17º La sangre

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Frank decidió que aunque seguía adolorido ya era momento de ir a la escuela. Durante las clases no se quitó en ningún momento el suéter que llevaba puesto para evitar que los demás vieran los horribles moretones que tenía en los brazos y durante educación física mintió diciendo que tenía un fuerte dolor de cabeza para no cambiarse de ropa frente a los demás.

El resto del día continuo de lo más normal. Frank se concentró en sus clases y así no tuvo que pensar en Gerard y lo que había pasado hace unos días.

Por otro lado, Gerard había tenido que salir de ahí aquel día. El aroma de Frank y su corazón palpitando a toda velocidad habían causado que perdiera el control. Si no se hubiera marchado de ahí en cuento antes lo habría matado.

Durante los siguientes dos días el vampiro tuvo que evitar al más chico a toda costa para bajarse la calentura. Ni siquiera lo llamo pues simplemente escuchar su voz hacia que el deseo carnal volviera, y con "deseo carnal" no se refería a algo sexual, sino al hambre, al deseo de desgarrarle la piel y beber su sangre fresca. Eso no era bueno.

Para saciar su hambre, Gerard se pasó dos días de caza. Bebiendo y bebiendo de gente inocente.

No le dijo a nada a Mikey pero obviamente el menor se dio cuenta de que algo había pasado entre la pareja.

—¿qué pasó entre tú y Frank?—preguntó sin dar rodeos.

—No se de que hablas—respondió Gerard.

—por favor—Mikey rodó los ojos—eres tan obvio.

—de acuerdo...—cedió el más grande. No podía mentirle a su hermano—digamos que tuve un pequeño problema controlando mis instintos.

Gerard explicó lo sucedido, como las cosas se habían calentado para después salirse de control. Mikey, aunque había aprobado la relación de su hermano, argumentó que seguía creyendo que era una mala idea relacionarse con un humano precisamente por estas razones.

—tal vez deban sepárese—opinó Mikey.

—Jamás podría hacer eso.

—Lo siento pero creo que no hay otra opción, a menos que....

—¿a menos que qué?

—Gerard ¿estás seguro de que Frank es la persona indicada para ti?

—Completamente.

—tal vez deberías considerar convertir a Frank.

—¡estás loco!—exclamó Gerard.

—es la única manera en la que estarán juntos.

—jamás podría hacerle eso—Gerard comenzó a caminar de un lado a otro frenéticamente—no puedo acabar con su vida de esa manera.

—ahora son una pareja—argumentó Mikey—es decisión de ambos.

Gerard sabía que Mikey tenía razón pero jamás lo admitiría. Convertir a Frank en vampiro, eso era peor que la muerte.

Le dio vueltas y vueltas al asunto pero siempre llegaba a la misma conclusión: ni de broma convertiría a Frank en un vampiro. Jamás.

Decidió olvidarse del asunto y al tercer día del incídete decidió que ya era tiempo de hablar con Frank. Lo extrañaba y no podía evitarlo por siempre.

Se puso sus lentes de sol y con sombrilla en mano salió a la calle. Caminó hasta llegar a la escuela del muchacho y espero a que fuera la hora de salida tranquilamente debajo de la sombra de un árbol.

Pasaron unos minutos y los alumnos comenzaron a salir. Rápidamente logró percibir el dulce olor de Frank, así fue como logró identificarlo entre la muchedumbre.

El vampiro se aproximó al chico.

—¿qué haces aquí Gerard?—preguntó este de manera cortante.

—tenía que hablar contigo—respondió.

—creo que dejaste las cosas bastante claras la última vez—Exclamó y siguió caminando.

Gerard lo detuvo sosteniéndole el brazo.

—por favor Frank, hablemos—suplico.

El más joven suspiró.

—Bien...

Caminaron hacia el hogar del más joven mientras charlaban.

—Solo quería pedirte perdón por lo del otro día, sé que fue algo muy fuerte.

—Está bien, lo entiendo.

—No, no es cierto, no lo entiendes—explicó Gerard—estoy pasando por algo terrible, estos días mi sed de sangre ha sido insaciable, he hecho cosas terribles para tratar de acabar con este sufrimiento y no me siento orgulloso de ello.

—¿te refieres a...?—¿...asesinar? Frank no pudo terminar la oración pero Gerard sabía perfectamente a lo que se refería.

—Sí—afirmó Gerard mirándolo fijamente. Frank sintió un escalofrío.

—Entiendo...—Frank apartó la mirada y continuó caminando—pero eso no justifica el hecho de que me ignoraras estos días, pudiste haber llamado o algo.

—Créeme que quería hacerlo Frankie pero el simple hecho de pensar en ti hacia qué mis instintos se encendieran y solo había una cosa que podía calmarme.

—¿mi sangre?—tragó saliva y el campito asintió.

—por alguna razón tú sangre me vuelve loco. Toda mi humanidad se desvanece cuando tu aroma llega a mi.

—Entonces hazlo—exclamó Frank—muérdeme y bebe si eso te hace feliz.

—¿estás loco? Eso te mataría.

—no me importa si eso te complace.

—me complace más que estés a mi lado, no importa que nuestras naturalezas no nos permitan estar juntos, estos días sin ti han sido insoportables. Te necesito.

Gerard colocó una mano en la mejilla de Frank. El más chico sintió confort al tacto con la helada piel del vampiro.

—Yo también te necesito—contestó.

Finalmente llegaron a casa de Frank. Subieron a su habitación y una vez ahí Gerard depositó un tierno beso en los labios de su amado.

Pasaron toda la tarde juntos tratando de olvidar el problema que habían tenido recientemente y cuando la noche llegó se acurrucaron en la cama. Rápidamente Frank se quedó dormido en los brazos de Gerard quien se quedó ahí hasta que amaneció.

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Holaaaa
Siento mucho la tardanza

El Vampiro de la Calle 37 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora