La primera vez que lo vió, aquella primera vez que empezó a sentir ese extraño sentimiento del amor adolescente. Aquel, en dónde se concentraba más en verlo a él que en leer sus libros.
Su físico le hacía sentir cálida, le hacía sentir como si fuese ella la protagonista de aquel libro en dónde tenía un amor de verano y el chico y ella se profanaron amor eterno aunque fuesen adolescentes.
Aunque fuese algo tan cliché
El libro y el rostro de ese chico le hacía pensar en Otoño, en aquellas hojas que iban de colores amarillentos a naranjas, rojizos y vinotinto. Hojas en degrade de colores cálidos y en una suave brisa helada que la hace sentir que flota.
Iba constantemente a la biblioteca, más de lo habitual. Todo se debía a aquel chico de cabellos oscuros ondulados que ni siquiera volteaba a verla.
La mesa que le correspondía a ella quedaba a unas dos de la del chico, agradecía en ese entonces su buena vista ya que siempre detallaba el perfil del chico cuando lo veía leyendo.
Habían pasado unos días cuando empezó a verlo leyendo junto a una chica y aún así, seguía volteando a observarlo, sin importar siquiera la cantidad de veces que la otra chica se había percatado de como ella lo miraba.
Parecía sumamente extraña la forma en la cuál su rostro le hacía dejar de leer, la forma en como siempre quería contemplarlo sin siquiera importarle si los demás se percatan de ello o rumoraban que había una niña de aproximadamente doce años enamorada de un chico de un programa de estudio y refuerzo.
Pronto había empezado a tratar de adivinar su nombre luego de escuchar a las personas que leían junto a él mencionar su apellido.
"Torres". Escribía siempre en la parte de atrás de sus cuadernos y recorría las calles de los alrededores de la biblioteca con la esperanza de algún día verlo y sentirse en aquel sueño de Otoño.
Pero sus intentos fallidos por volver a verlo se vieron cruelmente interrumpidos cuando fue llevada a la fuerza a una ciudad vecina debido a los incontables pleitos de su madre con la familia de su padre.
Atravesando parte de la adolescencia y su cambio de ciudad completamente sola. Su madre le contagiaba aquel nostálgico sentimiento al haberse separado de su padre. El ambiente siempre se entornaba a colores grises, comidas insípidas y la casa se mantenía en total silencio.
Al poco tiempo de vivir allí, entra a un nuevo colegio y conoció a dos chicas que le ayudaron a terminar de adaptarse. Le ayudaban en sus tareas, la distraían e incluso leían junto a ella aunque no fuesen fanáticas de la lectura. Poco después conocieron a otra chica en la misma etapa de cambio por la cuál había pasado ella anteriormente. La acogieron de igual forma, manteniéndose siempre juntas en su propia burbuja.
En un círculo social en el cual se basaba tan solo en ellas cuatro. Si alguna conocía alguien las demás también debían conocerlo. Si alguien necesitaba una opinión sobre algo, allí estaban también ellas para ayudar y colaborar.
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AUTUMN
Teen FictionJill se convierte en la obsesiva chica del color naranja, rojo, del otoño, del chico de cabellos ondulados y piel canela que la hace pasar de la nostalgia a hacerla sentir cálida. Ha vivido sumida en una burbuja azul con una rutina ínsipida, disocia...