Libro 4 | Saga Elementos | Tierra: El Hijo del Golem

Capítulo 9: Combate con el alma en juego

*Daniela

Cuando la pelea empezó éramos solo nosotros dos, pero a medida que todo avanzaba íbamos recibiendo público de todas las épocas del mundo, los antiguos Elementales de Agua vinieron a observar la pelea. Su primer ataque antes de que el público llegara fue lanzarme un latigazo que apenas logré esquivar, pero el latigazo solo fue una distracción para ocultar la patada a traición que me lanzó a la cara. Cuando me recuperé del golpe que casi me rompe la nariz fui recibida por mi ancestro que me tiró un puñado de arena a la cara, dejándome ciega. Durante los segundos que me tomó recuperar la vista recibí un golpe en el estómago y luego otro detrás del cuello, solo para después empezar a ser estrangulada desde atrás por el desgraciado:

- Una mujer Elemental de Agua – Comenzó a decir con un tono despectivo y asqueado mientras apretaba todavía más su agarre alrededor de mi cuello – Ustedes solo deberían servir para limpiar la casa, tener hijos, cuidar a los niños, obedecer a los hombres y…

- Y callar a las putas perras como tú.

Le di un cabezazo en la nariz y luego formé en mi codo un pico de hielo y lo apuñalé en las costillas. Ese movimiento hizo que me soltara y cuando estuve lo bastante lejos hice que se despistara con una pantalla de vapor. Todos los elementos son buenos a su manera, el fuego es potente, el aire es sensible, el rayo es veloz, la tierra es fuerza pura y el agua es versátil. De los cinco elementos, el agua es el que más puede adaptarse, pues puede estar en los tres estados de la materia: Sólido, líquido y gaseoso. Lo que hace que sea un elemento con muchos usos distintos y su único límite es la imaginación del usuario y, en el caso de todos aquellos que no son Elementales, la cantidad de agua que se tenga a la mano.

Aproveché la pantalla de vapor para acercarme a él por detrás, formé un pico en la punta de mi mano y estaba a punto de apuñalar a mi ancestro por la espalda, pero cuando iba a hacerlo una gran burbuja de agua se interpuso en el camino de mi mano y luego se congeló en una gran bola de hielo:

- ¿De verdad creíste que ibas a poder matarme con eso? – Preguntó mi ancestro con un tono arrogante y luego comenzó a reírse como todo un desquiciado – ¡YO MATABA A MIS ENEMIGOS DE ESA FORMA!

El hielo comenzó a subir por mi brazo y me enganchó a mi ancestro, quien procedió a golpearme el rostro aprovechando que no podía defenderme bien. El primer golpe me llegó a la nariz, el segundo a la boca, el tercero debajo del ojo y el cuarto iba acompañado de una nudillera con picos de hielo que se dirigía a mi cuello. Por suerte me di cuenta a tiempo y agarré a mi ancestro de la muñeca con la mano que aún tenía libre, pero él lo vio venir y me dio una patada en el abdomen que me hizo caer al suelo con él encima de mí.

La mirada que me lanzó era desquiciada, llena de locura, deseo, lujuria y maldad. No creo que se pueda ser más retorcido, se supone que yo soy su reencarnación y me está mirando con ganas de querer violarme ¿Puede haber algo más retorcido que eso? Como si me hubiera leído el pensamiento empezó a romperme la ropa con una sonrisa de loco que enseñaba sus dientes. No iba a permitir que este tipo me violara, no pasaré por lo mismo otra vez. Comencé a girar el hielo en el interior de la esfera que mantenía unidas nuestras manos, causando que nuestra atadura se hiciera trizas de adentro hacía fuera y una vez nuestras manos estuvieron libres pude apartarlo de mí con un chorro de agua.

Me levanté y me alejé con varios mortales hacia atrás hasta quedar sobre el océano a una distancia segura. Antes de que pregunten la respuesta es sí, puedo caminar sobre el agua si quiero, también puedo respirar bajo el agua y acariciar a los animales acuáticos si así lo deseo, mis habilidades únicas como Elemental de Agua. El caso es que el puto hijo de perra de mi ancestro me había roto la blusa del hombro derecho para abajo, por lo que ahora tenía mi sostén al descubierto: