Hasta Que Ella Te Recuerde.[finalizada].

parte 23.

Derek.

Al llegar a mi casa me encuentro a Morgan riendo con mis padres, pero mi madre palidece al verme, ella sabe que ya tengo otra novia, novia a quien ya conoció.

- ¿ qué haces aquí morgan?- mamá me mira mal al instante al escucharme hablar así.

- solo quería hablar contigo.

- lo siento pero...

- por favor Derek.

mamá deja su te sobre la mesa del centro.

- los voy a dejar solos.- ella se va y me quedo con Morgan a solas.

- ¿ de qué quieres hablar conmigo?.

- de lo nuestro Derek.

- Morgan, lo siento pero lo nuestro se acabó hace como ocho meses, así que ya no hay nada entre nosotros.

- por favor Derek, no creo que me hayas  dejado de amar, lo que creo es que estás despechado por lo que pasó con Eric.

- no, me enamoré de Tara, eso es lo que paso

- no te creo- Morgan se acerca a mi e intenta tomar mi rostro.

- pues creelo, la amo- ella abre los ojos sorprendida.

-¿amarla?,¿ como puedes decir aquello?, para que tu me dijeras que me amas tuvieron que pasar un maldito año Derek.

- por favor, déjanos en paz Morgan.

- no te reconozco Derek.

- también cambié Morgan y me gustaría que te vayas de mi casa.

- Tara no te ama como yo lo hago Derek.- es lo último que dice antes de irse.

Mamá aparece y me abraza.

- no debí hacerla pasar, lo siento.

- tranquila, está bien.

Por la noche le cuento a Tara de la visita de Morgan, lo hago porque no quiero que haya secretos entre los dos, porque no quiero perderla y porque quiero que confíe en mi como yo lo hago en ella.

Amanda.

El chico con quien me acostaba era Tomás, el llega al orgasmo y se cae sobre mi cansado, siento su respiración en mi cuello, pasan como dos minutos hasta que se sale de mi interior y se aparta de mi, voy a levantarme para vestirme e irme pero el me toma del abrazo.

- quédate a pasar la noche, ya es tarde para que te vayas.- dice el con la voz ronca.

- sabes que no me quedo.

- solo por hoy Amanda, además  repito, es peligroso a éstas horas.- suspiro, ya eran las dose de la noche, pero cuando Tomás me llamó ya eran las diez, la hora pasaba volando y el pagaba bastante bien.