Día 7: Unidos por el destino

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"Diversión obligatoria" parecían ser las nuevas palabras favoritas de Kori. Desde la llegada del nuevo Robin, aka Damian Wayne, a los Titanes, las salidas grupales se habían duplicado.

"Es una buena oportunidad para relacionarnos y conocernos mejor." Fueron las palabras de la líder del equipo, pero claro, era fácil para ella decir eso cuando la mayoría de las veces Dick llegaba casualmente a Jump City. Al final del día los adultos del equipo se quedaban unos pasos atrás y quien tenía que aguantar las elocuencias de sus compañeros era Raven.

En esta ocasión, Kori los llevó a la feria del condado. Habían visitado una cuando recién había llegado Damian y si bien, habían pasado un buen rato y entre todos se llevaban mejor que en aquel entonces, tanto Garfield como Jaime se ponían competitivos a la hora de juntar tickets y ocasionalmente, Damian también.

"Esto es demasiado fácil." Decía el hijo de Batman cuando Garfield trataba de molestarlo.

Raven suspiro, caminando por su cuenta por los pasillos de la feria, aprovechando un momento de paz mientras el resto del equipo discutía quién podía llegar más alto en el martillo de fuerza.

"¿Quieres una lectura de cartas, muchacha?" Una mano con cartas extendidas como abanico interrumpió su camino. "O quizá prefieres una lectura de manos." Y de un solo movimiento las cartas desaparecieron y las manos arrugadas y frías tomaron la mano de Raven entre las suyas.

En un solo movimiento, Raven quitó su mano, dando un paso atrás. "No estoy interesada." La mujer de largo cabello, sostenido por una banda verde, observó su rostro y se detuvo en la pequeña gema que yacía en su frente y sonrió.

"Eres una persona con mucho poder, quizá te interesaría más... ¿un amuleto de la suerte?" Y detrás de ella sacó tres cuarzos de diferentes colores. "Morado para el estrés y conciliar el sueño, blanco para despejar la mente y tener armonía y turquesa para proteger la mente de malas vibras. Tengo más si te interesan."

Raven frunció el ceño dando un paso hacía la mesita que exhibía diferentes amuletos y baratijas. Era una curiosa elección de piedras las que le enseñó, pero no se dejó impresionar.

"¡Viejo! ¡Lectura del futuro!" La voz de Garfield se escuchó detrás, Raven volteo para verlo llegar junto con Jaime.

"Por un dolar puedo contestar una pregunta de si y no." La adivina ya estaba al lado de Garfield moviendo las cartas muy rápido, delante de sus ojos.

"¡Genial! ¡Toma un dólar! A ver, que puedo preguntar,¿voy a encontrar el amor?."

"Si" respondió la adivina.

"¡Genial! Jaime tu turno, preguntale algo." Garfield dio una palmada a Jaime pero él solo negó con la cabeza.

"No, hermano, eso es del diablo, sin ofender, Raven." Raven sólo asintió y prosiguió observando los amuletos.

"Es cierto, Raven, Raven, Raven." Garfield movió las manos, tratando de llamar la atención de la mitad del demonio. "¿Tú vas a poder leer las manos?"

Jaime ahogó una risa y volteo a ver a Raven quien puso los ojos en blanco. "Si, Garfield, esa es la epítome de mis poderes, leer las cartas." contestó con una sonrisa sarcástica antes de volver su atención a la mesa delante de ella.

Sin embargo, a medio camino un objeto brillante llamó su atención. En un mueble al fondo de la tienda, guardada en una cajita de cristal junto con otros objetos que parecían un poco más valiosos de los que estaban al frente, yacía una piedra verde pálido.

"¿Y esa piedra?" la pitonisa que había puesto su atención en Garfield, volteó abruptamente, llevando sus ojos de Raven a la caja de cristal y le sonrió a Raven.

Unidos por el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora