Oneshot

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Se había convertido en un hábito…

Me acostumbré a esto…

Era lo único que podía calmar mi alma de ese despiadado destino que me arrebató todo…

Froté mis manos cubiertas por los guantes. Un invierno crudo que quería comerme como lo había hecho con mi madre. Suspiré indiferente al mundo que continuaba hablando a mis espaldas, o solo me había vuelto completamente loca y solo escuchaba sus voces. Claro, eran únicamente las voces que continuaban sintiendo lastima de mi persona. “Tenía solo 14 años cuando tuvieron ese accidente.” “Solo vivió ella, cubierta por los brazos de su madre ensangrentada.” “Debió haber muerto junto a su madre, no tiene a nadie en el mundo.” – Levanté la vista al cielo y cerré mis ojos, quería permitirle a esas tímidas lágrimas que volvieran a escapar.

                - No sabes cuanta falta me haces… me siento muy sola – Susurro sabiendo que nadie más que mi madre en el cielo me escuchará. Deposito el ramo de flores que he venido a dejarle. – Ya han pasado 7 años desde que te fuiste, y sigue sin ser agradable este tipo de aniversarios. Sé que la señora Kim es la mujer que dejaste encargada de mí, y ella me trata como si fuera su hija. Toda su familia me trata de la misma manera… pero tú eres mi mamá y te necesito – Derramo lágrimas incontenibles y tapo mi cara, los espasmos son más fuertes que yo y necesito arrodillarme frente a la tumba de mi madre.

Al marcharme de ese lugar, me detengo a observar cada nombre. ¿Cuántas personas llorarán de la misma manera que lo hago yo? ¿Estas personas tendrán alguien que los ame aquí en la tierra? Y cuando voy a doblar por un camino a la salida del cementerio, detengo mi vista en una muchacha, vestida de negro. Observa con detenimiento la placa de una tumba específica, está tan tranquila, tan inmutable y sé que no debería interesarme pero no puedo evitar acercarme a ella, quería reconfortarla, deseaba decirle lo que yo deseé que me dijeran cuando perdí a mi madre.

                - ¿Estás bien? – Pronuncié y sentía miedo de equivocarme con cualquier otro palabreo con el que hubiese comenzado. La observé y ella seguía en silencio, sin despegar la mirada de esa placa. Intenté tímidamente observar el nombre inscrito en la placa pero sentía que podía invadir su privacidad y solo volví a atreverme a abrir mi boca – No quiero ser entrometida, ni mucho menos molesta pero… ¿no sientes frío? – No había podido evitar darme cuenta, vestía unos pantalones negros ceñidos a su piel que seguramente eran muy helados y una blusa del mismo color traslúcida. Levanté la vista cuando ella giró su vista y me observó. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y por primera vez sentí algo más que miedo con una mirada así.

                - ¿Me hablas a mí? – Se señaló nerviosa y levanté una ceja extrañada. Asentí lentamente y ella desvió la mirada. Sus manos temblaron y todo su ser, intenté tocar su hombro, pero me evadió – No me toques.

                - Lo siento, yo solo quería…

                - No te me acerques de nuevo. ¿De acuerdo? – Fueron palabras tan molestas que no sabía si sentirme apenada por haberme acercado o enfurecerme.

                - L-lo siento… te vi y pensé que estabas a punto de llorar, quería apoyarte pero…

                - No existe apoyo para mí… - Susurró y salió corriendo lejos de mí. Quería simplemente huir y se lo permití, era clara la razón.

Día tras día, comencé a visitar la tumba cercana a la de mi madre, esperaba volver a verla y no tenía idea del porqué. La noche después de que la conocí, comencé a soñar con ella y solo quería volver a verla para que me explicase que me estaba pasando. – Me senté frente en un banco del cementerio y solo observé todo el lugar.

My Love is a GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora