener una conversación con ella, no se sentía cómoda. Guardo su móvil nuevamente en su chaqueta, no quería dañarlo, se encontraba mojado y mandar a repararlo no estaba dentro de sus alcances, no por ahora, ya que estaba ahorrando para cosas más importantes. 

Caminó hacia una esquina para esperar el autobús que la llevaría a su domicilio, se encontraba a veinte minutos, que para ella a pie sería una hora, era desmesuradamente lenta caminando.

Justo pasó el autobús, hizo la parada pero por lo visto al chófer le importó poco, ya que estaba demasiado lleno el camión, y lo único que ganó fue una tremenda salpicada de agua, el camión había pasado sobre un charco.

Pov: Rosé

Maldije internamente en mi cabeza, el día no podría ser peor, me sentía agotada, y mi ropa mojada no ayudaba mucho. Solté un quejido y comencé a caminar, "ya nada podría ser peor" repetía constantemente en mis pensamientos. Pasaron aproximadamente cuarenta minutos y por fin pude llegar a mi casa, saqué las llaves del bolsillo de mi pantalón.

Al abrir la puerta percibí unos diminutos pasos que venían hacia mí, sonreí al escuchar las pequeñas pezuñas de mi adorada Blondy, una pequeña Pomerania que agitaba su cola al verme. Sonreí en el instante en que brincó hacia mis brazos para que la cargara, yo me encontraba demasiado mojada, pero mi pequeña cachorra ni si quiera se inmutó. Me soltó un lengüetazo y yo no hice nada más que reír.

Pudo haber sido un día infernal pero nada me reconfortaba más que ver a mi pequeña mascota, que para mi era mucho más que eso, la consideraba como mi primogénita. Me di cuenta que mi abuela se encontraba en la cocina porque el olor a café inundó mis fosas nasales.

- Rosé, eres tú? - esa era la inconfundible voz de mi abuela, una voz que transmitía paz, demasiado tenue.

- Sí abuela, ya llegué - Bajé a Blondy de mis brazos y cerré la puerta, me quité los zapatos y los dejé en la entrada para no mojar la casa.

Con sumo cuidado me acerqué a la cocina donde estaba mi abuela, se sorprendió al verme toda mojada. No podía describir su cara pero podía ver un poco de preocupación en ella.

- Mi niña ... te dije que habría una fuerte lluvia, por qué no llevaste una sombrilla?, te puedes enfermar - Hice una media sonrisa al ver como se preocupaba por mí,  inclusive más que yo por mi misma.

- Lo siento, yo.... tú sabes que no me gusta cargar con más cosas, además constantemente pierdo todo y no quería que me pasara esta vez - en parte tenía razón, olvidaba todo en cualquier lugar - iré a darme una ducha, ahora vuelvo.

Me deshice de la ropa mojada, tomé mi móvil, quería escuchar un poco de música para relajarme, Heroin de Lana del Rey se escuchaba en los altavoces de mi teléfono, me quité las últimas prendas interiores que llevaba puestas, y me metí a bañar. La melodía sonaba de fondo, mientras me enjabonaba y caían algunos cabellos sobre mi rostro.

No pasaron más de 15 minutos y terminé de bañarme, me enredé en una toalla y salí del baño que se encontraba dentro de mi habitación, agradecía a Dios por eso, ya que podía salir desnuda del baño hacia mi cuarto y nadie podía verme. Aunque en realidad vivía sola con mi abuela, la casa era de dos pisos, contaba con cuatro habitaciones de las cuales dos estaban ocupadas, una por mi abuela y la otra por mi.

Me tiré en la cama, estaba demasiado cansada, había sido un día pesado, sobre todo teniendo que cuidar a niños pequeños. No me mal entiendan, amo a los niños pero es agotador cuidarlos por más de diez horas. Eran los hijos de mi tía, ella me pagaba por atenderlos mientras ella estaba trabajando. Vivía bien pero no me venía mal un poco de dinero extra. Me gustaba ayudar con los gastos de la casa y sobre todo comprar mis cosas con mi propio dinero.

No supe en qué momento me quedé dormida, el despertador sonaba fuertemente, aún no abría mis ojos pero pude apagar la alarma, después de unos momentos pude quedarme dormida otra vez. No duró mucho tiempo cuando de pronto sentí que alguien pasaba su lengua sobre mi cuello, y se dirigía a mi cara, trazaba varios besos desde mi mandubula y justo terminó en mi boca.





Hola blinks, soy nueva en esto de escribir jajs, espero le den un poquito de amor, sabré si les gusta la historia si votan por ella, PROMETO actualizar muy seguido. Los amo. <3
- D

Mi gran confusión [ Chaelisa ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora