Historia antigua personal

Otoño de 2013

00:14

    A sabiendas de que nunca leerás esto, no sé por dónde empezar. Podría comenzar con esta pregunta: ¿por qué nunca me lo contaste? Llevabas años sufriendo. ¿Por qué no me pediste ayuda? Me arrepiento de no haberlo hecho, de no haberme dado cuenta. ¿Por qué no quisiste que yo, tu (ex) mejor amiga, te aconsejase y siquiera lo supiera? Te echo de menos.

    Echo de menos tus dibujos por mi cumpleaños, tus risas tontas, todos tus aciertos y errores, tus quejas constantes y mis quejas al respecto, nuestros más y nuestros menos y todos tus consejos. Echo de menos que me vengas a buscar al colegio. Te echo de menos y te busco con la mirada por las calles que frecuentas. Aunque no nos vayamos a hablar, me gusta verte y ver que sigues bien, aunque en el fondo no sea así.

    Si hice algo mal, lo siento. Échamelo en cara. Recrimíname todo lo que quieras. Me lo merezco, pero me gustaría que supieras que he pasado unas épocas malísimas, horribles, y aún las estoy superando. Como tú. Todos tenemos problemas, quien más, quien menos, y deberíamos aprender a pedir ayuda. Yo estoy aprendiendo, poco a poco, y me arrepiento de no haberte pedido ayuda, además de arrepentirme de que no me hubieses pedido ayuda tú. Como puedes ver, todos fallamos, y he sido yo quien ha salido perdiendo. Porque de ti no sé nada.

    Me prometí a mí misma no volver a dirigirte la palabra, verte, ni querer saber nada de ti. Y aquí estoy, cerrando Twitter tras stalkearte una vez más. Porque aún me importas, y me importas más que antes. Porque a pesar de no ser de tu palabra, ahora sé de tus problemas, no como antes. Soy una niñata estúpida, y te dije de todo sin pensar en ti. Lo siento. Soy una creída de mierda y me sentía superior a ti, aún sin serlo. Lo siento. Soy una egocéntrica inmadura y sólo me importaba lo mío. Lo siento, y lo sentiré siempre. Perdóname, pot favor.

    Te echo de menos. Lo siento. Perdóname.